Los científicos especializados en defensa de China acaban de anunciar que han desarrollado una tecnología innovadora que podría mejorar de forma significativa la eficiencia de los drones que vuelan a gran altitud utilizando sistemas basados en el plasma. específicamente esta tecnología manipula el flujo de aire alrededor de las alas mediante partículas eléctricamente cargadas (plasma), lo que resulta en una mejora de rendimiento aerodinámico permitiendo vuelos más largos.

Los drones de gran altitud, como el RQ-4 Global Hawk de Estados Unidos o el CH-9 de China, pueden volar a más de 10.000 metros de altura durante hasta 40 horas. Sin embargo, a esas altitudes, la atmósfera es mucho más delgada, lo que reduce considerablemente la cantidad de moléculas de aire disponibles para generar sustentación, una fuerza esencial que mantiene al dron en el aire. Esta baja densidad del aire representa un reto técnico importante, especialmente cuando el dron vuela lentamente o carga equipos pesados, como pueden ser armas tales como misiles. Así lo han informado medios locales

Para enfrentar este desafío, un equipo del Centro de Investigación y Desarrollo Aerodinámico de China (CARDC por sus siglas en inglés) en la provincia de Sichuan probó un generador de plasma en un túnel de viento. Este dispositivo puede emitir hasta 16.000 voltios para ionizar el aire 8.000 veces por segundo, creando ráfagas de plasma que interactúan con el flujo de aire para evitar la separación del flujo en las alas. Este fenómeno mejora la relación sustentación-resistencia hasta en un 88 por ciento, permitiendo que el dron mantenga el vuelo incluso a velocidades muy bajas.

Los drones chinos ahora podrán tener una tecnología mejorada que les haga volar más y mejor

No obstante, esta tecnología no está exenta de riesgos. Las ráfagas de plasma también generan vórtices, que son remolinos de aire capaces de desestabilizar el dron durante maniobras como ascensos o giros cerrados. Para mitigar estos riesgos, los investigadores están desarrollando un sistema de control en bucle cerrado que ajustaría automáticamente la intensidad del plasma en función del comportamiento del dron, similar a un piloto automático especializado.

La verdad es que este avance podría revolucionar la autonomía de los drones de vigilancia, rescate y operaciones militares, al reducir la necesidad de reabastecimiento. Además, la tecnología podría aplicarse a otros tipos de aeronaves o vehículos espaciales, donde las condiciones atmosféricas también son extremas. Con el interés global creciente en la aviación ecológica y de bajo consumo energético, el control por plasma podría convertirse en una tecnología clave para la próxima generación de aeronaves. Según los expertos, esta innovación podría otorgar a China una ventaja competitiva en el diseño aeroespacial del futuro.

Este desarrollo, sumado a otros vistos anteriormente, demuestran que China (poco a poco) está ganando posiciones a su competidor directo. Estados Unidos lucha por mantener su hegemonía en el mundo, pero es la república popular asiática la que está dando pasos de gigante en el desarrollo tecnológico. Su nuevo sistema de plasma para drones demuestra esta tendencia y hay una clara dinámica a continuar aumentando y potenciando este tipo de tecnología. Habrá que estar muy atentos a cualquier novedad al respecto.