Los datos de inflación conocidos la semana pasada en Europa no son buenos. Muestran que, a diferencia de lo que se pensaba hace solo un par de semanas, la subida de precios muestra una gran resistencia y que la subyacente (descontada la energía y los alimentos frescos) sigue repuntando debido a los llamados efectos de segunda ronda que se concretan en la subida paulatina de los salarios para recortar la pérdida de poder adquisitivo. El interés de los precios para los mercados se sustancia en las políticas monetarias que aplicarán los bancos centrales para enfriar la economía. En esta semana que empieza, tanto el presidente de la Fed, Jerome Powell, como la presidenta del BCE, Christine Lagarde, comparecerán en distintos actos, aunque no cabe esperar grandes sorpresas, sobre todo de la líder europea, que ya dejó claro que en el próximo encuentro de decisión de política monetaria subiría 0,50 puntos hasta el 3,5% (será el próximo día 16).

En el mercado de bonos estas tensiones en los precios se reflejan con subida de rentabilidades en todas las referencias. El bono a 10 años estadounidense ha pasado buena parte de la semana por encima del 4%, mientras que el español se sitúa en niveles del 3,7%. Las Bolsas no lo tienen tan claro y muestran una resistencia algo inesperada. Su explicación, en gran parte, se encuentra en que el sector bancario es el gran beneficiado de las subidas de tipos de interés y, por ejemplo, en el caso del IBEX 35, su peso es muy grande. Otro elemento que apuntan los expertos es que aún hay mucha liquidez en las carteras de fondos de inversión que siguen fuera del mercado de acciones y que buscan oportunidades al calor de la mínima caída. Y también, después de terminar el periodo de presentación de resultados empresariales con más éxito del esperado, se confirma que las compañías en Bolsa podrán mantener sus compromisos en el pago de dividendos a sus accionistas/propietarios.

Curiosamente, poco se habla de la curva invertida de los tipos de interés en Estados Unidos como antesala de una recesión económica. El bono de EE. UU. a 10 años está en el 3,95%, frente al 5% de rentabilidad que se obtiene en el plazo de un año o el 5,13% para notas (letras) a tan solo 6 meses.

El buen comportamiento de las Bolsas, sobre todo europeas, se contradice con los malos pronósticos por parte de los grandes bancos de inversión de todo el mundo como JP Morgan, Morgan Stanley o Goldman Sachs, que ven cada vez más posible una recesión alentada por los bancos centrales. Un horizonte de tipos más altos y durante más tiempo que estropean las valoraciones de las empresas de crecimiento y vuelven a poner a las compañías de consumo básico como las preferidas de los inversores.

En esta semana que entra, los datos más decisivos se conocerán el viernes y, nuevamente, será Estados Unidos quien marque la pauta. Se trata de la tasa de paro que, según el consenso de analistas, seguirá en niveles del 3,4% y, además, la creación de puestos de trabajo no agrícola. En este sentido, los expertos que hacen sus previsiones apuntan a una brusca caída, pasando desde los 517.000 anteriores a unos 215.000 nuevos empleos. Sin duda, si esta caída se produce será un síntoma de relajación en el mercado laboral, lo que permitiría a la Fed una mayor relajación en su política monetaria.

En España ese mismo viernes se conocerán las ventas al poner menor y el martes la producción industrial. También el martes, el Tesoro Público realizará subastas de letras a plazo de 6 meses y 1 año. Con independencia de la demanda, actualmente en los mercados secundarios los tipos a medio año se colocan en el 3,07% y en el plazo de un año en el 3,18%, niveles que, a priori, deberían garantizar tipos por encima del 3% en ambos periodos de tiempo.

Una semana, pues, de espera hasta los datos estadounidenses del viernes. Para el mundo de la Bolsa cabría esperar un ambiente volátil donde mandase la recogida de beneficios… pero la fortaleza sigue ahí muy clara.