No te equivoques: mientras tú vas, tu perro ha ido y venido cuatro veces. Y no lo decimos nosotros, lo dice un estudio del Laboratorio de Inteligencia Canina de la Facultad de Veterinaria de Viena que se acaba de publicar en Proceedings of the Royal Society Biological Sciences, una de las revistas que edita The Royal Society, la entidad británica considerada como la sociedad científica más antigua del mundo. De hecho, se fundó en 1660.
¿En qué consistió el estudio?
La prueba, diseñada por un equipo dirigido por el psicólogo Cristoph Völter implicaba a una investigadora, una mampara de plástico transparente, 48 perror y golosinas del gusto de los canes. En la primera fase, la investigadora que iba a ofrecer la golosina al perro la dejo caer de manera aparentemente accidental y, en la segunda, se limitó a mostrársela y, de manera inmediata, la retiró de su alcance. Los gestos básicos en un caso y en otro fueron parecidos, pero la reacción de los perros, no: sólo gruñían cuando la intención de engaño era evidente.
Cámaras
Las reacciones de los perros fueron grabadas por cámaras distribuidas por diferentes lugares de la estancia y, tras analizar las grabaciones, se comprobó que la reacción de los animales variaba en un caso y en otro. Cuando mediaba intención de engaño, su enfado e impaciencia eran evidentes y, por el contrario, si lo que se intentaba era simular una caída accidental, no había ni inquietud, ni gruñidos. En resumen: tu perro sabe cuando le tomas el pelo así que, haz el favor y, la próxima vez que tengas ganas de hacer el indio hazlo, en vez de con ese animal que cada día te recibe feliz cuando llegas a casa, con otro que te tenga en menos estima. No le hagas a tu perro lo que no te gustaría que te hiciesen a ti.