Las olas de calor y las inundaciones tendrán un fuerte impacto en las economías catalana y barcelonesa. De cara a 2050, el P.I.B. per cápita podría reducirse en un 14% por los efectos del cambio climático, que harán además que se pierdan dos semanas de trabajo cada año, según un informe presentado este martes por Fundación Axa y la Cámara de Comercio.
Se trata de un impacto casi cinco veces superior al previsto para España, que será del 3%, aunque el aumento de temperaturas será inferior en Barcelona que en la media española. El estudio prevé aumentos de hasta 5 grados de cara a 2050 y de 3,5 grados en Barcelona.
Si se mantienen las actuales medidas de descarbonización y no se añaden nuevas formas de mitigación de su impacto, los fenómenos climáticos provocarían 250.000 muertes suplementarias de cara a 2100 en Catalunya, hecho que la sitúa como la ciudad más afectada de Europa. El cambio climático amenaza también al turismo, ya que los visitantes buscan zonas más frescas en lugares donde las temperaturas suben por encima de los 30 grados. Los hoteles, además, perderán un 16,31% de su valor por los daños materiales de las inundaciones.
Los días calurosos con temperaturas por encima de los 30 grados se multiplicarán por 3,6 de cara a 2100 en comparación con la referencia entre 1985 y 2014, pasando de 22 a 80. Las noches tropicales por año se multiplicarán por 3 y pasarán de 38 a 112, mientras que los días con sensación de calor muy incómoda, por encima de los 33 grados, pasarán de 3 a 34.
La pérdida prevista del 14% del P.I.B. per cápita se reparte entre diferentes sectores. En la agricultura, la alta exposición al sol produce una pérdida de productividad por el esfuerzo de los trabajadores, y además la producción agraria está afectada directamente por el calor y las inundaciones.
En la construcción, el calor ya provoca un tercio de las muertes por accidentes laborales, mientras que en la industria y manufactura los ambientes cerrados y calientes hacen que aumente el riesgo de agotamiento, accidentes y enfermedades crónicas, según el estudio. En cuanto al turismo, el riesgo principal está vinculado a los cambios en la oferta y la demanda.
El estudio alerta que las sequías provocarán un estrés hídrico del 194% en Barcelona hasta 2050, que se dispara al 240% en las localidades costeras de la provincia de Tarragona. Los días de sequía deben dispararse de aquí a 2050 con las actuales condiciones climáticas con un fuerte impacto en la reducción de acceso al agua, el deterioro de los espacios verdes urbanos, el aumento de riesgos para la salud y pérdida de confort térmico, así como un impacto económico en el precio de los alimentos, las infraestructuras o la actividad industrial.
Aunque el calor extremo y las sequías son los efectos que tendrán un impacto más fuerte, el estudio alerta también de los riesgos asociados a las inundaciones. El aumento de las temperaturas del Mediterráneo impacta directamente en un mayor riesgo de lluvias 'Dana', que hacen que el 40% de los habitantes del centro de Barcelona se puedan ver afectados por inundaciones.
El riesgo de inundaciones pluviales, fluviales y marítimas crecerá y aumenta un 45% el desbordamiento del sistema de drenaje, suma un 20% de calles con velocidad reducida y calles cortadas provocando 5,4 millones de euros en pérdidas y aumenta un 30% las superficies inestables para peatones y vehículos. Las inundaciones suman también un 30% de inestabilidad en la vertiente de residuos y un 40% de daños inmobiliarios con un impacto de hasta 260 millones. La fundación Axa estima que estos impactos se pueden reducir entre un 70 y un 100% con medidas de mitigación.
La Fundación Axa recomienda a la ciudad de Barcelona un análisis de riesgos preciso, anticipe medidas de adaptación preventiva y aumente la concienciación social con los ciudadanos. Para la mitigación, la descarbonización y eficiencia, la eliminación del CO₂, la restauración de ecosistemas y la adaptación al cambio climático como medidas.
El estudio reconoce el esfuerzo de la capital catalana en la desalinización del agua del mar que cubre un 20% del consumo metropolitano, el reciclaje de aguas residuales, el tratamiento de aguas residuales para la reinyección en acuíferos, las restricciones agrícolas y urbanísticas y el ahorro en los servicios públicos.
El estudio también da recomendaciones a las empresas e industrias de cara a la mitigación de los efectos. Sensores inteligentes del uso del agua, reguladores del agua, fontanería de bajo consumo, optimización de gestión de fugas y adaptación de la producción a la disponibilidad de agua son algunas de las medidas que la industria puede tomar para no verse tan afectada por la escasez de agua. Cambios en los procesos de producción, instalación de recuperación y reutilización de aguas residuales y recogida de agua para el riego y uso no potable son medidas con un coste más elevado.