El máximo responsable de Iberdrola en España, Mario Ruiz-Tagle, ha puesto sobre la mesa la necesidad de revisar el calendario de cierre de las centrales nucleares españolas, actualmente fijado entre 2027 y 2035. La petición se produce en un contexto de saturación extrema de la red de distribución eléctrica, un problema que las grandes compañías consideran una barrera crítica para la descarbonización y el desarrollo industrial del país.
Durante su intervención en un encuentro informativo, Ruiz-Tagle argumentó que, aunque no sería necesario alterar todo el plan de desmantelamiento, ciertos "ajustes" podrían aportar estabilidad al sistema. "Tenemos los precios de generación nuclear más baratos de Europa, en torno a 70 euros", defendió, subrayando que sin esta energía de base el sistema sería "mucho más inestable" y sería "más difícil controlar las tensiones".
La advertencia más urgente del directivo no fue solo la nuclear, sino el estado de la infraestructura de distribución. Ruiz-Tagle reveló que el 92% de los nudos de la red de Iberdrola —puntos de conexión a la red— están "copados". "Esa es la realidad. Más transparencia, imposible", sentenció. Esta situación no es exclusiva de Iberdrola. José Bogas, consejero delegado de Endesa —que también participó en el foro—, coincidió en alertar de que la saturación, que a nivel nacional afecta al 83,4% de los nudos, está limitando ya el desarrollo industrial y frenando proyectos estratégicos clave para posicionar a España a la vanguardia energética europea.
Los mapas de capacidad publicados este martes por UFD (Naturgy) y la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (Aelec) confirman que esta congestión impide conectar nueva demanda eléctrica. Según el sector, el problema es el resultado de un boom de solicitudes de nuevos proyectos (especialmente de renovables e hidrógeno verde) y una regulación de la red que no ha seguido el ritmo inversor ni los criterios necesarios para satisfacer una demanda "mucho más intensa y concentrada".
Ruiz-Tagle lo ilustró con una cifra contundente: "De cada 100 megavatios (MW) que se nos pedían, dábamos 10. Porque esa es la capacidad de red que nos queda". Pese a este cuello de botella, el directivo destacó el "enorme esfuerzo" inversor de Iberdrola en los últimos años para electrificar la economía, lo que, irónicamente, les ha llevado a conceder casi la totalidad de la capacidad disponible. El mensaje conjunto del sector es claro: España se enfrenta a un desafío de infraestructuras que requiere soluciones urgentes, donde la revisión de la vida útil de la nuclear se presenta como una herramienta más para garantizar la estabilidad durante esta crítica transición.
En la actualidad, el parque nuclear español lo componen 7 reactores operativos distribuidos en 5 emplazamientos, una infraestructura que se mantiene como la columna vertebral de la producción eléctrica libre de emisiones de CO₂ en el país. Concretamente, los equipamientos se ubican en Almaraz (Cáceres), Ascó (Tarragona), Cofrentes (Valencia), Vandellòs (Tarragona) y Trillo (Guadalajara).