José Luis Martín Zabala, director general de Sage Iberia, asegura que la implantación generalizada de la factura electrónica podría suponer un ahorro de hasta 13.500 euros anuales para las pequeñas y medianas empresas, a la vez que impulsaría la productividad a nivel de la Unión Europea, un factor crítico en el actual contexto económico. Esta afirmación, que abre una vía de optimización hasta ahora poco explorada por muchas empresas, se ha realizado durante el encuentro informativo organizado por Sage. 

Zabala ha querido cuantificar con precisión los beneficios. "La estructuración de datos de la factura electrónica con una capa de inteligencia artificial permitirá reducir considerablemente los errores humanos. Esto se traduce en un ahorro de tiempo y de hasta 13.500 euros de impacto directo por una mejora y eficiencia en los procesos y en la gestión", manifiesta.

Esta cifra no es arbitraria; responde al enorme gasto oculto que suponen las tareas administrativas repetitivas, la corrección de incidencias en las facturas, el tiempo dedicado a la búsqueda de archivos físicos y la gestión de descuadres. La automatización inteligente que permite la factura electrónica libera a los profesionales de estas cargas, lo que les permite centrarse en actividades de mayor valor añadido.

Más allá del ahorro inmediato para cada empresa, el directivo ha situado el debate en una perspectiva macroeconómica. En el marco de la presentación de un informe elaborado por la compañía sobre digitalización, Martín Zabala resalta que la productividad laboral, "un problema a escala europea", podría mejorar un 2,6% con la adopción generalizada de la facturación electrónica y otros sistemas interoperables.

Este porcentaje, aparentemente modesto, representa un impulso colosal para la competitividad del conjunto de la Unión Europea. José Luis Martín Zabala ha definido este sistema sin ambigüedades como "una palanca de crecimiento y de evolución, ya que la tramitación administrativa supone una barrera para el crecimiento de las compañías". La simplificación y agilización de los trámites es, por lo tanto, un requisito indispensable para que las pymes puedan escalar y expandirse sin los lastres de la burocracia. El informe de Sage pone de manifiesto las grandes lagunas que persisten en el tejido empresarial.

Por un lado, el 60% de las pymes siguen registrando las facturas manualmente, una práctica obsoleta que consume recursos preciosos. Por otro lado, el 40% de las facturas "se siguen pagando tarde", un problema crónico que afecta gravemente a la liquidez. Pero el diagnóstico es aún más preocupante. "Los empresarios reconocen que 8 de cada 10 facturas que reciben son irregulares", explica Martín. Esta falta de estandarización y calidad en las facturas complica enormemente la gestión y alimenta las disputas. Además, solo un 7,7% de las pymes están capacitadas para actuar en sostenibilidad tal como se exige hoy en día, un indicador que muestra el gran desnivel digital existente.

La morosidad y la carga fiscal

Las barreras que afrontan las pymes son múltiples. El 69% declara que el cumplimiento de las obligaciones fiscales representa una "gran carga administrativa". Esto se ve agravado por el impacto de la morosidad, mencionado por el 57% de los encuestados. "La morosidad es otra laca con la que convivimos", señala el director general de Sage, "y se refleja en que el 51% de estos empresarios ha reconocido haber hecho frente al pago de facturas fraudulentas". Esta cifra revela la vulnerabilidad del sistema actual y la urgencia de implementar soluciones más seguras.

En este contexto, Martín Zabala defiende que "la facturación electrónica es, más que una obligatoriedad, el paso previo que se debe dar para impulsar la necesaria, y urgente, digitalización de las pymes". Entre los beneficios estratégicos, ha mencionado la reducción del fraude, "algo absolutamente necesario". El experto argumenta que "la facturación electrónica con unos datos estructurados, con un cifrado de inicio a fin, garantizando que estos datos estructurados fluyen convenientemente, evitamos, lógicamente, mucho de este fraude que tenemos en el día a día.

Esto ayudará a las pymes también en su necesaria internacionalización", ya que estandariza los procesos y facilita las transacciones transfronterizas. Para terminar, el ejecutivo también ha querido hacer un llamamiento especial a la formación. Cabe subrayar que, para aprovechar todo el potencial de estos sistemas y de las nuevas tecnologías, es imprescindible invertir en las personas. La transición digital no es solo una cuestión de software y hardware, sino de capacitar a los profesionales para que puedan sacar el máximo provecho de estas nuevas herramientas, convirtiéndolas verdaderamente en aliados para el crecimiento y la consolidación empresarial.