Las condiciones de trabajo tienen un claro impacto en la salud de los trabajadores, pero también en su motivación para ir cada día a sus puestos de trabajo. Así, aspectos relacionados con la “intensidad en la jornada laborales” condicionan la motivación de los trabajadores hacia su empleo y otros sentimientos relacionados con el desarrollo profesional, según concluye la Encuesta de Calidad y Condiciones del Trabajo (avance de resultados de 2024), que acaba de hace público el Departament d’Empresa i Treball.

Una conclusión a la que pone cifras, pues cerca del 70% de los trabajadores en Catalunya se siente motivado “a menudo” o “siempre” (33,8% a menudo y 34,6% siempre), un 21,3% dice que “a veces”, y un 10,3% “excepcionalmente o nunca”, lo que supone que un tercio están poco o nada motivados con su trabajo.

Por otro lado, los trabajadores españoles son los menos motivados de Europa. El informe de Gallup determina que el 13% de los europeos tiene una fuerte vinculación y compromiso con su trabajo, porcentaje que desciende al 9% en España.

Para determinar la relación entre las condiciones laborales y, más concretamente la “intensidad” con que se trabaja, y la motivación, el Departament d’Empresa i Treball ha indagado en tres aspectos que pueden determinar unas malas condiciones en el puesto de trabajo y un factor de riesgo en la salud:

  • Trabajar muy deprisa: Por ejemplo, para responder a una gran afluencia de público, para alcanzar ciertos niveles de producción. El estudio entiende que el esfuerzo para dar una respuesta adecuada es mayor que si la respuesta se puede hacer con más detenimiento.
  • Trabajar con plazos muy estrictos y cortos: La presión sobre los plazos aumenta la tensión y, por tanto, es conveniente evitarlos. Además, puede perjudicar la realización de las tareas y generar errores.
  • Estar en situaciones que pueden desestabilizar emocionalmente: Como ejemplo, el informe apunta un trato difícil con clientes, pacientes, alumnos; una inseguridad laboral, mala comunicación o cooperación dentro de la empresa. Aspectos que valoran como un riesgo para la salud mental.

La encuesta cuantifica primero si un trabajador está en ninguna, en una, en dos o en las tres situaciones. En concreto, el 40% de los trabajadores catalanes se quejan de trabajar muy deprisa, a menudo o siempre; el 36,5%, trabajar con plazos muy estrictos y cortos y un 21,2% de trabajar en condiciones que “pueden desestabilizar emocionalmente”.

Contabilizando las tres de forma conjunta, algo menos de la mitad (45,7%) no se encuentra afectado por ninguna de las tres condiciones de “intensidad en el trabajo”, mientras que el 54,3% al menos padece una de estas condiciones estresantes. En concreto, el 22,1%, al menos, sufre en su puesto de trabajo una de las tres; el 21,3% se queja de dos y el 10,9% de estar bajo la presión de las tres a la vez.

‘Intensidad’ y motivación

La respuesta, previsible, es que aquellas personas que viven alguna o varias de estas situaciones estresantes están más desmotivadas en su empleo. Si se analiza a la inversa, la motivación sube cuando las condiciones mejoran, según la encuesta de calidad y condiciones de trabajo realizada desde el Observatorio del Empleo realizado por el Departament d’Empresa i Treball.

Así, si el 34,6% de los trabajadores catalanes están “siempre” motivados, el porcentaje se eleva 57,9% en el caso de aquellos que declaran no sufrir ninguna de las tres condiciones de estrés analizada. Un porcentaje que va descendiendo a medida que se padece alguna de las tres: si se sufre al menos una, aquellos que “siempre” están satisfechos disminuye al 20,3%; si aguantan dos, cae al 17% y tan solo el 5% de los que están aquejados de las tres condiciones está “siempre” satisfecho en su trabajo.

La encuesta analiza también la relación entre estas tres situaciones de “intensidad” en el trabajo y la sensación de estar realizando un trabajo “bien hecho” y las respuestas son miméticas. Así, el 51% de los trabajadores catalanes que no están presionados por alguna de las tres condiciones analizadas consideran que hacen un “buen trabajo”, que disminuye al 20,8% del grupo que declaran padecer al menos una de estas tres situaciones; al 20%, si son dos y al 8,2%, si deben soportar las tres.

Igualmente, el análisis correlaciona estas condiciones laborales adversas con la sensación de estar haciendo un “trabajo importante”. Aquí baja el número de personas que creen que su trabajo es realmente relevante. En el colectivo que no padece ninguna de las tres presiones, el 45,7% cree que su trabajo es “importante”; si está bajo una de ellas, cae al 22,1%; con dos, al 21,3% y si son tres, al 11%.

Comparativa

La Encuesta de Calidad y Condiciones del Trabajo de 2024, de la que solo se ha conocido el avance, es la segunda que se realiza tras la de 2021. Sin embargo, en aquella ocasión no se analiza la motivación en el trabajo. Sin embargo, entre 2005 y 2010, el Govern hizo un análisis similar con una Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo, aunque la comparación tampoco es muy exacta.

En 2010, se concluyó que la motivación era “baja” en el 3,9% de los trabajadores catalanes; el 40,3% tenían una motivación “media” y el 55,8% era “alta". Unos porcentajes muy distantes a los que arroja el trabajo de 2024. Pero entonces se daba otro dato, quizá más en línea. Sobre una valoración de 0 (nada) a 10 (máximo) se pedía a los trabajadores catalanes que valorarán su “nivel motivacional” y de media se puntuó en un 7,35. Cifra similar en los trabajos de los años anteriores.

Un trabajo que se desagregaba por edades con una conclusión, igualmente previsible: a más edad, menos motivación. Así, los trabajadores más jóvenes, de 16 a 24 años, valoraban su motivación en una media de 7,47; los de 25 a 44, en 7,37; de 45 a 54 años, en el 7,35% y los trabajadores de más de 55 años, bajan al 7,24.