El próximo 20 de noviembre se entregan en Barcelona los premios Fet a Catalunya, que otorga Nous Empresaris i Emprenedors de Catalunya (NEEC). Su presidente, Oriol Brutau (Granollers, 1971), nos explica el propósito de estos galardones a la emprendeduría industrial, que llegan a su quinta edición e incrementan la dotación. Las empresas interesadas tienen hasta el 5 de noviembre para inscribirse. Brutau también relata cómo la organización quiere recuperar la autoestima de la industria catalana y de los productos hechos aquí.

¿Por qué son necesarios estos premios en el ecosistema empresarial y emprendedor catalán?
Porque queremos impulsar la emprendeduría, sobre todo en el ámbito industrial. La emprendeduría industrial es la gran olvidada del ecosistema en Catalunya, porque tenemos una gran presencia de emprendeduría digital y de nuevas tecnologías, pero la industrial es necesaria en el territorio porque lo vertebra y genera comunidad. Y por eso desde la NEEC le damos este impulso.

Han incrementado los premios...
Efectivamente, este año hay una dotación de 12.000 euros.

Entrevista Oriol Brutau, president Neec / Foto: Carlos Baglietto

¿Por qué? ¿Para llegar a más empresas o para que las empresas galardonadas tengan más capital?
Debemos ser conscientes de que 12.000 euros repartidos en diferentes premios no es un capital extraordinario, pero sí que tiene un gran poder simbólico. Cuando decidimos crear los premios Fet a Catalunya de impulso a la emprendeduría industrial, quisimos que fueran premios muy efectivos y útiles para los emprendedores que se presentan, y entonces decidimos que debían tener una dotación económica. Empezamos con 6.000 euros, que fuimos incrementando hasta 7.000, y este año, que celebramos la quinta edición, consideramos que es una edición un poco de aniversario; hablamos con los patrocinadores, las empresas que nos apoyan en esta aventura, y les planteamos el reto de aumentar el premio. Es un premio de carácter más simbólico, aunque algunos emprendedores también nos lo han agradecido, porque gracias a haberlo ganado les ha permitido sacar adelante algún proyecto o una parte del proyecto que requería un poco de inversión.

Aún está abierto el periodo de inscripción, hasta el 5 de noviembre. ¿Qué le diría a un emprendedor para animarlo a presentarse?
Que tiene tres grandes ventajas. La primera es que le damos un espacio de reflexión: en el acto de presentarse debe rellenar dos formularios, uno primero para explicar qué es la empresa y el proyecto, y el segundo, una pequeña defensa del proyecto. Muchos de los emprendedores que se han presentado en anteriores convocatorias nos han reconocido que muy pocas veces tienen la ocasión de parar y reflexionar sobre su negocio. Esta es una primera ventaja que quiero poner en valor expresamente. La segunda es que al presentarse, automáticamente pasan a formar parte de un ecosistema que, como ellos, son empresas y emprendedores industriales. Y eso hace que en este ecosistema se produzca algo que intentamos provocar siempre, que está ligado al eslogan que tenemos en la NEEC, que es de los emprendedores para los emprendedores. Es decir, que nadie que haya caminado con tus zapatos y por el camino que tú estás haciendo puede ayudarte más. Y la tercera, si además eres finalista, participar el día en que hacemos el acto de entrega de premios y contar con ese pequeño apoyo económico que te llevas.


Tienen muchos patrocinadores, e incluso un patrocinador que ha sido ganador. ¿Qué indica esto de los premios?
Las empresas que han ganado nos han reconocido que han sido los premios Fet a Catalunya los que les han impulsado y les han dado la visibilidad suficiente no solo para levantar negocio, sino también para presentarse a otros premios: de innovación, premios con fuerte dotación económica o concursos... Y los han ganado. Esto significa que los premios Fet a Catalunya tienen la capacidad de reconocer proyectos industriales en estado de emprendeduría con clara orientación al mercado. ¡Y eso es tan importante! Y se refleja en lo que comentas. No solo tenemos uno de los patrocinadores de este año, Synkotech, que fue ganador de la edición pasada, sino que, además, se ha incorporado a la junta de la NEEC una finalista. Significa que presentarse, ganen o no, es útil para las empresas.

¿Qué características deben tener las empresas para presentarse?
La primera es que tengan hasta 7 años de vida, y la segunda es que su producto esté producido, diseñado y fabricado en Catalunya, que pueda considerarse un producto catalán.

