La energía nuclear en formato compacto acaba de recibir un espaldarazo sin precedentes en Estados Unidos. El Laboratorio Nacional de Idaho ha obtenido la autorización del gobierno federal para construir los dos primeros bancos de pruebas de microrreactores del mundo, apodados DOME y LOTUS. Esta decisión permitirá acelerar su desarrollo, allanando el camino hacia una nueva generación de energía nuclear más flexible, segura y descentralizada.
Estados Unidos acelera su carrera nuclear con dos reactores del futuro en Idaho
La noticia, publicada en la página web del Departamento de Energía de Estados Unidos, se enmarca en una estrategia que pretende devolver a Estados Unidos el liderazgo energético global. Rian Bahran, subsecretario adjunto de Reactores Nucleares, ha asegurado que “como lo han ordenado el presidente Trump y el secretario Wright, estamos coordinando en todo el gobierno federal y utilizando todas las herramientas a nuestra disposición para liberar la abundancia y el dominio energético estadounidense".
La clave de esta decisión se encuentra en recurrir a la Ley de Producción para la Defensa, un mecanismo reservado a proyectos críticos para la seguridad nacional. Los microrreactores, en este escenario, representan una evolución radical respecto a las centrales nucleares tradicionales. Son pequeños, se construyen en fábrica y pueden proporcionar entre 1 y 50 megavatios de energía de forma continua, fiable y limpia.
Su tamaño los hace ideales para zonas remotas, bases militares o infraestructuras críticas. Pero para desplegarlos con garantías, hace falta probarlos a fondo. Ahí es donde entran DOME y LOTUS. Ambos bancos de pruebas se beneficiarán de la infraestructura ya existente en el Laboratorio Nacional de Idaho, lo que reduce costes y plazos.
DOME, por su parte, reutilizará la estructura de contención del histórico reactor Experimental Breeder Reactor-II para ensayar diseños que no superen los 20 megavatios. En cambio, LOTUS se instalará en las antiguas instalaciones del Reactor de Física de Potencia Cero y acogerá el primer test mundial de un microrreactor de espectro rápido alimentado con sales fundidas. Ese proyecto estará liderado por Southern Company y TerraPower, una compañía cofundada por Bill Gates.
Según Brad Tomer, director del Centro Nacional de Innovación de Reactores, la "calificación de prioridad reducirá significativamente el tiempo que tomará asegurar los componentes y servicios que necesitamos para completar los bancos de pruebas y ayudará a los desarrolladores de microrreactores a cumplir con sus agresivos cronogramas”.
El objetivo será que el proyecto DOME reciba su primer experimento ya en 2026. Ahora, el Laboratorio Nacional de Idaho deberá actualizar sus contratos para reflejar esta nueva condición prioritaria, que solo se aplicará a aquellos pedidos cuya demora ponga en riesgo los objetivos estratégicos del programa.
Estados Unidos no solo está recuperando el terreno perdido en energía nuclear avanzada, sino que está colocando la primera piedra de una revolución energética que podría cambiar las reglas del juego en el suministro de energía global. Esta nueva generación de microrreactores podrían ser, si cumplen todo lo que prometen, las centrales nucleares del siglo XXI.