La resaca de la subida de tipos de interés que el BCE llevó a cabo el pasado jueves sigue dando de que hablar. La que fue la sexta variación monetaria consecutiva llevada a cabo por el organismo liderado por Lagarde no dejó indiferente a nadie. Bien es cierto que, hasta hace una semana y media, el mercado se hacía a la idea de que el Banco Central Europeo elevaría los tipos de interés un 0,50%. Pese a ello, las tensiones vistas en los mercados financieros internacionales y, sobre todo, en la banca europea, ha puesto en un brete a un BCE, que el pasado febrero tiró de casta y anunció una subida de tipos que está por ver si no se le indigesta.

El BCE cumplió con su palabra y volvió a endurecer la política monetaria en 50 puntos básicos, tal y como adelantaron en la penúltima cita en febrero. Por aquel entonces, los miembros de la institución monetaria abogaban por seguir subiendo las tasas de interés a un ritmo constante para rebajar la inflación. Lagarde defendió que la mejor herramienta para hacer bajar el IPC era elevar los tipos de interés de forma constante y a corto plazo. La presidenta el BCE dejó clara una opinión que comparte todo el mundo, y es que la inflación sigue “estando muy elevada, se mire por dónde se mire”.

Con la variación monetaria llevada durante la jornada de ayer, Europa cerrará marzo con los tipos de interés más elevados desde octubre de 2008 (3,5%) y con una tasa de inflación del 8,5%, tal y como lo ha confirmado este viernes Eurostat, la Oficina Europea de Estadística. Todo ello mientras los inversores de los mercados bursátiles del Viejo Continente siguen embarrados en un caos bancario que parece no haberle suscitado dudas al BCE. La presidenta remarcó la solidez de la banca europea, y lanzó un mensaje tranquilizador, dejando claro que la institución “está preparada” para inyectar capital en los bancos en el caso en que fuera necesario.

El BCE no adelanta cuál será la próxima subida de tipos de interés

Otro de los puntos de mayor importancia que deja la nueva subida de tipos de interés es que el BCE, en esta ocasión, no se ha aventurado a comunicar cuál será el calado de la siguiente variación monetaria. Los miembros de la institución con sede en Frankfurt han dejado claro en numerosas ocasiones durante el mes y medio que ha transcurrido entre una subida de tipos y otra que sería necesario endurecer la política monetaria durante más tiempo si se quiere rebajar la inflación. Algunos, como Robert Holzmann, gobernador del Banco de Austria, abogó por subir las tasas de interés un 0,50% en las citas monetarias de mayo, junio y julio. Lagarde expresó que la economía seguiría “débil” y que, por ello, seguiría elevando los tipos de interés.

Pese a todo, lo que no esperaba el BCE es que la semana previa a la subida de tipos se iniciase un terremoto bancario que ha sacudido a las cotizaciones de todos los bancos de la eurozona. Ya la quiebra de Silicon Valley Bank evidenció el temor inversor y el miedo a un efecto contagio en la banca europea. Pero ha sido la crisis de Credit Suisse la que ha acrecentado el miedo entre los inversores y empresas, hasta el punto en que directivos, como el de Société Generale, sugirió al BCE que no alzará los tipos de interés con fuerza.

Aunque la banca viene de rendir como nunca gracias, precisamente, a las subidas de tipos de interés, ha sido el estallido de la crisis de Credit Suisse y el efecto que ha generado entre los inversores lo que ha llevado a la banca a pedir una rebaja en el nivel de las subidas de tipos. Dicha solicitud fue desechada por el BCE con al alza de tipos del 0,50%. Pese a haber cumplido con su hoja de ruta, el endurecimiento monetario deja varias conclusiones que, hasta ahora, parecían no verse.

El BCE subirá los tipos dependiendo de cómo evolucione el mercado financiero

Por un lado, el BCE entiende que “unas tensiones persistentemente elevadas en los mercados financieros podrían endurecer las condiciones crediticias generales mucho más de lo esperado y erosionar la confianza”. Atendiendo a los problemas que han surgido en los últimos días, el organismo monetario, al contrario que en el pasado febrero, no se ha decantado por desvelar la próxima subida de tipos de interés.

El BCE ya ha visto que los vaivenes del mercado y la incertidumbre financiera pueden jugarle una mala pasada, e incluso ponerle entre la espada y la pared. De no subir los tipos un 0,50%, o de alzarlos por debajo de dicho nivel, el mercado podría haber sobreentendido que el problema bancario actual es más potente de lo que lo es, algo que también habría generado nuevos descensos. Pero con la nueva alza, el BCE ha endurecido la política monetaria a un ritmo elevado, algo que podría tensar aún más si cabe los mercados internacionales.

La institución presidida por Christine Lagarde aprende de su error y no adelanta cómo será la nueva variación monetaria porque entiende que el panorama es cambiante y que, de haberlo hecho, podría cercarse así mismo. Tal y como señala el BCE, Europa ya ve un encarecimiento del crédito bancario, la debilidad del crédito a las empresas y una menor demanda dada por los altos costes de financiación.

En esas, la institución con sede en Frankfurt señala a la incertidumbre y cree que depende de cómo evolucione la coyuntura económica para determinar la nueva variación monetaria. El BCE, aprende de su error y no da pistas de la próxima subida de tipos de interés.