Iberdrola ha ejecutado uno de los movimientos estratégicos más significativos del año en el sector energético global. La multinacional que preside Ignacio Sánchez Galán ha alcanzado un acuerdo con la Caja de Pensiones de los funcionarios del Banco do Brasil, Previ, para adquirir la totalidad de su participación del 30,29% en Neoenergia, la filial brasileña de la eléctrica española. La transacción, valorada en aproximadamente 1.880 millones de euros, no solo representa una enorme inyección de confianza en la economía brasileña, sino que consolida el giro estratégico de Iberdrola hacia los activos de redes eléctricas, negocios regulados que proporcionan una rentabilidad estable y predecible a largo plazo.

La operación, sujeta a la obtención de las necesarias autorizaciones por parte de los organismos reguladores brasileños, se espera que se materialice en los próximos meses. Una vez completada, Iberdrola pasará de controlar el 53,3% del capital de Neoenergia a ostentar una posición mayoritaria abrumadora, cercana al 84%, tomando así las riendas absolutas de una de las joyas de su corona internacional. Este movimiento se enmarca en el plan estratégico de la compañía, que prioriza la inversión en redes eléctricas inteligentes y resilientes, un segmento que ya representa la columna vertebral de sus ingresos.

El precio acordado de 5,14 euros por acción refleja la valoración de un activo de primer nivel. Neoenergia no es solamente una compañía eléctrica más; es un gigante infraestructural crítico para Brasil. Atiende el suministro de energía a cerca de 40 millones de brasileños—una población equivalente a la de varios países europeos—a través de cinco distribuidoras con presencia en estados clave como Bahía, Pernambuco, São Paulo y el propio Distrito Federal de Brasilia.

Su infraestructura es colosal: una red de más de 725.000 kilómetros de líneas de distribución y 8.000 kilómetros de transporte, además de una cartera de generación renovable de 3.800 MW, predominantemente hidroeléctrica. Este perfil alinea perfectamente a Neoenergia con la transición energética y con la estrategia de Iberdrola, que busca descarbonizar su negocio, al tiempo que garantiza la seguridad de suministro.

El comunicado de Iberdrola no escatima en elogios para su filial, destacando que en 2024 Neoenergia se ha coronado como la empresa que "más fondos destinó a infraestructuras básicas en todo el país", con inversiones superiores a los 1.540 millones de euros. Estos fondos se han destinado a expandir, modernizar y digitalizar una red que es fundamental para el desarrollo económico de las regiones donde opera.

Esta operación debe leerse en el contexto del reposicionamiento global de Iberdrola. Tras años de ser el abanderado global de las energías renovables merchant (venta en mercado libre), la compañía ha pivotado su estrategia para priorizar las inversiones en redes eléctricas reguladas. Este tipo de activos, cuyos ingresos están garantizados por los reguladores nacionales en función de la inversión realizada, ofrecen un rendimiento estable y protegido frente a la volatilidad de los precios mayoristas de la energía.

Iberdrola gestiona ya una de las redes más extensas del mundo, con 1,4 millones de kilómetros de líneas en Estados Unidos (AVANGRID), Reino Unido (ScottishPower), Brasil (Neoenergia) y España. El control total sobre Neoenergia le permitirá orientar de manera más directa y eficiente la estrategia de inversión de la brasileña, alineándola al 100% con sus objetivos corporativos y capturando todo el valor futuro de su crecimiento.

Para Previ, el fondo de pensiones brasileño, la venta representa una monetización lucrativa de una inversión madura en un momento óptimo, aprovechando la valoración al alza de los activos de infraestructura crítica. Para Iberdrola, el desembolso de 1.880 millones de euros se financiará con cargo a su robusta caja y capacidad de generación de flujo, reforzando aún más su perfil de crédito al incrementar el peso de los activos regulados en su mix.

Los analistas ven la operación con muy buenos ojos. "Es una transacción lógica y positiva", señala un informe de una firma de análisis sectorial. En efecto, Iberdrola subraya que Neoenergia "afronta unas perspectivas de fuerte crecimiento" en los próximos años, impulsadas por las continuas inversiones en redes. Brasil, como economía en desarrollo, tiene aún un vasto camino por recorrer en digitalización y fortaleza de su red eléctrica, lo que garantiza un pipeline de proyectos de inversión constante y de bajo riesgo para décadas. Con esta jugada, Iberdrola no solo consolida su presencia en Latinoamérica, sino que envía un mensaje contundente a los mercados: su futuro inmediato pasa por ser el propietario y gestor de la infraestructura que alimentará la transición energética global.