El café es mucho más que una simple bebida en España. Los datos más recientes del Informe Sectorial del Café (2023-2024), elaborado por la Asociación Española del Café, lo demuestran. La división de este consumo refleja dos realidades paralelas y complementarias. Por un lado, el ámbito doméstico, donde se consumen 44,7 millones de tazas, consolidando el hogar como el espacio preferido para el primer café del día o el de la tarde. Por otro lado, la hostelería, con 22,5 millones de tazas diarias, reafirma el bar como una institución social insustituible. Estas cifras se traducen en un peso relativo claro: de cada 100 tazas que se consumen en el país, 66 lo hacen en los hogares y 34 en establecimientos.

Esta dualidad también se manifiesta en las preferencias. Mientras que en los bares triunfa con rotundidad el café de torrefacción natural (78%), valorado por su intensidad y tradición, en los hogares su presencia es menor (42%), donde compite con el café de mezcla (26%). No obstante, el cambio de hábitos y la búsqueda de la comodidad han hecho que el formato en cápsulas haya alcanzado una cuota de casi una de cada cinco tazas preparadas en los hogares españoles, un indicador claro de la evolución de las costumbres domésticas.

Para abastecer esta demanda, la industria cafetera española ha incrementado su producción en un 1,13%, superando las 218.000 toneladas en 2024. El impulso principal viene de la mano del café tostado con cafeína, que ha crecido un sólido 5,7%. Además, España consolida su posición estratégica dentro del mercado europeo como líder en la producción de dos segmentos clave: el café descafeinado y el café soluble, un nicho de mercado que le otorga una importante proyección internacional.

La red de bares y cafeterías, el corazón del sector Horeca, continúa su expansión con más de 235.000 locales en todo el territorio nacional, un 0,75% más que el año anterior. La distribución geográfica de estos establecimientos no es uniforme, sino que se concentra en las comunidades más pobladas: Andalucía, Catalunya, la Comunidad Valenciana y la Comunidad de Madrid acaparan el 58% del total. Cada uno de estos locales utiliza, de media, 299 kilos de café al año, una cifra que equivale a servir más de 96 tazas diarias por establecimiento, demostrando el volumen de actividad frenética que se vive diariamente en los mostradores españoles.

La economía del café en España es profundamente global. El país depende de las importaciones de café verde, que han crecido un notable 13%. La geografía de los proveedores está claramente definida: Vietnam y Brasil son los protagonistas indiscutibles, representando conjuntamente más del 60% de todo el café verde que entra en el país. En el apartado exportador, el mapa se diversifica. Francia, Portugal y Marruecos son los principales destinos para el café tostado español, un producto valorado por los mercados cercanos. En cuanto al café soluble, la industria española ha sabido encontrar oportunidades en mercados tan diversos como Turquía, el Reino Unido y Sudáfrica, mostrando la competitividad y la adaptabilidad del sector.

Más allá de las cifras de consumo y producción, el sector del café se revela como un generador de empleo. Solamente en la industria de transformación y comercialización, se crearon más de 6.200 nuevos puestos de trabajo directos el último año, un incremento del 2,5%. Si tenemos en cuenta todo el canal Horeca (bares, cafeterías, restaurantes, etc.), la cifra global de empleo vinculada al café se aproxima a los 110.000 puestos de trabajo.

Estos números confirman que el café no es solamente un producto de consumo cotidiano, sino un eje socioeconómico que sustenta a miles de familias y dinamiza la economía local y nacional. El informe de la Asociación describe un sector vibrante, que ha sabido modernizarse sin renunciar a sus raíces, y que continúa estando profundamente arraigado tanto en la intimidad de los hogares como en la vida pública de los bares, erigiéndose en un verdadero pilar cultural y económico del país.