Josep Oliu y César González-Bueno, presidente y consejero delegado de Banc Sabadell respectivamente, se ha hartado de decir en público en los últimos trimestres que la entidad está cómoda con su perímetro, pero normalmente, respondía la pregunta sobre una posible fusión con Unicaja, en la que el banco catalán sería el pez gordo y el andaluz, el chico. La propuesta de BBVA pone a Sabadell en el otro lado y es, de hecho, una fusión aun más desigual que la hipotética con Unicaja, por lo que amaga con ser una absorción y terminar suponiendo la desaparición de la marca catalana.

Poco se sabe todavía de la operación. BBVA comunicó este martes al mediodía al consejo de administración de Sabadell y a la CNMV que su consejo decidió “iniciar negociaciones para explorar una posible fusión entre ambas entidades”. El banco que preside Josep Oliu hizo acuse de recibo: “Banco Sabadell confirma que ha recibido a las 13:43 horas del día de hoy una propuesta escrita indicativa de Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, S. A. para una fusión. El Consejo de Administración de Banco Sabadell analizará adecuadamente todos los aspectos de la propuesta”. BBVA lo comunicó a la CNMV a las 13.47, es decir que informó a Sabadell solo 4 minutos antes.

En el sector bancario siempre se habla de fusiones porque las operaciones suelen pagarse con un intercambio de acciones, pero terminan siendo adquisiciones –"fusión por adquisición", lo suelen llamar–, que suponen el dominio de la mayor entidad, que impone también su marca. El pez gordo se come al chico. Es lo que ha pasado, por ejemplo, con las dos últimas operaciones en España, la de Unicaja y Liberbank y la de Caixabank y Bankia. Durante la crisis financiera, BBVA y Sabadell absorbieron otras entidades, como CatalunyaBanc y la CAM respectivamente, pero las circunstancias eran otras, habían sido intervenidas por el Estado a través del FROB.

Este martes, tras conocerse las intenciones de BBVA, que provocaron la caída de un 6,65% en bolsa del banco que preside Carlos Torres y la subida del 3,37% del de Josep Oliu, la entidad de origen vasco valía seis veces más que la catalana. En concreto, 59.400 millones de euros, por unos 9.800 millones de Sabadell. Eso significa que en un intercambio de títulos, los accionistas de BBVA tendrían un peso seis veces mayor –o algo menos si hay una prima–, y la entidad de Bilbao podría imponer buena parte de sus condiciones siempre que el precio fuera bueno.

Sabadell y BBVA aún no hablan de precio

Fuentes financieras explican que ha habido conversaciones preliminares, si bien han sido informales, pero que aún no han entrado a negociar ni el precio ni las condiciones. Por tanto, no se ha hablado, formalmente, ni de primas, ni de marcas, ni de plantillas ni de sedes operativas. Pero todo esto estará sobre la mesa y se tendrá que negociar, si bien apuntan al precio como la clave de todo. Oliu, añaden, podría reclamar una vicepresidencia hasta que se jubile, así como el mantenimiento de parte de la estructura que el Sabadell tiene en Sant Cugat del Vallès, si bien habría claras duplicidades.

La operación, de entrada, no gusta a los sindicatos pues temen que haya despidos. Una de las cosas que han pedido rápidamente ha sido el mantenimiento del empleo. Un análisis de EAE Business School cifra en 4.000 empleados el posible excedente de plantilla. Y es que en banca minorista, ambos bancos tienen una alta implantación en Catalunya y, probablemente, muchos clientes en común. En el resto del Estado, BBVA tiene más peso, pero la unión también generaría duplicidades. De hecho, podría superar a CaixaBank como primer banco de España.

Las fuentes del sector consultadas apuntan a que, efectivamente, no necesitará toda la estructura que tiene, principalmente en Sant Cugat. Pero sí una parte, pues si por algo destaca Sabadell muy por encima de BBVA es en el negocio de pequeñas y medianas empresas. Y ese es el pastel a por el que va Carlos Torres, un negocio muy atomizado y que requiere oficio. Sabadell tiene ese oficio y por eso es líder del sector. Hay que recordar que la otra entidad que apostó por las pymes, el Popular, la absorbió Santander.

Pese a que el mercado ha penalizado a BBVA por el interés por Sabadell, el banco vasco va detrás del negocio de pymes del catalán

De momento, al mercado no termina de gustarle la operación. Para empezar, interpreta que va a ser BBVA el que se tendrá que rascar el bolsillo, pues le ha penalizado con una fuerte caída en Bolsa: adelantan el sobrecoste de la compra –la previsible prima– y el coste de reestructurar la entidad resultante. En cambio, Sabadell subió, precisamente por lo mismo, porque se espera que sea la entidad comprada y con una prima.

Así, los accionistas del banco catalán sí que verán con buenos ojos la operación. De hecho, el máximo accionista es el mismo que el de BBVA, el fondo estadounidense Blackrock, que tiene posiciones en prácticamente todas las Ibex. El mayor fondo de inversión privado del mundo tiene un 5,9% de BBVA y un 3,6% de Sabadell, que tiene también al multimillonario mexicano Daniel Martínez Guzmán como accionista significativo, con el 3,5%. Martínez Guzmán afloró el 3% de la entidad catalana en 2018, con la acción en 1,3 euros, con lo que con la operación se podría embolsar una plusvalía de hasta un 50%.