“Nadie que haya caminado con tus zapatos y por el camino que tú estás haciendo puede ayudarte más”

Los premios cumplen 5 años, la NEEC se acerca a los 20... Vayamos un poco atrás: ¿por qué nació la asociación?
La NEEC empezó en el Vallès Oriental como una asociación de apoyo a emprendedores que ya formaban parte de este ecosistema. Hace 20 años, lo que ahora encontramos normal —como estos ecosistemas de emprendeduría, los hubs o los centros de coemprendeduría, de cocreación—, no existía. En aquella época no existían y nos reunimos un grupo de emprendedores y decidimos crear una asociación que nos diera apoyo. Incluso existía lo que entonces estaba muy de moda, que era la central de compras: podíamos adquirir cosas de forma conjunta para obtenerlas a mejor precio. Todo esto ha ido evolucionando. Pasamos por la crisis de las subprime, recientemente por la crisis de la Covid, y la NEEC ha intentado ir navegando siempre dando apoyo a esos emprendedores invisibles, que son los emprendedores industriales, los que no son tan “sexys”, si se me permite decirlo así.

¿No?
Ahora decir que he creado mi empresa en un garaje es algo “sexy”, porque todos pensamos en Microsoft o Apple, pero muchas de las empresas industriales se crean en naves perdidas o polígonos apartados, y no resultan “sexys” para la mayoría. Cuando Esade creó Esade Creápolis, Nous Empresaris i Emprenedors de Catalunya (NEEC) se instaló allí y fue el primer centro de coworking que tuvo prácticamente Catalunya. En aquella época ya habíamos organizado unos premios también, porque creíamos que el reconocimiento, la palmada en la espalda, es importante para la autoestima del emprendedor, y empresas como Sony nos daban apoyo. Hemos ido evolucionando hasta llegar a la pandemia, cuando, en un viaje mío, tuve claro que debíamos crear estos premios Fet a Catalunya.

Entrevista Oriol Brutau, president Neec / Foto: Carlos Baglietto

¿Cómo fue?
Durante la pandemia viví en Irlanda y tuve una especie de epifanía: me di cuenta de la autoestima que tenían, de la defensa que hacían de los productos irlandeses. Y no solo de los productos de alimentación —cuando ibas a un supermercado, fuese o no irlandés, veías todos los productos marcados con un sello Made in Ireland—, también ocurría con otros productos. Cuando paseabas veías una presencia constante de esa autoestima irlandesa, de esa defensa del hecho irlandés, del producto irlandés. El primer sentimiento que tuve al ver aquello fue: “Esto en Catalunya no pasa”.

¿Por qué?
Vivimos el hecho catalán con cierta complejidad, lo escondemos, y tuve claro que de una forma u otra debíamos reivindicarlo. Y trabajando para poder organizar estos premios, en el diálogo y en la búsqueda de empresas que nos dieran apoyo, me encontré también con esta dualidad: empresas que enseguida me decían “sí, Oriol, te ayudaremos y haremos lo que haga falta para que estos premios salgan adelante, porque nos representan y porque defienden este hecho catalán industrial que nos da carácter y que durante muchas generaciones nos ha impulsado hacia adelante”, y otras que nos pedían hacerlo en voz baja: “No lo digas mucho porque la interrelación que tenemos con el mercado español es alta y no queremos salir perjudicados”. Después de cinco ediciones podemos reivindicar la normalidad de que cualquier empresa catalana se reivindique tanto en un mercado internacional como en un mercado español.


Uno de sus pilares es el networking, el hecho de que las empresas conecten y generen ecosistema. ¿Cree que falta más unión, más sinergias entre las empresas?
No es que falte, es que las empresas tienen la capacidad de unirse, de impulsar y de solidarizarse con otras empresas más pequeñas que ellas. Nosotros tenemos un proyecto, Coneecta, que pretende conectar la empresa madura, consolidada, con la empresa de nueva creación. Por un doble motivo: primero, porque hay un factor de solidaridad. La empresa madura, muchas veces, y especialmente en Catalunya, es una empresa que pertenece a la segunda, tercera o cuarta generación, y tiene la capacidad de hacer este ejercicio de memoria, de viajar en el tiempo y recordar cómo fue fundada. Y eso le da una responsabilidad social hacia aquellas empresas que hoy se están creando. El segundo factor es que las empresas de nueva creación, sobre todo en sectores industriales donde podríamos decir que requieren una infraestructura y unas inversiones muy específicas, y unas alianzas más complejas, se benefician mucho de tener una empresa que ya ha pasado por ese camino y que las mentorizan, que las observan y que actúan como tractoras y acompañantes en ese trayecto. No debemos olvidar que la emprendeduría industrial requiere mucho más que una del sector tecnológico, que muchas veces solo necesita una persona, un ordenador y una conexión a internet. La empresa industrial, por definición, requiere mucho más: más infraestructura, más elementos, más complejidad empresarial. Y en esa conexión es donde creo que se produce la magia, y en la NEEC intentamos promoverlo y se produce.

