Molins ha reducido ventas y beneficios en el primer semestre de este año. La facturación alcanzó los 659 millones de euros, un 5% menos respecto al mismo periodo del ejercicio anterior, mientras que los beneficios se quedaron en 95 millones de euros, que equivalen a 1,44 euros por acción, un 9% menos, según informó la compañía cementera catalana este miércoles.

En un comunicado, Molins atribuye este retroceso a la depreciación del peso mexicano y argentino, países en los que cuenta con fábricas de cemento. No obstante, subrayan que, si calculan la actividad a tipos de cambio constantes, las ventas registraron un incremento del 6% interanual.

En el primer semestre de 2025, el ebitda alcanzó los 175 millones de euros, un 8% menos respecto al año anterior. Sin embargo, Molins precisa que si se excluye el impacto de los tipos de cambio, el ebitda muestra un aumento del 5%, “reflejo de la mejora en la eficiencia operativa y el efecto neto positivo de precios sobre costes”. En este sentido, destacan el buen desempeño de las operaciones en Europa y Sudamérica.

La deuda financiera neta siguió reduciéndose durante el primer semestre, alcanzando una posición de tesorería neta de 100 millones de euros. “Esta sólida situación financiera sigue representando un importante motor para impulsar nuevas oportunidades de crecimiento y avanzar en la ejecución de las inversiones previstas en la hoja de ruta de sostenibilidad 2030”, indica la compañía en el comunicado.

Nuevas inversiones

En junio pasado, Molins anunció tres iniciativas que suponen una inversión conjunta de alrededor de 100 millones de euros. La primera, la adquisición de la compañía portuguesa Concremat, líder en el sector de los prefabricados de hormigón de su país. La segunda, la futura construcción en el centro de España de una nueva planta de soluciones prefabricadas de hormigón, con tecnología de última generación. Y la tercera, el desarrollo de una planta en Estados Unidos para la producción local de mobiliario urbano de hormigón bajo la marca Escofet, con el objetivo de acortar los plazos de entrega y reducir la huella de carbono asociada al transporte internacional.

Marcos Cela, consejero delegado de Molins, apunta que “la entrada en Portugal, las nuevas inversiones en España y Estados Unidos y la evolución de nuestras operaciones muestran que contamos con una base operativa eficiente, resiliente y preparada para afrontar los retos del contexto actual”.

En junio, la junta general de accionistas de Molins aprobó, a petición del consejo de administración, la designación del exconsejero delegado Julio Rodríguez como presidente no ejecutivo de la compañía. Rodríguez relevó en el cargo a Joan Molins Amat, miembro de una de las ramas de la familia Molins, propietaria de la cementera. Con este nombramiento, el cargo en la presidencia se acomoda a la nueva estrategia de Molins para fomentar la profesionalización de su estructura de gobierno. Esta evolución organizativa responde al "compromiso de estabilidad y continuidad con el modelo de gobernanza de la compañía", según informó entonces el grupo Molins.