La consultora geotécnica GMS Internacional Group, con sede en Barcelona, es la encargada de validar que un suelo tiene las características adecuadas para poder asentar un parque fotovoltaico o eólico y lo hace con terrenos de todas las características posibles, desde las dunas del desierto a subsuelos inundables, por ejemplo. Su labor se ha diseminado por todo el mundo desde que en el 2012 un cliente les pidió que hicieran un estudio para la implantación de un parque fotovoltaico en Inglaterra y de allí fueron a México y Chile, después ha venido Dubai, Irlanda... y GMS Internacional se ha convertido en una ingeniería mundial que evalúa el riesgo del suelo —el conjunto de factores del suelo que pueden representar un riesgo para la viabilidad de los proyectos— y certifica cómo y de qué manera habrá que hacer las obras para levantar un parque fotovoltaico o eólico. Así, tiene en cuenta los efectos que causarán sobre la estructura factores como el peso de la nieve, la fuerza del viento, las tormentas o el esfuerzo sísmico del suelo, dependiendo de la ubicación geográfica del futuro proyecto. Inició su internacionalización en Latinoamérica, concretamente en México y Chile, donde cuenta con sedes propias con socios locales (GMS Internacional Chile y Geología MS Internacional en México), porque la empresa tiene claro que hace falta "ser global, pero pensar en local".

El conocimiento que acumula el equipo de 22 técnicos que dirige Joan Pau Singer, desde el barrio de Sant Andreu, en Barcelona, ha permitido diseñar un modelo de cálculo específico, con una metodología muy concreta (One-Stop-Shop) que no existía antes en Europa para grandes superficies de terreno, y que "ahora es nuestra tarjeta de presentación allá donde vamos y que, quien puede, nos copia, manifiesta Singer. Este método consigue un mayor grado de eficiencia y rapidez. Casi el 80% de los estudios técnicos que llevan a cabo son de geotècnia y geológicos para saber cómo es el terreno y su subsuelo, e hidrológicos e hidráulicos, para conocer el posible riesgo de inundabilidad, por ejemplo, pero también reciben encargos para ingeniería civil —edificación de infraestructuras, carreteras, puentes, taludes—, topográficos y análisis medioambientales. A medio plazo, y dada la evolución del sector energético y su transición a las energías verdes, la compañía también asumirá, según prevé Singer, estudios geoeléctricos, porque si no se hacen las inversiones necesarias en la renovación y mejora de la red eléctrica, esta quedará saturada, y habrá que hacer una importante apuesta para el almacenaje en baterías, cuyo peso también lo tendrá que aguantar el terreno. Una tendencia que ya se está detectando a España, en los últimos meses, admite.

Durante el 2023, la ingeniería ha desarrollado 106 proyectos, el 73% de ámbito internacional, y cierra el año con una facturación de 1,75 millones de euros. GMS, que trabaja en más de 50 países de 4 continentes, se ha posicionado como un socio de referencia de las grandes empresas energéticas como Acciona Energia, Enel o Trina Solar. Con centenares de proyectos elaborados (unos 650 en 45 países y más de 10.000 hectáreas supervisadas) desde 2007 y una cartera de clientes que va de estas grandes constructoras y promotoras españolas al principal fondo de inversión noruego y de Europa en temas medioambientales, Statkraft, pasando por la china Junko o el gigante de las energías renovables Masdar, de Emiratos Árabes, Joan Pau Singer dice que ahora "es el momento de dar un salto importante en Europa, España incluida, y Chile, donde ya estamos presentes", mientras que en México el mercado está "parado". Singer explica que el potencial de cada país, va en función del tipo de regulación vigente en cada momento, y "ahora no es un buen momento en México, como también ha pasado la fiebre de las renovables en Inglaterra".

Joan Pau Singer Fundador y CEO de GMS Internacional Group B
Joan Pau Singer, fundador y director de GMS Internacional Group. / GMS

Recursos para crecer y nuevos métodos

Para afrontar la expansión, el director de GMS Internacional mantiene conversaciones con dos inversores financieros catalanes y uno extranjero para obtener los recursos necesarios que sirvan para impulsar el plan de negocio a tres años, ya que "hasta ahora siempre hemos crecido reinvirtiendo las ganancias". Ahora deben crecer en "recursos, equipos técnicos y talento", dentro de un plan integral que han estructurado, y también pide abrir un laboratorio más grande en Sentmenat (Barcelona) para asumir más proyectos y poder hacer algunos análisis, que, por su complejidad, ahora tienen que encargar a terceros.

"Un buen estudio inicial del suelo contribuye a una importante reducción de los costes de la construcción de una infraestructura, sea la que sea, y más todavía en fotovoltaica y eólica", considera Singer y recuerda que GMS está especializada en los riesgos que implica el uso de un suelo para determinadas actividades y que, por lo tanto, no puede asumir las infraestructuras de parques marinos, porque el fondo del mar requiere otras metodologías y conocimientos.

En cualquier caso, el equipo de GMS sigue estudiando nuevos métodos de trabajo y de herramientas tecnológicas para ganar precisión en sus certificaciones de los terrenos. En este sentido, la compañía está abierta a establecer un contrato de colaboración con las universidades para crear grupos de estudio en áreas que consideran que centrarán el futuro del negocio y poder liderar los cambios. El equipo de GMS está formado por titulados superiores en ingeniería geológica, ingeniería civil, ingeniería de minas, geología, ingenieria ambiental y geofísica, así como profesionales de la administración y la contabilidad.

No obstante, el director de GMS es consciente de que la evolución del sector de las energías tiene mucho que ver con las regulaciones que fijan los respectivos gobiernos y que, por lo tanto, el crecimiento no puede ser uniforme en todos los países. En el caso de España, Joan Pau Singer considera que "no se ha hecho mal; somos uno de los países más desarrollados en fotovoltaica y eólica porque se ha regulado bien, "Tarde, admite, porque se tuvo que esperar a 2018 y a la eliminación del impuesto al sol, pero se ha regulado de manera que hemos podido desarrollar la tecnología en todo su potencial". Capítulo aparte merecen las comunidades autónomas que, a su entender, o se han pasado de frenazo y han autorizado parques de dimensiones excesivas —que generan un impacto visual y un rechazo de la ciudadanía— o han puesto demasiadas barreras y ahora están lejos del nivel deseado y necesario de generación de energía verde. "Se han creado agravios comparativos entre comunidades autónomas por la diversidad de legislación que se ha aprobado en materia de renovables y que ha provocado grandes diferencias territoriales dentro de España", concreta.