En los últimos 25 años, el número de oficinas bancarias en Catalunya ha caído un 70%, de las más de 7.000 a las escasas 2.000. El presidente de la Asociación de Micropueblos de Catalunya, Joan Solà, reivindica el acceso a la banca como un derecho básico que debería prestarse "de una forma u otra".
En marzo de 2001, Catalunya contaba 7.172 oficinas bancarias, según datos del Banco de España, una cifra que fue subiendo progresivamente en los años de la burbuja hasta alcanzar las más de 8.000. En 2008, se llegó al pico, y desde entonces los cierres no se han detenido, con una caída especialmente destacable durante el principio de la pasada década, coincidiendo con la crisis económica y la concentración del sector bancario.
Entre 2009 y 2014, el panorama de entidades bancarias en el país cambió radicalmente, con la desaparición de una decena de cajas de ahorros, como Caixa Catalunya, Caixa Manlleu, Caixa Penedès o Caixa Laietana. Actualmente, tras el proceso de fusiones y absorciones, CaixaBank y Banco Sabadell concentran buena parte del negocio en Catalunya, que a fecha de junio de 2025 contaba con 2.091 sucursales.
El profesor de la UPF School of Management David Igual explica a ACN que precisamente el hecho de que ahora haya muchas menos entidades es "una razón evidente" que explica las cifras, mientras que la otra es que "las entidades y la sociedad han avanzado mucho" en digitalización y en automatización de procesos. A su juicio, la tendencia a la baja continuará y las sucursales tenderán "a ser cada vez más marginales". Sin embargo, también cree que un cierre muy acelerado puede significar "una pérdida de negocio", así que según él, este proceso "se ha ralentizado un poco en los últimos años".
A nivel español, CaixaBank perdió una de cada diez oficinas entre 2019 y 2024, mientras que del Sabadell desaparecieron un 37,5% en el mismo periodo, según los informes financieros anuales de ambas entidades. El conjunto del sector bancario español ha pasado de más de 250.000 trabajadores a principios de siglo, a menos de 170.000. Los datos reflejan que la caída en empleados es menos pronunciada que la de oficinas, que ahora tienen cada una "un número de trabajadores mayor que el que tenían en el pasado", según David Igual. El profesor dice que antes no era infrecuente una sucursal con dos empleados, pero ahora es "extraño".
En cualquier caso, la desaparición de sedes es transversal en todo el país. Así, siete de cada diez oficinas cerraron entre 2001 y 2025 en las demarcaciones de Barcelona (-72,6%), Girona (-69,3%) y Tarragona (-69,5%), y en Barcelona ciudad el porcentaje es aún más alto (-76,9%). El impacto en las comarcas de Lleida fue algo menor (-58,9%).
La mayoría de municipios catalanes, sin sucursales
"Imaginemos que en una ciudad el servicio bancario no existiera, y estos habitantes tuvieran que hacer 20 kilómetros para ir al cajero más cercano", dice el presidente de la Asociación de Micropueblos de Catalunya, Joan Solà. "Lo que no podemos imaginar es lo que está pasando en los micropueblos", apunta. Con el agravio "añadido" que antes tenían este servicio y, de repente, ha "desaparecido". La falta de un transporte público adecuado se suma como un impedimento más a la hora de sacar dinero o realizar gestiones bancarias. "Entonces deben encontrar un vecino que les vaya a buscar el dinero al banco, y eso es una disfunción total", lamenta.
Según datos del Banco de España, recogidos por un informe de la Autoridad Catalana de la Competencia (ACCO), en 2021 había 443 municipios sin acceso al efectivo (un 47% del total), y en las demarcaciones de Girona y Lleida, eran mayoría quienes no disponían de este servicio, y en la de Tarragona, la mitad. Las poblaciones donde los ciudadanos no tenían puntos por sacar dinero representaban a 209.098 personas, prácticamente el 3% del conjunto catalán, según el informe. Ahora podrían ser más, porque desde el 2021, han desaparecido unas 600 sucursales en todo el país. De hecho, según los mismos datos, hace cuatro años había 494 municipios (52%) sin oficina bancaria.
Para Joan Solà, el servicio bancario no puede reducirse todo a la digitalización. Opina que puede ser complementaria al servicio, pero no una imposición que convierta a los territorios en "desiertos". "Queremos que se garantice este servicio y que sea estable y presencial en los micropueblos", insiste Solà.
Además, el presidente de la asociación defiende que si no se pueden garantizar los servicios básicos de forma estable en los micropueblos, esto no ayuda a "fijar" a las personas en el territorio. Y menos, "entusiasmar" a nuevas para que vayan a vivir. "Es una rueda: sin los servicios adecuados, la población irá disminuyendo", añade.
Una salida al problema
Precisamente, en 2024 la Generalitat puso en marcha la Banca Móvil para contrarrestar la marcha de las entidades bancarias de muchos municipios del país a raíz de la crisis de 2008. Así, con el propósito de garantizar la inclusión financiera a toda la población, la Generalitat ha dotado al país de una red de oficinas bancarias móviles itinerantes especializado.
En Catalunya participan unos 500 municipios y se cubre una población de 300.000 personas. Según datos del ejecutivo facilitados este diciembre a ACN, el servicio de Banca Móvil ha cerrado su primer año de funcionamiento con 18.228 personas atendidas, 391.068 kilómetros recorridos, 9.869 visitas realizadas y 10.874 horas de atención prestadas en todo el territorio por parte de las dos entidades que o. Se han superado las 14.700 operaciones de ingreso o retirada de efectivo, por importe total de casi 7 millones de euros.
Cuando les visita este vehículo, los ciudadanos pueden retirar dinero en efectivo, realizar ingresos, abrir cuentas, domiciliar pagos o pedir información sobre créditos y préstamos hipotecarios, entre otros. La frecuencia suele ser de un servicio al mes y de media hora.
Desde la Asociación de Micropueblos de Catalunya valoran la iniciativa, a la que están adheridos 457 municipios, como positiva, aunque defienden que los servicios deben ser "estables". "Hay que dar un paso más para poder consolidar el servicio de una forma más permanente en los municipios", añade Joan Solà.