La proliferación de establecimientos con actividad de venta de pan y cafetería, los hornos cafeterías, no encuentra freno en Barcelona ni en las principales ciudades de Cataluña. Las empresas que gestionan la marca y este tipo de establecimientos han creado en toda la región una red de locales significativa -entre propios y franquiciados- y han entrado en una lucha feroz por conseguir los mejores espacios, cueste lo que cueste.

Solo en Barcelona ciudad, los locales de las cadenas Vivari, Obrador 365, Granier, Santagloria y El Fornet se han multiplicado por cuatro en los últimos diez años, al pasar de 83 a más de 300, según el último censo municipal de locales comerciales de 2024. Además, hay que sumar otras enseñas de una dimensión más reducida que también tienen más de una tienda u otras iniciativas de empresarios o emprendedores individuales que montan sus establecimientos y que “no deben confundirse con las panaderías con degustación, porque son otro concepto: en la panadería tradicional y artesana hay un maestro panadero”, puntualiza Mònica Gregori, presidenta de Pimec Comerç y del Gremi de Flequers de la provincia de Barcelona.

La creciente competencia entre las grandes cadenas ha despertado el interés por obtener las mejores ubicaciones en calles de mucho tránsito peatonal -residentes y visitantes- “porque es una actividad comercial que vive de un ticket de compra bajo y, por lo tanto, el negocio requiere un determinado volumen de ventas para ser rentable”, avisa Jordi Fandos, director del departamento de locales comerciales de Forcadell.

Entonces, ¿qué mejor que tener un local que haga esquina para captar al transeúnte por dos entradas de calles diferentes? Este objetivo ha desatado el atractivo de los locales comerciales de esquina y con el aumento de la demanda los precios de alquiler han ido al alza. “La guerra de las esquinas existe y los departamentos comerciales ya la tenemos asimilada”, asegura Fandos.

Crecer a cualquier precio

Detrás de la misma está la estrategia empresarial que las mismas cadenas se han impuesto para su crecimiento, hasta el punto de que “nadie quiere dejar de crecer”, dice Fandos y explica que incluso se pagan precios más elevados por determinadas ubicaciones a pesar de que no se ajusten estrictamente al modelo de negocio que tiene la marca.

La proliferación de los nómadas digitales o el número creciente de personas que teletrabajan también favorece que estos establecimientos se llenen de clientes que se los apropian como una zona de coworking “generando tiques de compra más elevados para justificar la estancia”.

Sin embargo, hay ejemplos como Obrador 365 que dispone de una segunda marca franquiciada Valls&Co para ocupar determinados espacios de esquina junto a sus tiendas para evitar que pasen a manos de la competencia.

Elementos que incrementan el alquiler

El incremento de la demanda y la escasez de oferta de locales es la principal causa del alza de los alquileres, que varía mucho según la zona comercial y la superficie. También influyen otros aspectos. “En los ejes más prime de Barcelona, la oferta de locales es escasa y hay mucha demanda de marcas multinacionales del sector de la moda dispuestas a pagar rentas altas”, manifiesta Clara Matías, directora de Retail High Street en la consultora inmobiliaria Laborde Marcet.

Controversia con los hornos y la hostelería

“Las cadenas, dice Matías, buscan visibilidad de marca, pero también se deben a **un modelo de negocio que no siempre es flexible; tienen que cumplir unos estándares de superficie, de distribución de los espacios interiores...**”. Pensemos, añade la directora de Retail High Street, que **un horno cafetería tiene que obtener una licencia municipal para la actividad de restauración**, que no es la misma que para un horno de pan tradicional. Es por ello que **en distritos como Ciutat Vella, el Eixample o el Poblenou las rentas también se han subido** porque el Ayuntamiento de Barcelona ha aprobado un plan de ordenación de actividades para evitar la proliferación masiva de determinados comercios en detrimento de las tiendas de barrio. “Cuando queda libre un establecimiento que ya dispone de licencia de restauración”, también se encarece el alquiler, concretan Fandos y Matías

Las grandes cadenas de hornos cafetería no están agremiadas al colectivo de panaderías, “pertenecen al gremio de las masas congeladas”, especifica Mònica Gregori. Hoy por hoy, “los hornos cafetería han entrado en conflicto con la hostelería y con las panaderías, y con la primera especialmente porque la venta que hacen de pan solo representa un 3% de su negocio”.

“Harían falta unos límites esenciales y un control más estricto de este tipo de tiendas”, defiende Gregori, para quien “el modelo de panadería degustación es otro: está arraigado en el barrio, en los residentes, su perfil de cliente busca espacios donde sentirse a gusto”. Por eso, opina Gregori que “los consumidores empiezan a ser reticentes a entrar en estos locales”. Ha nacido una nueva ética del consumo que lideran los jóvenes que están más informados, son más exigentes y valoran el servicio de calidad, la experiencia de la compra, la proximidad y la comunidad de barrio, sentencia Gregori.