La inteligencia artificial va penetrando lentamente en el día a día de las empresas, aunque su implantación es diferente en función del tamaño y el sector. Uno de los grandes de la distribución en nuestro país, Bon Preu –propietario de Bonpreu y Esclat, además de las gasolineras EsclatOil–, ya hace numerosos usos, tanto para ser más eficiente con los gastos como para ofrecer al cliente ofertas personalizadas. Eso sí, Joan Font es partidario del poco a poco y buena letra.

El presidente de Bon Preu dio las claves del uso de la IA y los datos el miércoles en la jornada anual de Comertia, asociación de comerciantes de la cual la cadena de supermercados es socia. Font, un empresario con más de 50 años de trayectoria, que empezó con una tienda de comestibles, no ve la IA con desconfianza o miedo, pero sí que la toma con una mezcla de prudencia y expectativa. Sabe que es una oportunidad y quiere aprovecharla, pero, sobre todo, que no lo hagan los rivales mientras ellos se distraen. No es el caso.

“Las empresas nos hemos podido arruinar muchas veces, y ahora tenemos una oportunidad más con la IA, si no hacemos las cosas bien. Tenemos que hacer las cosas con criterio y con sensatez, y de forma proporcionada a las necesidades de las empresas”, empezó Font, en un debate con Jaume Guardiola, expresidente del Cercle d’Economia y exconsejero delegado del Banc Sabadell, y Genís Roca, presidente de Accent Obert.

Joan Font Jaume Guardiola Comertia
Joan Font con Jaume Guardiola

Para no arruinarse, es clave ser prudente: “Yo soy partidario de empezar con pocas ambiciones, poco a poco, paso a paso y con proyectos que de verdad creamos que añadirán valor a corto plazo”. Pero, a la vez, no quedarse atrás: “Un punto de ahorro puede marcar la diferencia. Lo que no podemos es quedarnos atrás respecto a competidores que venden 50 veces más y tienen más dinero para invertir y también para equivocarse. No podemos dejar perder las eficiencias que podamos obtener; ¡Dios nos libre de que lo haga la competencia y nosotros no!”.

Así han sido los primeros pasos, pero ya lleva muchos, y en diferentes ámbitos. Evidentemente, utilizan la IA para la gestión de contabilidad o de personal. Puso el ejemplo de “la gestión de los horarios con tres semanas de antelación, que implica prever las necesidades de las 200 tiendas”. Pero no deja de ser hacer con un programa algo que hasta ahora se hacía a mano o con un programa peor. “Queremos hacer cosas que no hacíamos”, remarcó Font.

Hace un año, en una jornada del Colegio de Economistas de Cataluña, ya explicó cómo se ahorraban millones previendo lo que sobraría en los supermercados, y que se acabaría desperdiciando porque era perecedero, y ajustando los envíos. Esta semana ha insistido, pero en la doble dirección, para que no sobre, pero también para que no falte, evitando tanto rupturas de stock como desperdicio: “Nos permite saber cuánta fruta tenemos que comprar mañana para no perder ninguna venta pero tampoco desperdiciar”, por ejemplo.

"Analizar las compras de 1,2 millones de hogares, sin una herramienta como la IA, es imposible"

Otro uso es la personalización de las ofertas. “Tenemos 1,2 millones de hogares que tienen nuestra tarjeta de fidelización. Analizar las compras de 1,2 millones de hogares, sin una herramienta como la IA, es imposible. Ahora podemos personalizar las ofertas en función de sus necesidades. Ahora tenemos la oportunidad porque podemos saber qué compraron la semana pasada” y establecer patrones de compra.

Pero quizás lo más sorprendente que desveló es cómo la IA puede ayudarles a no perder clientes: “Podemos saber qué clientes querrían dejar de venir a comprar a Bonpreu. Miramos los hogares que perdimos el año pasado, analizamos qué hicieron, y la IA nos dice qué clientes peligran. Y entonces miramos qué tenemos que hacer para que no se vayan”.

Los datos, clave y riesgo

Para hacer todo esto, lo que hace falta es que los datos sean “contrastados”, se traten bien y se haga un buen uso: “El uso de los datos es sagrado, y el día que una empresa se equivoque, lo pagará caro”. Las empresas no pueden compartir datos de clientes, pero Font añadió que el ticket, quitando la línea en la que se identifica al comprador, ya da mucha información que sí que pueden compartir con las marcas. Para poner un ejemplo, puede ayudar a una famosa empresa de refrescos a saber qué más compran sus clientes y hacer mejores ofertas.

Además de cómo utilizar la IA y el uso de los datos, Font explicó cómo integrarla orgánicamente en la empresa: “Hace años creamos el departamento de datos separado de tecnología, y nos fue bien. Ahora hemos creado el de IA, con tres o cuatro personas, y tiene unos objetivos propios. Es importante que los tres departamentos estén separados”.

El liderazgo de estos departamentos no puede ser un simple técnico, sino alguien “que tenga una visión global de la empresa, que entienda sus valores, es fundamental saber cuáles son las líneas rojas y los valores de la empresa que se deben respetar”. Además, deben cumplir unos objetivos a corto plazo y deben ser rentables, porque “la empresa debe ser competitiva”.