Cada hogar en España gastó de media 31.568 euros el año pasado en todo tipo de bienes y servicios, un volumen que no se registraba desde 2008 y supone recuperar el gasto prepandemia, según dio a conocer este martes el INE con la Encuesta de Presupuestos Nacionales. No obstante, los presupuestos de las familias con mayores y menores recursos han sufrido una evolución muy dispar. El 20% de las familias con mayor nivel de gasto ha recompuesto la cesta de su compra reduciendo gastos en vivienda, mobiliario y menaje, comunicaciones y enseñanza, destinando más fondos a transportes, hoteles y restaurantes y ocio. En cambio, el 20% con menores ingresos, solo reduce el gasto en alcohol y tabaco, pues tiene más complicado recortar en otros capítulos como vivienda, educación o transportes.

El fuerte incremento en el gasto durante el pasado año es una ilusión estadística, pues si se descuenta la inflación (en vez de precios corrientes se analiza en precios constantes) el pasado año se quedó lejos de la capacidad de gasto anterior al covid. En estos términos, cada familia habría consumido productos y servicios por valor de 25.359 euros, por debajo de los 26.184 euros de 2019, incluso inferior a los años 2018 y 2019. Y a mucha distancia de la capacidad de gasto de los hogares entre 2006 y 2011, con un máximo de 30.788 euros en 2007 dejando fuera el efecto de la inflación.

El alto IPC del año pasado (8,4% de media) acentuó las diferencias en la estructura del presupuesto anual de las familias con menores gastos -y, por tanto, menores ingresos- y el de las familias con mayores ingreso. El INE divide la población en cinco grupo (quintiles) agrupando en el primero al 20% de los hogares con menor capacidad de gasto y en el quinto al 20% de los hogares con más poder de gasto. La quinta parte más pobre dispuso de 15.573 euros para cubrir sus necesidades durante el pasado año, frente a los 54.863 euros que dispusieron de media los hogares más pudientes. Es decir, por cada euro que gastó la familia pobre, la rica consumió 3,52 euros. Una brecha que se viene reduciendo hace años, pues en 2021 la proporción fue la misma -1 euro por 3,52 euros-, cuando en 2019 los ricos dispusieron de 3,73 euros por cada euro de los pobres, y una menor distancia que en 2007, cuando el 20% de los hogares con más ingresos gastó 4,4 euros por cada uno del otro extremo.

Curiosamente, los hogares del primer y del último quintil aumentaron su presupuesto en un 7,1%, ambos por debajo de la media de España del 7,9%. E, igualmente, ambos fueron los que registraron un menor aumento del gasto, pues los otros tres quintiles lo incrementaron un 7,8% el segundo, un 8,8% el tercero y un 9% el cuarto. Sin embargo, aunque ambos aumentaron en el mismo porcentaje, se debió a causas distintas. Mientras los más pobres no pudieron gastar más porque carecían de más ingresos, los de mayores ingresos no subieron porque determinados productos y servicios, llegando a un cierto nivel, no tienden a seguir creciendo. En este sentido, las cestas de la compra de los ricos y de los pobres han tenido una evolución muy diferente.

Alimentos y ocio

Los productos y servicios de primera necesidad son los primeros que se cubren y no suelen subir alcanzados ciertos niveles, destinando el remante de los ingresos a bienes y servicios más lúdicos. Eso provoca que los hogares de menores ingresos destinasen el pasado año el 42,6% del total de su presupuesto a la vivienda (alquiler o hipoteca y gastos como la luz, el gas, agua…), mientras que los más ricos cubrieron esta necesidad básica con el 27% de su presupuesto. Aun así, en términos absolutos, el hogar rico destina a la vivienda 14.930 euros y el opuesto 6.640 euros. En todas las partidas, sin excepción, el presupuesto de los ricos triplica o incluso multiplica por diez el presupuesto del primer quintil. Volviendo a la vivienda, en ambos tipos de hogares se ha reducido el peso de este bien sobre el conjunto del presupuesto, pero mientras los ricos la rebajan en 2,2 puntos porcentuales, los pobres la bajan en 1 pp. Incluso en términos absolutos, los primeros han destinado a vivienda 137 euros menos que el año anterior, mientras que los pobres han tenido que gastar 301 euros más.

La alimentación es el otro gran bien de primera necesidad al que se dedican los primeros euros del presupuesto de todos los hogares. Sin embargo, en los menos pudientes se destinó el pasado año el 20,5% del gasto, con un aumento de 186 euros, y en los ricos el 12,4%, aunque destinaron 427 euros más lo que pone de manifiesto que no tendieron a reducir la calidad de los productos consumidos para paliar la subida de los precios.

De hecho, aquí empiezan ya las grandes diferencias entre unos hogares y otros. Mientras que para el primer quintil la alimentación es el segundo grupo de productos al que más dinero destinan cada año, en los más ricos, el segundo grupo, tras la vivienda, es el transporte (incluye gastos de gasolina, pero también de otros medios como avión, tren…). A este bien dedicaron un 16,7% de su presupuesto, 2,3 pp más que a alimentación, mientras que los más pobres le destinaron el pasado año un 6,6% de su gasto total. Sin embargo, el fuerte incremento de los combustibles en 2022 ha pasado una mayor factura a los hogares de menos ingresos, pues han tenido que gastar un 22,8% más a transporte, cuando el incremento en los hogares con más ingresos ha sido del 14,1%. De todas formas, en esta partida se produce unas de las mayores brechas, pues mientras unos gastaron 9.167 euros, los otros 1.027, lo que supone 9 euros por cada 1.

Los siguientes dos partidas son, junto con la anterior, la marca distintiva de los hogares con mayores recursos. A restaurantes y hoteles dedican el 11,7% (6.416 euros), aumentando su peso en la cesta de la compra casi 2 pp respecto a 2021, mientras que los hogares con menores ingresos solo le destinan el 4,9% de su presupuesto (758 euros), aunque también crece respecto a 2021 (1 pp). La otra gran diferencia proviene del dinero dedicado al ocio y la cultura que se lleva el 6,14% del gasto de los ricos (3.368 euros) y cuyo presupuesto se ha incrementado un 20,5% respecto a 2021, frente al 2,7% (416 euros) de los menos pudiente que han aumentado el gasto un 12%.

En partidas como el alcohol y el tabaco, el primer quintil destina un mayor porcentaje (1,6%) que el quintil con más ingresos, aunque el pasado año tuvo que reducir su presupuesto en 1 euro (la única partida en la que rebaja el gasto), al igual que en comunicaciones (4,4%) y otros (7,1%). En cambio, el quintil de mayores ingresos destina un porcentaje mayor de sus ingresos a vestido y calzado (4%), muebles y menaje (4,8%), sanidad (4,5%) y enseñanza (1,7%).