DeepSeek, en retroceso: del 15% al 2% del mercado

- Mookie Tenembaum
- Cap d'Agde (Francia). Viernes, 22 de agosto de 2025. 05:30
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China repite el mismo guion en el campo tecnológico: grandes anuncios, promesas espectaculares, cifras imponentes, y luego, estancamiento. DeepSeek es un ejemplo perfecto. Se presentó como un modelo de inteligencia artificial (IA) de última generación, con 236.000 millones de parámetros, superando supuestamente a GPT-4 en diversos tests. El despliegue fue impactante. China, otra vez, parecía a punto de dar el salto definitivo. Pero el tiempo pasó, y lo que debía ser el nuevo emblema de la IA china quedó en pausa. No evolucionó. No mejoró.
Mientras tanto, el mundo avanza a una velocidad brutal. Los modelos occidentales crecen e incorporan nuevas arquitecturas, integran capacidades multimodales, aprendiendo de sus errores, refinando resultados. Entre tanto, DeepSeek no lo hace. Lo que se lanzó fue lo que quedó. Ninguna versión nueva. Nada que indicara una dinámica de innovación real. Y eso tiene consecuencias concretas: el mercado chino de IA generativa se achica. En 2021 representaba el 15% del total global. En 2022 bajó al 10%. En 2023 cayó al 6%. Y en el primer trimestre de 2024 apenas alcanza el 2%. Es un colapso.
No es un problema de acceso, ya que el modelo está disponible. El código se puede ver, pero eso no alcanza. Lo que importa es si el modelo mejora, si tiene comunidad, si genera avances propios. Y eso no sucede. DeepSeek, como tantos otros proyectos chinos, queda congelado en el tiempo. Porque no fue el resultado de un proceso interno de descubrimiento. Fue, en gran parte, una combinación de elementos tomados de otros lados, con ajustes menores, lanzado con mucha prensa. Y luego nada. No hay seguimiento, no hay evolución, no hay capacidad de sostener el impulso inicial.
China repite el mismo guion en el campo tecnológico: grandes anuncios, promesas espectaculares, cifras imponentes, y luego, estancamiento
Esto no es nuevo. Pasa también con otros sectores. Desde autos eléctricos hasta chips avanzados, el patrón se repite: algo aparece, impacta por unos días, y luego se desvanece sin dejar huella. Porque la diferencia entre copiar e inventar no es moral, es práctica. Cuando uno copia, no entiende cómo funciona lo que tiene entre manos. Y si no lo entiende, no puede arreglarlo, mejorarlo ni expandirlo. Solo puede mostrarlo una vez.
La innovación no es una foto. Es una línea de tiempo. Lo que Occidente hace constantemente —mejorar, lanzar versiones, corregir fallos, experimentar— en China casi nunca ocurre. Por eso, aunque se lancen productos ruidosos, quedan atrás enseguida. DeepSeek sigue en línea, pero detenido. Mientras tanto, el resto del mundo ya va por la próxima generación. Esa es la verdadera medida del atraso.
Las cosas como son.