El auge de los festivales de música en España tiene su momento álgido en verano y consigue mover a decenas de millones de personas y facturar centenares de millones de euros. En medio del baile de cuerpos y dinero,y el ritmo de bandas y estrellas, cada vez son más los usuarios que se quejan de prácticas abusivas que, según lamenta la plataforma de defensa de consumidores FACUA, rara vez derivan en multas pese al incumplimiento de leyes y, cuando se dan, "son ridículas", explica el portavoz Rubén Sánchez, que detalla que se han presentado este verano quejas alrededor de 20 festivales por diversos incumplimientos, la gran mayoría relacionados con el uso de la pulsera cashless y a la prohibición de entrar con comida o bebida a los recintos

La imposición de las pulseras cashless, que se cargan para pagar durante el festival sin tener que recurrir al efectivo o a la tarjeta, se han popularizado en los últimos dos años como única solución de pago en estos eventos. FACUA alerta que imponer esta pulsera como único modo de pago podría vulnerar la Ley 46/1998, de 17 de diciembre, que en su artículo 3 establece el euro como moneda de pago y también contradice la ley en vigor desde mayo de 2022 que obliga a todos los establecimientos a aceptar el pago en efectivo

Pero, sobre todo, el problema con las pulseras cashless viene a la hora de reclamar la devolución del dinero no gastado, ya que la mayoría de festivales imponen un importe mínimo (y un plazo máximo) para devolver el dinero a la tarjeta con la que se ha pagado, e incluso llegan a cobrar una tasa de 1,50 euros por las "comisiones bancarias y gastos de gestión" de la devolución. Este último caso lo protagonizó el festival Mad Cool, según denunció la propia FACUA a principios de julio, que además lo hizo por segundo año consecutivo. "Hasta la fecha, la Administración no ha confirmado a FACUA el inicio de medida alguna contra la empresa por incurrir en dicha irregularidad", lamentaba FACUA. 

Uno de los pocos casos en que el Ministerio de Consumo ha procedido a abrir expediente sancionador es el Reggaeton Beach Festival, en este caso denunciado por impedir el acceso a los recintos con comida y bebida del exterior y, de nuevo, no permitir el pago en efectivo en el interior, llegando en su caso a incluir como cláusula la opción de denegar la entrada a los asistentes al recinto en caso de que lleven comida o bebida de fuera, lo cual es para FACUA un claro ejemplo de cláusula abusiva. Y, como el Mad Cool, el festival de reggaetón no permitía un reembolso inferior a los dos euros porque 1,50 euros era el coste de la gestión. 

El Bilbao BBK Live, que se celebró del 6 al 8 de julio, también recibió quejas de los asistentes vehiculadas por FACUA por imponer cláusulas abusivas, de nuevo relacionadas con la prohibición de entrar con comida y bebida del exterior y con la pulsera cashless.  "La actividad principal de esta organización no es la hostelería, sino el desarrollo de un espectáculo musical, por lo que esta prohibición de consumir comidas y bebidas adquiridas fuera del recinto no es necesaria para la correcta consecución de la actividad denunciada", denunciaba FACUA, que ahondaba que "la situación se agrava" con los elevados precios impuestos por los festivales para comprar comidas y bebidas.

Vasos no retornables y artistas que no van

Idénticas reclamaciones recibieron el Resurrection Fest o el Granada Sound Festival, al que se le sumó además otra queja por cobrar 20 euros a quienes no personalizaran su entrada en un periodo concreto de tiempo, ya que la compra no es nominativa como en la mayoría de festivales. 

El último festival en recibir quejas por imponer la pulsera cashless como única forma de pago fue el Sonorama, celebrado en Aranda de Duero y que ha trascendido más allá de su cartel musical por la acción reivindicativa contra la censura de Eva Amaral mostrando los pechos desde el escenario. En este festival, aparte del cashless, no se pagaba a los usuarios el euro del vaso retornable, tal y como obliga a hacerlo el Real Decreto 1055/2022, de 27 de diciembre, de envases y residuos de envases, en vigor desde julio de este año. Lo denunciaba en su Twitter Nando Cruz, periodista especializado en música y autor del libro publicado este verano, 'Macrofestivales', con una mirada crítica hacia este negocio. Al cobrar un euro por un vaso, pero no devolver ese euro, los festivales no incentivan la reutilización del vaso, una práctica que fue revertida por el Cruïlla Fest recientemente con la iniciativa de retornar este euro (como hacían originariamente las fiestas mayores) y además conservar el vaso renunciando a la marca del festival para reaprovecharlo en otros eventos. 

Otra de las últimas reclamaciones de FACUA a un festival fue al festival Conexión Valladolid Festival, en este caso por publicitar como reclamo a la artista Ana Mena, que finalmente no asistió al festival y sin proporcionar una solución aceptable a los consumidores que contaban con ella para asistir al espectáculo. FACUA se acogía en su queja a la Ley 7/2006, de 2 de octubre, de espectáculos públicos y actividades recreativas de la Comunidad de Castilla y León, que dispone en su artículo 22 que los usuarios tienen "derecho a exigir que el espectáculo o la actividad se desarrolle en su integridad y en la forma y condiciones anunciadas". Además, añade que "las suspensiones o alteraciones significativas relacionadas con el espectáculo o la actividad anunciadas que no obedezcan a causas de fuerza mayor darán derecho a exigir del organizador la repetición o reinicio de la actividad o, en su caso, la devolución del importe de las localidades, sin perjuicio de las acciones que se puedan ejercer de acuerdo con la legislación civil, mercantil y, en su caso, penal".