La lana de roca de Rockwool, de aliada de la rehabilitación de edificios a indispensable en parques solares
La empresa idea un sistema para garantizar la seguridad contra incendios en las cubiertas con instalaciones fotovoltaicas
- Maria Teresa Coca
- Barcelona. Lunes, 25 de agosto de 2025. 05:30
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El fabricante de aislamientos de lana de roca Rockwool ha abierto este año una línea de producto enfocada a la instalación de los parques fotovoltaicos en cubiertas de hormigón, para maximizar la eficiencia energética y garantizar la seguridad contra incendios. La instalación de placas solares para el autoconsumo energético es una práctica cada vez más habitual a las industrias y naves comerciales y de distribución, pero que progresivamente se irá extendiendo a los edificios residenciales.
Eso despertó el interés de los equipos de desarrollo de Rockwool, muy especializados en la protección y el aislamiento de los edificios residenciales y de oficinas. "Hemos desarrollado el sistema con soluciones de aislamiento incombustible para que el avance de la sostenibilidad no suponga un problema de seguridad", explica Miguel Ángel Gallardo, Business Unido Director de Rockwool en España.
La nueva gama de productos de lana de roca hace de aislante entre la cubierta del edificio y la instalación fotovoltaica, de manera que sea una prevención contra incendios dada la elevada carga energética de las placas solares. La colocación de estas placas en las naves industriales es un riesgo si la construcción no es segura, recalca Gallardo, y añade que las instalaciones van extendiendo a las casas y edificios residenciales que dada su obsolescencia no están bien preparadas para incorporarlas.
La compañía, ubicada en Barcelona desde finales del siglo pasado, se adelanta una vez más, considera Gallardo, a la normativa que fijará la Unión Europea sobre eficiencia energética de los edificios y la correspondiente regulación de la huella de carbono en los materiales usados en la construcción y rehabilitación, para llegar a disponer de edificios de cero emisiones.
El directivo argumenta que "el código técnico actual para la construcción y rehabilitación de edificios es de mínimos", pero que eso irá a más y habrá que actualizar muchos aspectos. "Tener que someterse a un código técnico hace que las cosas, en la mayoría de los casos, se hagan mejor", insiste. Un estudio de la misma compañía determinaba que un 40% de la población asegura que su edificio necesita una renovación del aislamiento y entre las razones para hacerlo destacan la mejora de la seguridad contra incendios, la mejora de la eficiencia energética y un confort acústico mayor.
En este sentido, Gallardo insiste en la extrema situación del parque residencial en España: "El 90% del parque residencial de nuestro país se construyó hace más de 45 años, cuando todavía no existía un Código Técnico de la Edificación, y, por lo tanto, hay muchas deficiencias en eficiencia energética, todavía más teniendo en cuenta los ambiciosos objetivos de descarbonización fijados por la UE a corto y medio plazo".
La compañía, nacida en Dinamarca en 1937, reconoce que en España uno de los problemas para el uso de este tipo de procesos de control y seguridad radica en la desinformación y en que los residentes todavía piensan más con el bolsillo que con la cabeza. Por lo cual, el condicionante mayor a la rehabilitación es de tipo económico. La encuesta lo concreta: más de la mitad de los encuestados (59%) lo considera una traba. A pesar de esta problemática, sin embargo, un 61% de la gente desconoce las ayudas de la UE a través de los fondos Next Generation para la rehabilitación de viviendas. En este sentido, hay que destacar que la mayoría de los encuestados se plantearía abordar una rehabilitación del aislamiento de su edificio si recibiera estas ayudas.

Rockwool ha trabajado en el desarrollo del nuevo sistema de forma conjunta en todo el grupo. El equipo de España no ha sido una excepción. Gallardo reconoce el papel de la filial que, por motivos administrativos y geográficos, escogió Navarra para ubicar una de sus fábricas, todo y que "la sede siguen estando en Barcelona". Su peso económico va creciendo anualmente. Para este año las previsiones apuntan a un incremento de entre el 8% y el 10%, sobre una facturación de 120 millones registrada en el 2024. "El mercado está en crecimiento", insiste el directivo.
L'R+D del grupo, con respecto a la idea, está centralizada en Dinamarca, pero se contribuye a su desarrollo y, posteriormente, la fabricación es muy local, ya que se trata de un producto que pesa relativamente poco, pero tiene mucho volumen. La planta de Navarra, donde trabajan unas 200 personas, "ha demostrado agilidad y flexibilidad", por lo cual "muchos procesos de desarrollo de productos pasan por nuestra fábrica", destaca Gallardo.
Actualmente, la planta está inmersa en un proceso interno de descarbonización y tiene sobre la mesa una inversión de 60 millones de euros para suplantar los hornos de carbón -necesarios para la producción de lana de roca- en hornos eléctricos. Pero para este proyecto habrá que esperar, quizás, hasta el 2028 porque "el problema que tenemos es la disponibilidad de potencia eléctrica". Por eso, el grupo ha llegado a un acuerdo con Iberdrola que construirá una nueva línea de suministro eléctrico -de entre 10 y 15 kilómetros- que refuerce la potencia que llega de la red general en las instalaciones de Rockwool, al municipio de Caparroso.

Gallardo comenta, orgulloso, que Navarra será la quinta o sexta planta de todo el grupo que ejecutará el programa de descarbonización, "en lo que focalizamos nuestros esfuerzos". De la misma manera, participan en los proyectos de economía circular que ha puesto en marcha todo el grupo para la recuperación de las mermas de material en la fábrica y en las instalaciones. La presencia de su material no es muy visible, pero se encuentra en grandes edificaciones.
El ejemplo más reciente en Barcelona es la construcción de la residencia de estudiantes de Aparto, en el barrio de Fienstrelles, en Esplugues de Llobregat, justo a la salida de la avenida Diagonal de Barcelona. También han participado en la llamada Torre Negra, en Madrid, uno residencial de vivienda de protección oficial. Anteriormente, lo hicieron en construcciones emblemáticas como la torre Agbar en Barcelona.