La Agencia Catalana de Consumo ha decidido plantar cara a una de las amenazas más silenciosas para las economías familiares más vulnerables: la expansión sin control de los llamados créditos rápidos. El organismo de la Generalitat ha anunciado una campaña integral de control y prevención dirigida a un sector que, bajo la promesa de una solución inmediata, acaba atrapando a los consumidores en una espiral de deuda con tipos de interés que superan el 170% anual.
La iniciativa, que el director de la ACC, Isidor Garcia, ha calificado de "necesaria y urgente", se desarrolla en dos frentes bien definidos. Por un lado, una acción inspectora de gran alcance que revisará la publicidad, las ofertas promocionales y los contratos de 22 entidades que operan en este mercado, de las cuales 9 lo hacen a través de establecimientos físicos y 13 exclusivamente por internet. El objetivo es detectar y sancionar cualquier práctica comercial desleal que, con letra pequeña y cláusulas ocultas, resulte "engañosa o abusiva" para los ciudadanos.
"Hay que tener mucho cuidado, porque nadie da duros a cuatro pesetas", advierte García en un tono contundente. El máximo responsable de Consumo en Cataluña ha instado a la ciudadanía a "no dejarse deslumbrar por la publicidad agresiva" de estas compañías, que a menudo se venden con imágenes de liberación y soluciones instantáneas. "Bajo esta apariencia de facilidad y rapidez, se esconde un coste financiero desorbitado que puede tener consecuencias devastadoras", asevera el dirigente.
Aplicación de intereses del 170%
En este sentido, la Generalitat destaca que los tipos de interés nominal de estos productos "están por encima del 170% en muchos casos", una cifra que deja en evidencia el carácter predatorio de estas operaciones. Pero aún es más preocupante lo que ha llamado "el efecto multiplicador" de las cuotas de demora. "La cuota de demora, que siempre es superior a la del precio del préstamo, la hemos encontrado en el 200 y pico por ciento", ha revelado Isidor Garcia. Esto significa que un pequeño retraso en el pago puede suponer una penalización que doble el coste inicial del crédito, lanzando al cliente a un ciclo de deuda del que es muy difícil salir.
El análisis realizado por la Agencia traza un perfil del usuario de estos créditos que habla por sí solo. No se trata de consumidores frivolizados, sino de personas en situaciones económicas muy precarias. Por un lado, están aquellos que se encuentran "en listas de morosidad" y, por lo tanto, tienen cerradas las puertas de la banca tradicional. Por otro, la Agencia ha detectado "familias necesitadas para cubrir un agujero" inesperado, como un gasto médico o una reparación urgente en el hogar, para las cuales este producto "es su último recurso". Las cantidades solicitadas, comprendidas entre los 200 y los 2.000 euros, reflejan esta necesidad inmediata de liquidez para afrontar emergencias cotidianas.
Consciente de que la represión no es suficiente, la Agencia Catalana de Consumo desplegará en paralelo una campaña informativa y de concienciación dirigida a toda la ciudadanía. Esta incluye la difusión de un vídeo explicativo en las redes sociales y la edición de un folleto detallado con consejos y recomendaciones. El objetivo es desmontar pieza por pieza el mecanismo de atracción de estos créditos, que a menudo se solicitan por internet o teléfono con una rapidez y sencillez engañosas, que permite disponer del dinero en cuestión de horas.
Desde la ACC se ha elaborado una lista de consejos esenciales para cualquier persona que se plantee contratar uno de estos productos:
- Desconfiar de la publicidad: No dejarse llevar por mensajes que prometen dinero "ya", "sin papeleo" o "sin aval". La realidad contractual siempre es más compleja.
- Analizar la letra pequeña: Es imprescindible dedicar tiempo a comprender todos los términos del contrato, especialmente aquellos que hacen referencia a comisiones, gastos de gestión y las temidas cuotas de demora.
- Exigir la oferta vinculante: Por ley, la entidad está obligada a entregar un documento con todas las condiciones del crédito, que tiene una validez de 14 días. Este es el momento de leerlo con calma y sin presiones.
- Calcular el coste real: Más allá del tipo de interés nominal (TIN), hay que fijarse en la TAE (Tasa Anual Equivalente), que incluye todos los gastos y refleja el coste real del crédito. Es la mejor herramienta para comparar productos.
- Preguntar por los avales: Es crucial informarse sobre si se pide alguna garantía adicional, como una propiedad o un seguro, para cubrir posibles impagos.
- Comparar alternativas: Antes de decidirse, es recomendable consultar otros productos en el mercado, como los créditos personales de las entidades bancarias tradicionales o, incluso, las ayudas públicas disponibles.
- No firmar nada que no se entienda: La firma del contrato es el acto de mayor importancia. Si hay alguna cláusula que no queda clara, no se debe firmar por ningún motivo.
- Buscar asesoramiento experto: "En caso de duda, antes de firmar ningún contrato de crédito es recomendable buscar el asesoramiento adecuado de profesionales del sector o recurrir a los organismos públicos de consumo", insiste Garcia.
La campaña de la Agencia Catalana de Consumo representa un paso decisivo en la protección de los derechos de los consumidores más frágiles. Se trata de un llamamiento a la prudencia y a la información como mejores defensas contra un modelo de negocio que se alimenta de la necesidad y la desesperación. Como concluyó el director Isidor Garcia, "se trata de empoderar al consumidor, de darle las herramientas para que ninguna cláusula escondida le quite el techo de su hogar".
