El parque residencial de Barcelona cerró 2024 con 701.774 viviendas, 3.147 más que las 698.627 de diciembre de 2023, según el cierre estadístico del año pasado publicado recientemente por el Catastro. Analizando los datos de la última década, se aprecia un fuerte tirón en la creación de nuevas residencias en la ciudad en los últimos cinco años postpandemia, en comparación con el lustro anterior. Así, en los cinco años que median de 2020 a 2024 la oferta residencial ha aumentado una media de 3.929 pisos cada año, frente a los 1.269 del periodo anterior.
Sin embargo, los datos, por esperanzadores que parezcan a priori, son insuficientes para cubrir la demanda embalsada en estos diez años que ha generado un déficit que se calcula en 21.000 viviendas, según informes de la Asociación Español de Consultores Inmobiliarios (ACI). En su opinión, se precisaría nutrir el mercado con 10.000 nuevos pisos al año, para poder dar salida a esta necesidad acumulada y las nuevas demandas que surgen cada año. Por tanto, las 3.147 viviendas del pasado año, no llegan ni a cubrir el tercio de las necesidades de la ciudad.
Este martes se ha conocido que el Consistorio de Barcelona pretende construir 200 viviendas nuevas en la Illa Citroën de Sants-Montjuic de las que algo menos de la mitad serían públicas. Los inmuebles se incluyen a la modificación puntual del Plan general metropolitano aprobada inicialmente por la Comisión de Ecología, Urbanismo, Movilidad y Vivienda.
En la última década (2014-2024), con el registro catastral (el más fiable de las estadísticas sobre vivienda en España), el número de viviendas ha crecido en 25.994 pisos, lo que supone un crecimiento del 3,84% de la oferta residencial en el término municipal de Barcelona. Pero la población ha crecido, según los datos del censo del Instituto Nacional de Estadística, cerca de cien mil personas en estos diez años, un incremento del 6,1%. El desacoplamiento entre el incremento de la oferta inmobiliario y la demografía ha ido generando este déficit de vivienda en una ciudad con 1,7 millones de habitantes, 2,2 millones sumando el área metropolitana.
No obstante, la situación ha ido mejorando desde la pandemia, pues la mayor degradación del mercado inmobiliario se produjo entre 2014-2019, según se aprecia en la Estadística del Catastro. De esas casi 26.000 viviendas en que se ha ampliado la oferta de vivienda en Barcelona, 19.650 se han construido entre 2020 y 2024, mientras que en los cinco años anteriores, el aumento de nuevos pisos se limita a 6.350. Por el contrario, la demografía ha crecido con más ímpetu en los primeros cinco años de la década. Mientras que de 2020 a 2024, el INE ha registrado un aumento de 38.350 residentes en la ciudad, en los cinco anteriores (2015-2019) se acercaron a los 60.000.
Ahora bien, en una comparación entre las tres metrópolis más pobladas de España, Barcelona es la mejor parada, según las estadísticas. Así, entre 2014 y 2024 en Barcelona se ha creado un 3,85% de viviendas para un aumento del 6,1% de la población; en Madrid, el aumento del parque residencial se ha limitado al 1,8% (la mitad de incremento que en Barcelona), con una población disparada en la década un 8,7%. En Valencia, la población crece a ritmo similar al de Barcelona, un 5,6%, pero su oferta residencial apenas aumenta un 0,15%.
Vivienda turística
Aunque para los barceloneses no es un consuelo saber que en Madrid y Valencia el problema de la vivienda es tan acuciante o más que en la Ciudad Condal. La escasez de la vivienda en Barcelona es un mal conocido y reconocido por todos los estamentos políticos (Ayuntamiento y Generalitat, incluidos) económicos y sociales de la ciudad. Recientemente, el Consejo Económico y Social de Barcelona (CESB) ha publicado un informe al respecto y entre los aspectos que están influyendo en esta escasez aguda y crónica señala el destino de los nuevos pisos al alquiler turístico. El CESB, en el que participan los agentes sociales y expertos, cifra en el 1% del parque actual (7.000 viviendas) las destinadas en 2023 al alquiler de corta duración. Unas cifras que el Gobierno municipal comandado por Jaume Collboni elevan a 10.100, aunque la inteligencia de datos de la consultora de mercado Mabrian, considera que la realidad puede llegar a las 15.800 las viviendas que se alquilan a los turistas en Barcelona.
La explosión de la vivienda turística, que resta oferta a los pisos de alquiler residencial, ha venido a agravar la escasez que ya se venía registrando por el aumento de la población residente. También se debe tener en cuenta la escasez de terreno urbanizable, no solo en Barcelona capital, sino en el conjunto del Área Metropolitana y la necesidad de compartir este espacio con otros usos no residenciales. De hecho, tan solo el 60% (701.774 sobre 1.179.624) de los inmuebles urbanos de Barcelona están destinados a viviendas.
Respecto a los ingresos que obtiene el Consistorio de Barcelona por el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), el Catastro señala que en 2024 obtuvo cerca de 750 millones de euros, frente a los 737 millones de 2023, con un incremento del 1,71%. La cifra se desvía ligeramente de la liquidación presentada por el Ayuntamiento, que recoge unos ingresos de 747,6 millones de euros, los recaudados por el IBI de naturaleza urbana.