Europa cierra febrero con una ligera caída de la inflación de una décima con respecto al anterior mes. El Viejo Continente mantiene una tasa del IPC del 8,5% en el recién finalizado mes, un dato que, pese a haber decrecido en los parámetros intermensuales, sigue siendo elevado y dista del objetivo que mantiene el Banco Central Europeo. En los mismos datos, los cuales ha publicado este jueves Eurostat, la oficina comunitaria estadística, se puede ver como España sigue siendo una de las naciones europeas con la menor tasa de inflación, pese a que esta está sorprendiendo al mercado en los últimos meses.

Europa, como el país ibérico, está sufriendo el repunte de los precios energéticos, además de los sobrecostes de los alimentos, que siguen siendo otra de las asignaturas pendientes tanto de la comunidad europea como del Gobierno de España. Sea como fuere, la nación ibérica se asienta, nuevamente, en el podio de los países con la inflación más baja de la Unión Europea (6,1%), por detrás de Bélgica (5,5%) y de Luxemburgo (4,8%). Pese a que el temor por ver unos precios más desbocados de lo que lo están actualmente han ido in crescendo, la realidad es que España sigue teniendo unos niveles de IPC positivos con respecto a sus vecinos europeos. Eso no quita que los costes sigan siendo inasumibles para gran parte de la sociedad.

En cuanto a los niveles de inflación de la zona europea, el IPC acaba de firmar un nuevo descenso, siendo este el cuarto mes consecutivo en el que el índice de precios decae a nivel intermensual. Con la caída hasta el 8,5% actual, la inflación de Europa cae hasta el nivel más bajo desde mayo de 2022.

La energía y los alimentos frescos mantienen la inflación en Europa

Como ocurre en España, Europa sigue notando el efecto de los elevados precios de la energía y de los alimentos frescos. En el caso de los sobrecostes energéticos, estos han decrecido hasta el 13,7% desde el 18,9% que mantenía en enero. La respuesta se halla en el menor consumo del gas, favorecido por unas temperaturas no tan frías como las vistas en el mismo periodo en años anteriores, además de por la diversificación del consumo energético. Por su parte, el precio de los alimentos frescos sigue siendo el lastre y otro de los factores principales que explican la elevada inflación. Tal y como expone Eurostar, en febrero, los precios de los alimentos frescos crecieron hasta el 13,6% desde el 11,3% que marcaban el pasado enero.

En cuanto al nivel de la inflación subyacente, esta ha repuntado hasta el 5,6% desde el 5,3% marcado en enero, siendo la cota más elevada en la serie histórica. Y es este apartado el que puede incitar al Banco Central Europeo a llevar subidas de tipos de 50 puntos básicos durante más tiempo. La institución liderada por Christine Lagarde defiende la idea de seguir elevando las tasas de interés hasta ver como el IPC se sitúa sobre el 2%. La presidenta del BCE ha explicado esta mañana en una entrevista en Antena 3 que el banco central “tiene toda la razón para creer que tendremos otras subidas del 0,50% en la próxima reunión de marzo y esto es porque tenemos la inflación demasiado alta”.

El BCE defiende nuevas subidas de tipos de interés

Lagarde defiende que las subidas de tipos son “la herramienta más eficiente” que el BCE puede utilizar para rebajar la inflación. Así, la máxima mandataria del organismo monetario ha datado para 2025 el año en el que el IPC de la eurozona volverá a estar sobre el 2% deseado. Atendiendo a las palabras de presidenta, parece claro que los próximos ejercicios no serán sencillos desde el punto de vista monetario. Por el momento, el mercado, ni tampoco la ejecutiva francesa, ve el momento en el que el BCE rebaje el ritmo de las subidas de tipos. Hoy por hoy, las tasas de interés se sitúan sobre el 3%, el nivel más elevado de los últimos 14 años, y las previsiones apuntan a que en los próximos meses veremos un endurecimiento monetario mucho mayor, sobre todo si la institución con sede en Frankfurt ve una caída del IPC hasta el 2% a dos años vista.

“Haremos todo lo que sea necesario para que la inflación retorne hasta el 2%”, ha sido el mensaje de Lagarde, quien en numerosas ocasiones ha destacado que la posición del BCE es la de equilibrar los precios y que eso es lo que hará. Además de ello, la presidenta de la institución remarcó el pasado 15 de febrero que “la economía seguirá débil”, defendiendo la idea de que el BCE vuelva a elevar los tipos en 50 puntos básicos, como ya hizo en la reunión del pasado febrero.

Sea como fuere, parece que, aunque mínimamente, el endurecimiento monetario va dando señales bajistas sobre el IPC general. La inflación se mantiene sobre el 8,5%, un nivel lejano a lo buscado por el BCE, mientras que, en España, el IPC se asienta sobre el 6,1%, siendo el tercer país de la Unión Europea con dicho índice más bajo.