El Gran Hotel La Florida, uno de los edificios más emblemáticos y con más historia de Barcelona, situado en la montaña del Tibidabo, ha reabierto las puertas como METT Hotel & Beach Club Barcelona. La transformación, llevada a cabo por Sunset Hospitality Group, con sede en Dubai, ha supuesto una inversión de 15 millones de euros y marca la llegada de la marca de lujo a Catalunya, con el objetivo de captar a una clientela internacional de alto poder adquisitivo. El proyecto no es solo una simple reforma hotelera, sino la reanimación de una leyenda.
Inaugurado el año 1925 con el diseño del arquitecto Ramón Raventós, el hotel fue, desde sus inicios, sinónimo de exclusividad y glamur. Sus habitaciones y terrazas, con las vistas más espectaculares sobre la capital catalana, acogieron durante décadas destacadas personalidades internacionales. Figuras de la literatura como Ernest Hemingway, estrellas de Hollywood como Rock Hudson o Tom Hanks, e incluso la familia Obama durante una visita privada, han sido algunos de los ilustres huéspedes que han paseado por sus pasillos.
Su cierre y posterior estado de abandono durante años generó una importante preocupación para el futuro de este patrimonio. Esta nueva etapa pone fin a la incertidumbre. El METT Barcelona se convierte en el segundo establecimiento de la cadena en España, después del éxito del METT Marbella-Estepona, y supone una apuesta firme por el sector del lujo en Barcelona. El hotel tiene 70 habitaciones, todas ellas de categoría superior, distribuidas en 35 Deluxe, 14 Júnior Suites y 21 Suites, diseñadas para ofrecer la máxima comodidad e integrando las vistas panorámicas como elemento central.
No obstante, las auténticas piezas estrella del hotel son sus espacios comunes. El complejo dispone de seis terrazas panorámicas desde donde se puede disfrutar de una vista de 360 grados, y dos piscinas: una interior climatizada y otra exterior. Estos espacios, junto con las propuestas gastronómicas que se implementen, pretenden convertirse en un punto de encuentro no solo para los huéspedes, sino también para el público barcelonés con un poder adquisitivo elevado. En el ámbito laboral, el nuevo establecimiento ha generado 80 puestos de trabajo en áreas como recepción, restauración, spa, mantenimiento y administración.
Su estrategia comercial se dirige de manera específica en mercados internacionales de alto valor, con especial atención a clientes del Reino Unido, Francia, Alemania, Estados Unidos y el Oriente Medio. El proyecto es fruto de una ambiciosa alianza inversora, mediante una sociedad de 50 millones de euros entre Sunset Hospitality Group, la socimi Atom Hoteles (propietaria del inmueble) y GMA Corporate, que actúa como gestor del activo. Esta inyección económica y la gestión de un grupo internacional ponen el Tibidabo de nuevo en el mapa del turismo de lujo global, recuperando un trozo de la historia de Barcelona para el siglo XXI. La leyenda, ahora, se escribe en letras de METT. Según la Agencia Catalana de Turismo, mientras el visitante medio gasta unos 152 euros diarios, el turista de alto poder adquisitivo supera fácilmente los 1.000 euros diarios. Eso significa que un solo turista prémium equivale, económicamente, a casi siete turistas convencionales.