Hace prácticamente un año, a principios de julio de 2024, el Ayuntamiento de Barcelona frenó la expansión en el distrito de Ciutat Vella de establecimientos como tiendas cannábicas o growshops, de accesorios de móviles -las conocidas como tiendas de carcasas- y salones de pedicura/manicura, con la suspensión de licencias para imposibilitar la abertura de nuevos comercios de estos tipos, a la espera de que un nuevo plan de usos los regule de manera efectiva. Un año después, este plan de usos ya está casi terminado, con la intención de aprobarlo inicialmente en comisión de gobierno el día 26 de junio y con el objetivo de conseguir la aprobación definitiva a finales de septiembre o principios de octubre. Esta misma aprobación inicial comportará el mantenimiento de la suspensión de estas licencias, hecho que se combinará con un refuerzo de las inspecciones para detectar posibles incumplimientos.

Así lo ha explicado este viernes el concejal de Ciutat Vella, Albert Batlle -también teniente de alcaldía de prevención y seguridad- que ha presentado los principales ejes del nuevo plan de usos, con algunas novedades importantes, como el levantamiento de las suspensiones de licencias en la Rambla para las nuevas actividades culturales, mientras que el resto continuarán suspendidas, así como la decisión de juntar en un solo plan de usos los dos hasta ahora existentes, el que abarcaba todo el distrito y el específico de la Rambla. Eso sí, se prevén dos ámbitos singulares con normativas diferentes para los dos principales ejes de Ciutat Vella, la ya mencionada Rambla y la Via Laietana, que precisamente está a punto de finalizar toda la obra de reurbanización. No se incluyen en este plan de usos ni los tres mercados municipales -Santa Caterina, la Barceloneta y la Boqueria- ni la zona del puerto.

De hecho, según ha indicado Batlle, la intención del nuevo plan de usos es la de proteger la diversidad comercial del distrito, pero manteniendo las restricciones a los tipos de comercios que desde el Ayuntamiento se considera que hace falta evitar o, cuando menos, frenar la proliferación, donde también entran las tiendas de souvenirs, además de establecer nuevos condicionantes para abrir determinados comercios en función de sí ya existen de similares a su entorno. Ahora el primer paso será la aprobación en comisión de gobierno y, seguidamente, la exposición pública, pero el más destacado será un nuevo replanteamiento de los epígrafes para poder restringir actividades económicas como las tiendas de souvenirs, el comercio no cotidiano no alimentario y las actividades asociativas privadas, con la intención clara de condicionar al máximo la apertura de nuevas asociaciones cannábicas, cobijadas habitualmente bajo el epígrafe de clubs privados.

En paralelo, desde el distrito se quiere reforzar la función inspectora, necesaria para asegurar el cumplimiento del plan de usos, entendiendo esta actividad como indiscernible del buen funcionamiento del mismo. Esta actividad, precisamente, permitirá detectar incumplimientos en la normativa en aquellas actividades económicas que, según Batlle, "no aportan valor añadido", en referencia a las cannábicas, las carcasas y las pedicuras y manicuras, unos comercios que, a raíz de la suspensión de nuevas licencias han frenado su proliferación en el distrito.