El volumen de comercio denominado en yuanes entre China y Estados Unidos experimentó un descenso del 10,75% durante el mes de agosto, marcando así su segundo retroceso mensual consecutivo. Esta contracción sigue al repunte excepcional del 20,75% registrado en junio, en el marco de la tregua arancelaria que ambas naciones acordaron extender por otros 90 días el mes pasado. De acuerdo con un análisis de EFE basado en las cifras publicadas este lunes por la Administración General de Aduanas de China, el intercambio comercial con Estados Unidos en julio ya había mostrado una tendencia a la baja, con una caída intermensual del 3,99%.

Los datos oficiales de Pekín detallan que las exportaciones chinas hacia el mercado estadounidense cayeron un 12,05% en agosto respecto a julio, mientras que las importaciones de bienes procedentes de Estados Unidos también se redujeron, aunque en menor medida, con un descenso del 6,91%.

Este comportamiento invierte la tendencia del mes anterior, cuando las ventas chinas cayeron un 6,39%, pero las importaciones desde Estados Unidos mostraron resiliencia al crecer un 3,91%. A pesar de una relativa mejora comparada con el punto más álgido de la guerra arancelaria, la comparación interanual continúa reflejando cifras negativas. El comercio bilateral en agosto fue un 29,08% inferior al del mismo mes de 2024. En concreto, las exportaciones chinas cayeron un 32,87% interanual y las importaciones un 15,76%.

En el acumulado de los primeros ocho meses del año, los intercambios comerciales en yuanes entre ambas economías se contrajeron un 13,5% interanual. El impacto ha sido más severo para las exportaciones chinas (-14,6%) que para las importaciones (-10,1%). Paralelamente, la Aduana china también divulgó las cifras denominadas en dólares, la referencia habitual para los analistas internacionales. En esta divisa, el comercio acumula una caída del 14,4% en 2025, con una reducción del 15,5% en las exportaciones y del 11% en las importaciones.

Zichun Huang, analista de la consultora Capital Economics, atribuye esta contracción a la prórroga de la tregua arancelaria, que ha eliminado la urgencia de los importadores estadounidenses por adelantar pedidos para evitar aranceles. Además, la experta señala el creciente volumen de exportaciones chinas a Vietnam, principal destino para la estrategia de reexportación a través de terceros países, que ha permitido "amortiguar buena parte del impacto de los aranceles".

La guerra comercial fue iniciada por el entonces presidente Donald Trump en 2018 bajo el argumento de corregir déficits comerciales históricos de Estados Unidos con China, acusando al país asiático de prácticas desleales como el robo de propiedad intelectual, la transferencia tecnológica forzosa y los subsidios masivos a industrias nacionales. La situación deja en evidencia que la tregua es apenas un paréntesis en un conflicto estructural que trasciende los aranceles. La competencia tecnológica, las restricciones a la exportación de semiconductores y la búsqueda estratégica de resiliencia en las cadenas de suministro —el llamado derisking— continúan reconfigurando la relación económica global, dejando a la vista las primeras y profundas cicatrices de una guerra comercial lejos de terminar.