A nadie mínimamente informado se le escapa que seguridad, confidencialidad y privacidad son términos que están constantemente en boca tanto de quienes se dedican a las nuevas tecnologías, como de los usuarios. Son en definitiva conceptos de constante actualidad, aunque se les preste una atención un tanto irregular, sobre todo, según cómo nos pueden afectar y cuál sea su procedencia.

Un caso claro de preocupación por la privacidad, y que ha causado un gran revuelo en los últimos días, es el del famoso estudio que el Instituto Nacional de Estadística de España está llevando ya a cabo y que cuenta con la colaboración de las tres principales compañías telefónicas. A este respecto ya aconsejábamos hace un par de semanas en este artículo sobre lo que se puede hacer para no caer en los archivos de información que maneja el Estado.

Google letras

Pero no siempre nos mostramos lo suficientemente sensibles o inquietos ante la posibilidad de sufrir una intrusión, ya sea en nuestra privacidad o en asuntos de pura seguridad tecnológica. De lo que no cabe ninguna duda, es de que la opinión pública está enormemente sensibilizada al respecto y que también son millones las personas las que no están dispuestas a pasar por el aro del todo vale.

Y aunque a veces parezca sorprendente, los gigantes tecnológicos también reaccionan ante acciones con las que el ciudadano no se encuentra cómodo. Al igual que ha ocurrido anteriormente con Facebook y Twitter, Google, el más grande de todos ellos, acaba de tomar una postura al respecto de la barra libre con la que cuentan los anuncios políticos en sus servicios de Internet. Una postura que está siendo aplaudida y que contrasta con el escaso interés mostrado por Facebook al respecto recientemente.

En qué consiste el cambio de Google

La compañía propietaria del buscador más famoso en el mundo, de Gmail, del sistema operativo Android, el navegador Chrome o de YouTube, entre las decenas de servicios y productos que posee, ha anunciado que comienza a poner freno a los usos masivos, indiscriminados e intrusivos de las campañas políticas a través de sus canales.

Desde los próximos comicios británicos, que tendrán lugar el 12 de diciembre, Google solo permitirá que los anuncios de las campañas políticas puedan segmentarse teniendo en cuenta la edad, el sexo y el distrito de una localidad. Todo ello pese a que seguramente sea la empresa que más datos tiene sobre los ciudadanos en todo el mundo. A partir del 12 de diciembre para los británicos y del comienzo de 2020 para el resto del planeta, ninguna campaña política podrá aprovecharse de los usos, costumbres, gustos y aficiones que Google conoce sobre los usuarios. Un hecho que ya tuvo lugar en la carrera hacia la Casa Blanca por parte de la candidatura de Donald Trump y que tanta fuerza le proporcionó y tanta polémica suscitó. Si bien en esa caso, su información se obtuvo de los datos privados de Facebook; una compañía que sigue sin dar un paso al frente a este respecto de la privacidad y que cada día que pasa queda más en evidencia por su falta de sensibilidad hacia los intereses de sus cientos de millones de usuarios.

En el comunicado que ha publicado la propia Google, el mensaje es claro: “Dadas las recientes preocupaciones y debates sobre la publicidad política, y la importancia de la confianza compartida en el proceso democrático, queremos mejorar la confianza de los votantes en los anuncios políticos que pueden ver en nuestras plataformas publicitarias. Por lo tanto, estamos haciendo algunos cambios en la forma en que manejamos los anuncios políticos en nuestras plataformas a nivel mundial. Independientemente del costo o impacto del gasto en nuestras plataformas, creemos que estos cambios ayudarán a promover la confianza en la publicidad política digital y la confianza en los procesos electorales en todo el mundo”.

Google portátil

Al fin y al cabo, según se apunta desde la compañía californiana, el intento por racionalizar la publicidad electoral y equipararla a la más tradiciones parece, que al menos en cuanto a intenciones es clara, tal y como se desprende de su comunicado, donde afirman que “estamos limitando la orientación de la audiencia de anuncios electorales a las siguientes categorías generales: edad, sexo y ubicación general (nivel de código postal). Los anunciantes políticos pueden, por supuesto, continuar haciendo orientación contextual, como publicar anuncios a personas que leen o ven una historia sobre, por ejemplo, la economía. Esto alineará nuestro enfoque de los anuncios electorales con prácticas establecidas desde hace mucho tiempo en medios como la televisión, la radio y la prensa escrita”.

Ya solo queda ver cómo pasa Google de la teoría a la práctica y, sobre todo, si sirve para que otros actores principales de Internet sigan sus pasos y los ciudadanos nos sintamos más a salvo de tanta intromisión a la privacidad.