El mercado bursátil español consigue hoy, por fin, quitarse un poco de peso de encima. Tras cuatro jornadas consecutivas navegando a la deriva entre números rojos, el Ibex-35 ha registrado una subida del 0,39%, una cifra positiva que lo sitúa en los 15.889,3 puntos. No es, ni de lejos, una remontada espectacular, sino más bien un suspiro en un contexto global cargado de incertidumbres. La victoria es psicológica: romper la dinámica negativa y demostrar que hay una cierta capacidad de reacción. Esta relativa calma no llega por azar.
El mercado se ve animado por dos hechos concretos que inyectan una dosis de optimismo cauteloso. Por un lado, la confirmación definitiva de la inflación en la zona euro durante el mes de octubre, situada en el 2,1%, es recibida como una señal positiva. Esta cifra, que se alinea con el objetivo del Banco Central Europeo, contribuye a disolver algunas de las nubes más inmediatas sobre el escenario económico europeo, aunque los inversores siguen vigilando de reojo cualquier indicio de repunte. Por otro lado, la apertura con tonos positivos de los principales índices de Wall Street ofrece un apoyo inestimable, creando una corriente de aire fresco que atraviesa el Atlántico y llega a la plaza madrileña.
No obstante, esta mejora se produce en un ambiente de expectación contenida. La sombra alargada de las sobrevaloraciones en el sector de la inteligencia artificial planea como una espada de Damocles sobre la confianza de los inversores. Todos los ojos están puestos en las próximas publicaciones de resultados de Nvidia, el gigante tecnológico que se ha erigido en el termómetro de todo el sector. Su salud financiera se percibe como un indicador crucial de la solidez real de esta burbuja tecnológica y, por extensión, de la resistencia de los mercados en su conjunto.
Esta sensación de pausa expectante se refleja también en la espera de la última reunión de la Reserva Federal. La comunidad financiera internacional analiza con lupa cada palabra, cada matiz, de estos documentos, en busca de pistas sobre la futura política monetaria de los Estados Unidos. Los expertos señalan que es probable que estas actas reflejen una creciente cautela respecto a nuevos recortes de tipos, revelando que varios miembros del consejo consideraron seriamente mantener los tipos de interés sin cambios.
Esta posibilidad de un endurecimiento súbito de la política monetaria actúa como un freno invisible a la euforia. La sesión, en su conjunto, se mueve en un terreno de contrastes. Mientras el Euro Stoxx 50 consigue avanzar un 0,13%, el resto de plazas europeas acaban la jornada con signo dispar. Londres retrocede un 0,47%, Milán un 0,44%, y París y Frankfurt cierran con pérdidas muy modestas del 0,18% y el 0,08%, respectivamente. Es un mosaico de sensibilidades que muestra la falta de una direccionalidad clara y única.
Dentro de la caja de resonancia del Ibex-35, los grandes valores ofrecen un espectáculo igualmente variado. La banca emerge como uno de los pilares de la recuperación, con el Banco Santander subiendo un 1,68% y BBVA un 0,91%. También destaca con fuerza Inditex, que se apunta un 1,59% en una jornada positiva para el sector minorista. En la otra cara de la balanza, Repsol se ve penalizada con un descenso del 2,84%, arrastrada por la reculada en el precio del barril de crudo. Compañías eléctricas como Iberdrola y Endesa, esta última como el valor más castigado del día con una caída del 3,97%, también ceden terreno, reflejando las tensiones específicas de su sector.