Marc Murtra ha cumplido sus primeros seis meses como presidente de Telefónica y también hace cuatro años que su carrera cambió completamente. Este ingeniero industrial ya acumulaba un currículum envidiable, pero fue a finales de mayo de 2021 cuando aterrizó en el Ibex para presidir una entonces convulsa Indra, que transformó antes de dar el salto a Telefónica y proponerse hacer lo mismo con el gigante español de las telecomunicaciones, convirtiéndose en muy poco tiempo en una voz autorizada en el sector a nivel europeo.

Nacido en Blackburn de padre catalán y madre británica, Murtra se ha mostrado como un directivo sin miedo a los retos y con fobia al continuismo por el continuismo. En Indra obtuvo resultados, y se disparó más de un 160% durante sus tres años y medio como presidente. En Telefónica empieza a dar frutos, aunque aún está iniciando el giro y debe presentar el plan estratégico, pero la empresa, que encontró deprimida tras haber sido, a principios de siglo, la gran cotizada española, ya ha subido un 16% desde su inesperado nombramiento aquel sábado de invierno, 18 de enero, con acuerdo del gobierno español y La Caixa.

La clave de estos resultados la ha dado él recientemente, en una declaración de intenciones de lo que será el plan estratégico de Telefónica que está diseñando y que presentará antes de final de año. “Las grandes compañías tienen una tendencia natural a volverse conservadoras y no asumir riesgos. Pero el riesgo va unido al retorno. Nosotros asumiremos más riesgos calculados”, dijo a principios de mes en un acto de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE) en Madrid.

Asumir riesgos es lo que hizo en Indra y lo que quiere hacer en el gigante español de las telecomunicaciones, pero sin olvidar que deben ser calculados. En 2021, se propuso dar un giro estratégico a la empresa tecnológica hacia el sector de la defensa, operación que, viendo el contexto geopolítico y el aumento del gasto en defensa en Europa, fue un acierto. De hecho, continúa, y se intensifica, tras su salida.

En Indra, el objetivo era el crecimiento en este sector, y lo hizo apoyándose en algunas compras, como el 9,5% de ITP Aero y el 89,7% de Hispasat, con inversiones de unos 900 millones de euros. Su apuesta ha tenido tanta continuidad que su sustituto en la presidencia de la compañía fue Ángel Escribano, socio del grupo de defensa Escribano, que ahora Indra negocia comprar para culminar el giro que Murtra inició.

Los primeros meses en Telefónica

En Telefónica el reto es más importante, pero no asusta a su presidente. Es una multinacional con 100.000 trabajadores y 41.000 millones de facturación, que viene de tiempos pasados mejores: primero, cuando era un monopolio; después, cuando la televisión de pago en España era prácticamente suya. La liberalización del sector, su globalización, nuevas tecnologías con liderazgos geográficamente dispersos y el cambio radical en el consumo audiovisual, con la aparición de la competencia de las empresas de streaming, le han cambiado totalmente el panorama en menos de veinte años. Telefónica vale solo un 20% en bolsa de lo que llegó a valer a finales de 2007, a pesar del repunte de los últimos meses.

Con este escenario, y la irrupción de la saudí STC para tomar el 10% de Telefónica y erigirse en el primer accionista, el gobierno español compra un 10% y fuerza un cambio, con el apoyo de Criteria, el holding de participaciones de La Caixa, que acaba elevando su participación al 9,99%. Y Murtra es el hombre elegido para hacer el cambio que necesita la compañía.

Lo es por el riesgo, pero también por el cálculo. Una de las primeras cosas que hace Murtra tras asumir el cargo, a principios de febrero, es hacer una gira por los principales mercados de Telefónica y reunirse con sus responsables, para conocer el negocio de la compañía, sus puntos fuertes y débiles. Va a Londres, a Alemania, a Brasil… y también a Riad, para escuchar de primera mano las intenciones de STC en el accionariado del grupo.

Unas semanas después, a finales de febrero en la presentación de resultados y principios de marzo en el Mobile World Congress (MWC), empieza a hablar públicamente de sus objetivos y anhelos. Murtra alza la voz, aquí pero también en Londres y Bruselas, para que se lleven a cabo cambios regulatorios que faciliten la consolidación del sector, que tiene muchas empresas pequeñas. Es un discurso que ya tenía su predecesor, José María Álvarez-Pallete, pero Murtra parece convencer más. Al menos, a los inversores. El directivo catalán lo tiene claro: hace falta una consolidación europea y Telefónica quiere ser protagonista.

La consolidación, es decir, fusiones para crear grandes campeones, no es solo una cuestión privada. Es necesaria, defiende, para que el sector europeo pueda competir con los gigantes de Estados Unidos, China y otros países. Quiere desafiar la hegemonía de Estados Unidos, llegó a titular el Financial Times. Es una advertencia europea, pero también hacia dentro, ya que el futuro de Telefónica ya no puede basarse en el modelo de las últimas décadas.

La Telefónica del futuro

La Telefónica del futuro inmediato y a medio y largo plazo que tiene en mente Murtra la conoceremos en detalle cuando presente el plan estratégico, pero ya ha dejado algunas pinceladas: tecnología digital, conectividad inteligente, infraestructura crítica, centros de datos y ciberseguridad. De hecho, esta rama vinculada a la defensa será una de las grandes apuestas, ante el crecimiento de la demanda de las empresas e instituciones por el creciente número de ataques que reciben.

También ha tomado decisiones que son declaraciones de intenciones, como la destitución de Chema Alonso, la reestructuración de su área y la puesta en revisión de su proyecto estrella, Kernel. También dicen mucho de lo que quiere Murtra las desinversiones, por valor de más de 2.000 millones de euros. En estos seis meses, Telefónica ha vendido su negocio en Argentina, Uruguay, Colombia, Ecuador y Perú. México y Chile podrían ser los siguientes.

Estas ventas tienen un sentido estratégico y económico. El año pasado, los mercados de los que salió supusieron más de 2.000 millones de pérdidas antes de impuestos, mientras que todo el mercado hispanoamericano –que agrupa toda Sudamérica excepto Brasil, uno de sus mercados más rentables– tuvo 2.400 millones en números rojos. El mensaje es claro: estar por estar, por el mercado minorista, no vale la pena. El reto es mayor e implicará, probablemente, compras en Europa, que pueden llegar este mismo año.

A los 52 años, Murtra vive un momento dulce, pero también muy exigente, de su trayectoria. Ingeniero industrial por la UPC, hizo un MBA en la Universidad de Nueva York, donde tuvo como profesor al premio Nobel Paul Krugman. En Cataluña, ha ocupado cargos en el sector público, como gerente de BTV y director general de Red.es, y en el privado, en Retevisión y Closa Investment Bankers. También es, desde 2021, patrono de la Fundación La Caixa.