Las dehesas son ecosistemas propios del suroeste de la Península Ibérica en las que alcornoques y encinas dispersos propios del bosque mediterráneo se combinan con superficies de pasto y con matorrales para generar una unidad que se dedica a usos ganaderos, forestales, cinegéticos y agrícolas. Ahora, un grupo de investigadores asociados al Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía y a la Universidad de Cartagena acaban de elaborar un modelo matemático que combina estadísticas y valoraciones de expertos que brinda interesantes datos para establecer estrategias de conservación, explotación y gestión de estos espacios.
Prioridades
El modelo matemático elaborado permite fijar prioridades a la hora de articular y ordenar los usos de las dehesas y garantizar al tiempo la biodiversidad que acogen sin descuidar su carácter de activo económico y su condición de elemento patrimonial. Lo más importante, destacan los investigadores, es “la conservación propia del espacio natural”. Este fin, señalan, tiene una importancia superior “a la obtención de productos de caza y forestales o de hongos y biomasa” desde la perspectivas “de las personas afectadas por las actividades que se desarrollan”. Así, y entendiendo que las actividades económicas susceptibles de ser desarrolladas en una dehesa son múltiples, importa más que se garantice que la dehesa pervive que el beneficio directo y momentáneo que se obtiene de ella.
Proceso analítico jerárquico
El método empleado se denomina Proceso Analítico jerárquico y permite identificar las funciones clave en el proceso de toma de decisiones vinculado a la gestión de una dehesa. El resultado, concluyen los investigadores, es claro: la protección del paisaje y la conservación de la diversidad son lo más importante ya que, si eso no se garantiza, ninguna actividad será posible en la dehesa.