La crisis comercial mundial es una amenaza para la industria, también la farmacéutica, aunque todavía no sufre los aranceles. Lo que sí sufre es otra crisis, en este caso regulatoria, que dificulta la inversión, la innovación e incluso pone en riesgo la autonomía estratégica de la industria farmacéutica catalana, según denunció Fina Lladós, presidenta de Farmaindustria, en la última edición de FOCUS ON.

La máxima representante de la patronal española del sector participó en el FOCUS ON titulado El próximo reto del sistema de salud catalán: las amenazas a las que se enfrenta la industria farmacéutica en Catalunya, celebrado por ON ECONOMIA conjuntamente con Demócrata, en el que debatió con Míriam Nogueras, portavoz de Junts per Catalunya en el Congreso de los Diputados, Robert Fabregat, director general de Biocat, Isabel Amat, Global Head of Innovation, Sustainability & Portfolio de Reig Jofre, y Tino Martí, secretario técnico del Comité de Evaluación, Innovación, Reforma Operativa y Sostenibilidad del Sistema de Salud (CAIROS).


El sector está pendiente de reformas legislativas, comenzando por España, pero también en el ámbito europeo, donde las instituciones cada vez priman más políticas que incrementan la burocracia, lo que merma la competitividad de las empresas en general y la industria en particular. En este sentido, Lladós aseguró: “La autonomía estratégica puede estar en riesgo si no se legisla favoreciendo, atrayendo e incentivando que la fabricación se haga aquí, en un contexto geopolítico en el que las presiones están intentando atraer fabricación a otros lugares del mundo, como por ejemplo a Estados Unidos. En Catalunya tenemos el 44% de las plantas de producción a nivel nacional y queremos seguir teniéndolas aquí”.

El marco europeo no invita al optimismo, pero en el ámbito español también hay asignaturas pendientes, como la ley de medicamentos y productos sanitarios, que de momento es un anteproyecto de ley. “Nos jugamos los próximos 20 años, porque no se había reformado en 20 años y las leyes no se renuevan cada 5 años”, aseguró la presidenta de Farmaindustria, que detalló todo lo que está en juego.

“Nos jugamos los tiempos de incorporación de la innovación a los pacientes. Desde que un fármaco se aprueba en Europa hasta que llega a los pacientes, se tarda una media de 600 días. Proponemos que se incorpore en un máximo de 180 días, que es el tiempo prudente para que se puedan negociar las condiciones, y 90 días para terapias que no tienen alternativa terapéutica”, explicó.

También, de nuevo, la autonomía estratégica: “Nos jugamos también que se siga potenciando la industrialización, porque necesitamos que siga habiendo tejido industrial catalán y también en el Estado para tener autonomía estratégica”. Por eso, es necesario que el sector sea sostenible: “Si llega un chino con una oferta mucho más baja y cogemos lo que tiene menos coste, la sostenibilidad del sistema sanitario es muy importante, pero tan importante es que no dependamos de terceros para tener fármacos esenciales y que son críticos y que se han de poder fabricar aquí”.

Fina Lladós durante el debate.

Y la investigación: “Desde que una persona, por ejemplo, un académico, descubre alguna potencial oportunidad, hasta que llega a ser una realidad, hay un recorrido muy largo. Tenemos un país con un nivel de centros de investigación altísimo, pero a menudo lo que pasa es que esta innovación no llega a ninguna parte porque necesita mucha inversión. Hay que potenciarlo, es muy importante”.

Aun así, Lladós quiso poner en valor el peso del sector: “Una de las cosas que hemos ganado es que nos hemos sentado en la mesa para hablar de lo que para nosotros es muy importante. Creo que hay conciencia de la importancia del sector, que es estratégico, y ahora faltan los hechos de cómo esto se traslada a la normativa”.

La fragmentación del mercado europeo

La presidenta de Farmaindustria puso énfasis también en las dificultades que presenta la fragmentación del mercado europeo: “Cuando se aprueba un fármaco en Europa es eficaz y es seguro, debe poder llegar lo más rápido posible a los pacientes”. Hacerlo “requiere una gestión del cambio, hacer cosas diferentes, y el espacio europeo de datos y la toma de decisión con datos es una gran oportunidad que tenemos, pero debemos cambiar, con un objetivo común”.

Para Lladós, Europa debe responder a algunas preguntas: “¿Este es un sector estratégico, sí o no? ¿La salud es importante en Europa? Decidámoslo a nivel europeo, legislemos con esta finalidad, evitemos capas, hagámoslo ágil, y hagamos que la innovación llegue a los pacientes. Hay retos, la población cada vez envejece más, tiene más enfermedades, pero también hay muchas oportunidades. Cada euro que invertimos en innovación retorna 4 euros a la economía del país. Mirémoslo de manera transversal también, porque a veces miramos con silos verticales y quizás perdemos una oportunidad”.

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