En España, los productos más baratos han subido un 37% entre 2021 y 2024, mientras que los de gama alta solo lo han hecho en un 23%, según apunta un informe del Instituto de Investigación Urbana de Barcelona (IDRA) publicado este miércoles. Esto se conoce como cheapflation, que en castellano se podría traducir como baratoflación: lo más barato es lo que más se encarece.
La cheapflation impacta especialmente en los hogares con menos ingresos, que sustituyen productos de calidad por opciones más baratas, pero no menos afectadas por la inflación. Y contribuye a una peor salud: en Barcelona, más del 60% de las personas con rentas bajas sufren sobrepeso u obesidad, según señala el estudio ‘Por qué sube la cesta de la compra’, elaborado por Rubén Martínez y Adrià Rodríguez por encargo del IDRA.
Según el Banco Central Europeo, los precios de los alimentos en la zona euro han subido un 33% entre 2019 y 2024. En España, han aumentado un 34%. Productos esenciales como la carne, la leche o la mantequilla han subido entre un 30% y un 50% respecto a los niveles prepandemia. Alimentos como el café, el aceite de oliva y el cacao se han encarecido hasta el 80% o más. El informe recuerda que, según el salario de referencia del área metropolitana de Barcelona, la alimentación es el segundo gasto familiar (23%), solo por detrás de la vivienda (34%).
El encarecimiento de los alimentos se ha convertido en una de las “principales fuentes de estrés económico” para miles de hogares. Este informe analiza los factores estructurales que explican por qué aumenta el precio de la compra. Se identifican estrategias empresariales, dinámicas de concentración de poder y carencias en la regulación pública.
Entre 2021 y 2022, en los momentos más álgidos de inflación, las cinco grandes multinacionales que “dominan la cadena de valor agrícola” registraron beneficios récord, con incrementos de entre el 75% y el 300%. Según el informe, en España, seis grandes grupos –Vall Companys, Ebro Foods, bonÀrea, Nestlé, Coca-Cola Europacific Iberia y Grupo Fuertes– “concentran más de 100 marcas y empresas clave”. Sumaron 1.281 millones de euros de beneficios en 2024.
Añade que la distribución minorista, “liderada por cadenas como Mercadona, Carrefour y Lidl”, también registró ganancias históricas en 2024, con una rentabilidad de casi 7.500 millones de euros.
Apunta que las “principales estrategias corporativas para maximizar beneficios” son: Integración vertical para controlar toda la cadena (producción, transformación, logística y distribución), coordinación para subir precios como respuesta a los choques de costes y precarización laboral (externalización, salarios bajos y falsos autónomos).
El informe del IDRA advierte que la participación de inversores financieros en los mercados de futuros agrícolas ha vuelto a niveles cercanos a los de la crisis de 2008. Indican que esta financiarización ha generado una elevada volatilidad, con picos especulativos de precios que no guardan relación con la producción real.
Para “recuperar el control público del sistema alimentario”, el informe propone, entre otras medidas, fortalecer las infraestructuras públicas de distribución alimentaria, control de precios en sectores esenciales, garantizar “condiciones laborales dignas”, regular los mercados financieros y de los futuros agrícolas y una reorientación de los subsidios y políticas fiscales.