El pasado pleno municipal, que tuvo lugar el 30 de septiembre, supuso la marcha de un veterano de la política, el exministro, expresidente de la Diputación de Barcelona y exalcalde de l'Hospitalet de Llobregat, Celestino Corbacho, que con 72 años decidió cerrar su trayectoria, que en esta última etapa ha sido la de concejal en el Ayuntamiento de Barcelona por Ciudadanos. Lo que no se preveía en el momento de la despedida era que su marcha causaría un revuelo en el grupo municipal de Ciudadanos que puede acabar con la relegación a un papel secundario de la actual presidenta del grupo municipal y alcaldable por Cs a las elecciones municipales de mayo de 2023, Luz Guilarte.

Aunque fuentes del grupo municipal se limitan a señalar que "probablemente" habrá cambios internos que pueden afectar a la coordinación del grupo, tal como ha adelantado Crónica Global y ha podido confirmar elNacional.cat en el entorno del partido unionista, el juego de sillas provocado por la marcha de Corbacho ha originado un cambio en los equilibrios de poder internos del grupo municipal. La nueva concejala, Noemí Martín, no sólo ha entrado en el pleno municipal después de su etapa como consejera de Nou Barris, sino que ha hecho frente común con el concejal Paco Sierra, que aspira a ser presidente del grupo municipal y a colocar a Martín como portavoz, dejando para Luz Guilarte el papel -secundario en un grupo de sólo tres concejales- de portavoz adjunta. Un amotinamiento en toda regla

Carrizosa pierde el control de Barcelona

Esta maniobra, a poco más de siete meses de las elecciones municipales, tiene una derivada, según señalan las fuentes consultadas, que es la posibilidad que Guilarte pierda también su condición de alcaldable al 28-M, y todavía más, torpedea la estrategia del líder del partido en Catalunya, Carlos Carrizosa, y por extensión, de la presidenta de la formación, Inés Arrimadas, de intentar salvar los muebles de los deshechos del partido con una imagen de fuerza en el ayuntamiento de la capital de Catalunya, uno de los pocos espacios donde las encuestas todavía los dan posibilidades de conseguir representación, aunque otros sondeos los dejan fuera de la Cas Gran. Hay que recordar también que Guilarte fue nombrada alcaldable sin proceso de primarias y con el visto bueno de Carrizosa.

La crisis, que se inició el lunes con los primeros movimientos, se podría resolver en las próximas horas o como mucho, días, pero abre las incógnitas de que pasaría en caso de que Guilarte pierda su condición de presidenta de grupo municipal. En todo caso, lo que es evidente es que la formación que se presentó el año 2019 como la gran esperanza unionista con Manuel Valls como cabeza de lista, no sólo fracasó al sacar seis concejales, sino que a lo largo del mandato se ha ido empequeñeciendo, con una composición actual de tres concejales para Ciudadanos, dos para Valents y Marilen Barceló como concejala no adscrita. Y todavía se podría resquebrajar más en el supuesto que se rompiera formalmente el grupo de Ciudadanos.