“La pyme industrial genera riqueza, comunidad, sinergias y vertebra el territorio”

¿Se ha perdido un poco el potencial o el liderazgo económico que ejercía la industria en Catalunya, que ha derivado hacia los servicios y el turismo?
Sí, ha habido un desplazamiento, pero sobre todo porque ha habido una descentralización de las áreas productivas.

También se han vendido empresas industriales a capital extranjero.
También empresas de aquí se deslocalizaron... Creo que eso es un factor que sin duda influye, pero mayoritariamente el tejido empresarial industrial catalán está en manos de la pyme, que no cambia de manos. A esa sí debemos potenciarla, porque es la que realmente genera empleo y crea sinergias interterritoriales.


¿Cuáles son las principales necesidades de las empresas industriales catalanas?
La demanda que nos hacen la mayoría de empresas es que seamos capaces de crear un ecosistema de autoestima. Sé que la autoestima puede no parecer un factor muy pragmático y que no permite enchufar y producir. En la NEEC estamos desarrollando un proyecto que es el sello Fet a Catalunya, y es un proyecto que nos ha surgido a partir de la demanda de las empresas de nuestro ecosistema que nos dicen que debemos explicar lo que hacemos aquí y cómo lo hacemos aquí. Podríamos entrar en distintos parámetros: que si la administración no ayuda lo suficiente, que si tenemos precariedad de infraestructuras —muchos de los polígonos están en precariedad de infraestructura—. Podríamos hablar de eso, pero creo que eso también sería hacernos trampas, porque al final tenemos lo que votamos, o lo que exigimos, ¿no? Lo que debemos hacer es unirnos y creer que podemos recuperar ese hecho del que hablábamos de la industria catalana, y podemos pedir que la administración sea capaz de gestionar más recursos y hacerlo mejor, que los revierta más, porque la pequeña industria o la pyme catalana no solo genera productos que podemos exportar y vender para generar riqueza, sino que genera comunidad, vertebra el territorio, crea vecindad y sinergias a través de proveedores, y eso es algo con lo que debemos poder trabajar y, desde la propia empresa, reivindicarlo. Lo de la España vacía también existe en la Catalunya vacía. La mayoría de las empresas que nos patrocinan son empresas del territorio, y cuando hablas con ellas dicen: “Nosotros queremos mantenernos en Montblanc, queremos seguir en el Tarragonès o en Girona, porque somos del territorio, creemos en el territorio y generamos sinergias en el territorio”.


¿Emprender en Catalunya es tan difícil como dicen?
Absolutamente. Emprender en Catalunya es muy difícil. Tenemos mucha presión legislativa y normativa. Además, hoy emprender en Catalunya y en Europa en general, aunque debemos estar agradecidos porque somos capaces de mantener unos estándares muy altos en cuanto a impacto ambiental, sostenibilidad, relación con los trabajadores y las personas del entorno de la empresa, debo decir que a veces debemos tener cuidado, porque competimos con menos herramientas comparado con las empresas que llegan aquí con productos sustitutivos de bajo coste, con procesos productivos que no tienen las mismas exigencias que las nuestras. Por tanto, no se trata de que a nosotros se nos exija menos, sino de exigir las mismas reglas del juego, porque lo que queremos es una industria que mire por el bien común, que nos permita crecer como sociedad, mantener el planeta en el que vivimos y procurarnos una vida un poco mejor. Debemos recuperar una industria que alimente un comercio que se ha perdido; debemos recuperar los centros de ciudad, la dinámica de comercio, industria y consumo que teníamos en las ciudades, porque estamos desertizando el país. Emprender en Catalunya es difícil como en todas partes, pero emprender en Catalunya, si nos lo creemos, lo haremos más fácil.

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