Con el resultado de la opa ya conocido, Josep Sánchez Llibre ha lanzado un mensaje claro y directo a la dirección del Sabadell. "Debe ganar tamaño tanto en España como en el extranjero" para garantizar su independencia futura". Esta afirmación, que va más allá de una simple felicitación, se interpreta como una exhortación a buscar alianzas o estrategias de crecimiento orgánico que consoliden la entidad como un actor incuestionable en el tablero financiero.
En este sentido, el presidente de Foment del Treball ha querido ir más allá de la efímera alegría y ha planteado una estrategia de futuro concreta. "Debemos desear que la entidad trabaje para que los clientes que no son accionistas adquieran acciones y crear así un núcleo duro que permita evitar nuevas opas hostiles", ha manifestado. La creación de este "núcleo duro" accionarial es vista como un escudo protector ante posibles nuevos movimientos financieros, una manera de blindar la toma de decisiones desde Catalunya. El objetivo final, según Sánchez Llibre, es que el Sabadell "se pueda consolidar como la cuarta entidad financiera del Estado", una posición que, alcanzada desde la independencia, le daría un peso específico inmenso.
El presidente de la organización empresarial ha alabado la labor del presidente del Sabadell, Josep Oliu; del consejero delegado, César González-Bueno, y de toda la plantilla por su estrategia de defensa. Y, de manera especial, ha querido reconocer la "templanza" de los accionistas, "por no caer en la tentación de vender duros a cuatro pesetas", en una clara referencia a la valoración que, desde algunos sectores, se consideraba insuficiente para un activo estratégico. Pero su análisis no se ha quedado en el pasado inmediato.
Sánchez Llibre ha arremetido contra la maratón legal que ha supuesto el proceso, que se ha alargado durante 18 meses. "Lo que no puede ser es que una opa dure 18 meses", ha sentenciado, señalando que este período de incertidumbre "ha provocado que los dos bancos perdieran consistencia, eficiencia y oportunidades de negocio". Por ello, Sánchez Llibre ha hecho un llamamiento directo al Gobierno para que modifique la Ley de opa y la haga "más eficaz". "El Gobierno debe adecuar la legislación actual al siglo XXI", ha insistido, subrayando la dificultad que supone para dos entidades relevantes estar "operativas al 100% estando pendientes de la operación".
Si para Foment el foco estaba en la independencia y la reforma legal, para las demás patronales, el fracaso de la opa ha sido una cuestión de supervivencia. El presidente de Pimec, Antoni Cañete, lo ha celebrado con deportividad: "Las pequeñas y medianas empresas han ganado este partido". Y ha añadido, con un punto de humor: "Aunque haya sido en la prórroga. Había partido".
Estas citas esconden una realidad muy tangible: para las pymes, la relación con su entidad financiera no es una cuestión abstracta de mercados, sino su cordón umbilical para la liquidez diaria. Cañete ha argumentado que el naufragio de la operación permitirá que los negocios "puedan tener acceso a una financiación más competitiva". Su análisis de la reacción bursátil, con caídas del Sabadell y subidas del BBVA, es contundente: "La operación no era interesante para el mercado", sino más bien una jugada estratégica del banco vasco.
Desde Cecot, la valoración ha sido igualmente positiva. En un comunicado, la patronal ha destacado que el resultado garantiza "la autonomía y el arraigo en el territorio" de la entidad catalana. La pluralidad del sistema financiero y la competitividad de las empresas catalanas son, según Cecot, las grandes ganancias de esta batalla. Su presidente, Xavier Panés, ha recordado que desde el principio manifestaron su preocupación por "las consecuencias que una operación de esta magnitud podía tener sobre la financiación empresarial, especialmente de las pymes, y sobre la pérdida de centros de decisión locales". Para Cecot, el modelo que sale reforzado es el de "proximidad y compromiso con el territorio", un modelo que consideran fundamental para mantener un tejido económico fuerte, diverso y competitivo.
En otro orden y más allá de celebrar el fin de la opa, la Cambra de Barcelona ha defendido la necesidad de construir un modelo financiero "plural y diverso". La entidad, como gran parte del resto de detractores, considera que la fusión habría concentrado excesivamente el poder financiero y dificultado el crédito a las pymes.
Desde una perspectiva más técnica, pero igualmente comprometida, el Col·legi d'Economistes de Catalunya, presidido por Carlos Puig de Travy, ha afirmado que el resultado "refuerza la consolidación del sistema financiero catalán", al que califica de "esencial tanto para el buen funcionamiento del tejido económico y empresarial como para la ciudadanía y las familias del país". En un documento enviado a los medios de comunicación, el Col·legi ha puesto en valor el "papel relevante" de los accionistas del Sabadell en la defensa de un banco "estrechamente vinculado al territorio y al servicio de las pequeñas y medianas empresas", señalando que su implicación ha sido "clave para proteger el modelo de proximidad y de acompañamiento financiero".
No obstante, Puig de Travy ha introducido una nota de cautela y un análisis de fondo que va más allá de la opa. Ha subrayado que Catalunya solo representa el 20% del sistema financiero del Estado, un porcentaje que considera "insuficiente en relación con la importancia que tienen Catalunyay su economía". En este sentido, el resultado de la opa "da seguridad y estabilidad al sistema financiero y permite avanzar hacia un entorno más competitivo, inclusivo y diverso".
El Col·legi d'Economistes recogió durante todo el proceso argumentos clave que ahora ve reivindicados: evitar una "excesiva concentración de poder empresarial y financiero", mantener canales especializados de crédito para pymes, evitar la pérdida de empleo y oficinas, y promover la atracción de talento. El fracaso de la opa del BBVA no es el final de la historia, sino el principio de un nuevo capítulo para el Banco Sabadell.
La presión por crecer de manera sostenible y rentable es ahora mayor que nunca. Las palabras de los líderes económicos de Catalunya han dibujado un camino claro: consolidar un núcleo duro de accionistas fieles, expandir la presencia de la entidad y, sobre todo, reafirmar su compromiso con el motor de la economía catalana, las pymes. La batalla de las ofertas ha terminado, pero la guerra por la relevancia y la independencia del sistema financiero catalán continúa. Y en esta guerra, el Sabadell ha demostrado que, de momento, tiene aliados poderosos en su propio territorio.