El biólogo y bacteriólogo escocés Alexander Fleming ha pasado a la historia como descubridor de la penicilina, un avance médico que salvó millones de vidas, especialmente de afectados por la tuberculosis. El descubrimiento le valió la concesión del Premio Nobel de Medicina en el año 1945 conjuntamente con Howard Florey y Ernst Boris Chain. Tres años más tarde, Fleming visitó la ciudad de Barcelona, respondiendo a una invitación del doctor Lluís Trias de Bes i Giró, director del Hospital de Infecciosos de Nuestra Señora del Mar, el actual Hospital del Mar, en nombre del Ayuntamiento. Entre el 26 de mayo de 1948 y el 8 de junio, Fleming visitó la ciudad, participó en actividades lúdicas y académicas, además de ser recibido y agasajado por las autoridades locales del momento.

La visita de Fleming tuvo una importancia capital en aquella Barcelona de la autarquía franquista y fue ampliamente cubierta por la prensa local. A modo de ejemplo, La Vanguardia le dedicó 21 noticias, además de aparecer en la portada del diario en 8 ocasiones, según recoge el trabajo L’impacte de la visita d’Alexander Fleming a Barcelona l’any 1948. Uno de aquellos artículos del diario mencionado destaca que el propio Fleming quedó gratamente sorprendido por la “demostración espontánea de afecto que por parte de todas las clases sociales ha tenido en Barcelona”. Dicho de otra manera, aquel viaje fue tanto o más importante que el que hizo Einstein a la capital de Catalunya en 1923

Ahora bien, aunque Fleming visitó Barcelona invitado por Trias de Bes en calidad de colega profesional, para reconocer la importancia del descubrimiento de la penicilina y también para poner Barcelona en el mapa de la medicina moderna, ahora se ha descubierto un detalle hasta ahora desconocido de aquella visita, el papel de mediador de un personaje bastante singular: el pintor, coleccionista de arte, mecenas y multimillonario Joan de Saridakis, egipcio de ascendencia grecochipriota residente en Mallorca que es recordado, principalmente, por ser el propietario del palacio de Marivent, finca que se hizo construir y donde residió hasta su muerte, en 1963 y que actualmente, tras de una cesión no del todo transparente, es residencia real.

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Lluís Trias de Bes (izquierda) pone un clavel en la solapa de la americana de Alexander Fleming, una tradición del día de Corpus, el 27 de mayo de 1948, con la catedral de Barcelona al fondo / Carlos Pérez de Rozas - Efe

Saridakis se llamaba, oficialmente Ioannes Dionisos Saridakis Tomazakis, pero su nombre se catalanizó como Joan de Saridakis y se castellanizó como Juan de Saridakis, con un de que lo ennoblecía pero que, en realidad, provenía de su costumbre de firmar como Joan o Juan D. Saridakis. En todo caso, en referencia a la visita de Fleming a Barcelona, dos médicos jubilados y ahora investigadores, Antoni Gelabert Mas y Luís Grande Posa han hecho un descubrimiento que el primero de los dos define en declaraciones a ElNacional.cat, como “sorpresa sorpresiva”: Saridakis fue el encargado de gestionar la visita de Fleming a Barcelona por encargo directo de Trias de Bes.

Saridakis y Trias de Bes: “La relación pasó de ser paciente a amigo personal”

Gelabert, que con Grande prepara una biografía de Saridakis que, si todo va bien, aparecerá a finales de 2026, ha tenido acceso a todo tipo de documentación y archivos familiares, y eso le ha permitido hacer este “descubrimiento”. De hecho, los dos investigadores han podido determinar que Saridakis era paciente de Trias de Bes y que “la relación pasó de ser paciente a amigo personal”, hasta el punto de que el mecenas y multimillonario compró un piso en el barrio de Les Tres Torres de Barcelona, en el mismo edificio donde vivía el doctor. Además, tal como el propio Gelabert avanzó en un artículo sobre la cuestión en el Diario de Mallorca, una vez tomada la decisión de invitar a Fleming surgió la necesidad de encontrar quién haría la gestión.

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Gabriel Cañellas y Juan Carlos I fotografiados en el palacio de Marivent con un autorretrato de Saridakis al fondo. La cesión de Marivent a la Casa Real es un epílogo no del todo transparente del legado de Saridakis / Foto: Govern de les Illes Balears

Es aquí donde aparece Saridakis, que además de amigo personal de Trias de Bes, era un hombre viajado, con contactos en todas partes y que hablaba inglés en una época en que en Catalunya, si alguien hablaba una lengua extranjera, esta era el francés, como era el caso de Trias de Bes. Dicho y hecho, Saridakis recibió el encargo “en nombre del hospital y del Ayuntamiento” y en uno de sus habituales viajes a Londres pudo entrevistarse con Fleming y su esposa en aquel momento, Ana Marconi, en el The Wight-Fleming Institute of Microbiology del Saint Mary’s Hospital de la capital británica, donde le transmitió la invitación en nombre de Trias de Bes, a pesar de que el premio Nobel ya había recibido una notificación municipal sobre el mismo asunto.

En aquella reunión, Fleming ya aceptó y entonces el papel de Saridakis fue el de “planificar” el viaje, comenzando por una primera visita de Trias de Bes a Londres para establecer un primer contacto, que según Gelabert habría financiado el mismo Saridakis. Concretados los detalles de la visita de Fleming a Barcelona, Saridakis pasó a una “segunda línea” y, de hecho, no participó en primera línea en ninguno de los actos en los que tomó parte Fleming ni hay ninguna fotografía que recuerde su papel. “Saridakis prefirió mantenerse en la sombra una vez conseguida la visita”, apunta Gelabert.

A partir de aquí, el resto es historia conocida. Fleming visitó Barcelona entre el 26 de mayo de 1948 y el 8 de junio, participó en actos académicos, pronunció conferencias y fue agasajado por las autoridades, pero también pudo conocer detalles de la vida barcelonesa, como la tradición de las floristas de la Rambla, que le obsequiaron con un ramo o la celebración del día de Corpus, que cayó el 27 de mayo, y donde se le obsequió con un clavel, como era la costumbre de la época, además de visitar lugares como el Poble Espanyol. La visita, en todo caso, fue beneficiosa para la ciudad, que pudo exhibir sus virtudes científicas y ciudadanas ante un premio Nobel reputado como el descubridor de la penicilina, aunque el gestor de todo ello, Saridakis, prefiriera quedarse entre bambalinas.

Monumento en el Raval

Unos años más tarde, en 1956, Barcelona quiso recordar aquella visita de Fleming, que había fallecido el año anterior, con la inauguración de un monumento situado en la fachada posterior del edificio del Colegio de Cirugía, en el complejo del Antiguo Hospital de la Santa Creu, en los jardines del mismo nombre del Raval de Barcelona -actualmente en obras de renovación-, descartando una primera intención de situarlo en La Rambla para acercarlo a la Academia de Medicina, situada en el mismo complejo. La obra, un busto sobre una fuente, fue obra de Josep Manuel Benedicto y fue objeto, en 1958, de una visita de la viuda de Fleming, Amalia, con quien se había casado el premio Nobel en 1953.

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Estado actual del monumento a Fleming, con los jardines del mismo nombre en obras / Foto: Jordi Palmer

 

 

Imagen de apertura: Fleming recibe un ramo de rosas de una florista de La Rambla, en una imagen captada el 28 de mayo de 1948 / Foto: Carlos Pérez de Rozas - Efe