Sí, de acuerdo: los precios de la energía están dando cierta tregua estas Navidades, pero el desastre que ha caído sobre nuestras cabezas por culpa no se sabe si de la Guerra de Ucrania o de una reconversión verde demasiado acelerada y planificada escasamente es de órdago. Y lo es tanto que la Tarifa de Último Recurso (TUR) es la que utilizamos ya un 40% de los consumidores

El nombre hace la cosa

Tanto es así, que hasta se le ha cambiado el nombre a la tarifa en cuestión, ya que lo de Último Recurso suena mal y, en la cabeza de cualquiera, apela a épocas de carestía y pobreza (energética y de la otra) sobrevenida. Ahora, si os fijáis, cuando los organismos oficiales hablan de esta tarifa concebida en su día como especial y limitada a casos singulares, hablan de tarifa regulada, que suena mucho mejor.

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Avalancha

Durante la recta final del año, con las temperaturas cayendo y los contratos suscritos con tarifas de mercado libre venciendo y siendo necesaria su renovación, los consumidores que han decidido echar mano de la Tarifa de Último Recurso son legión y, así, hasta el 40% de los contratos hoy vigentes se acogen a ella. ¿Os imagináis que el 40% de los conductores contratase su seguro obligatorio con el Consorcio de Compensación de Seguros, aquel organismo público que, cuando eres demasiado joven y quieres conducir, te permite contratar un seguro después de que las compañías convencionales se hayan negado? Pues eso, precisamente, es lo que significa que el 40% de los consumidores se acoja a la Tarifa de Último Recurso. Una avalancha en toda regla, sin duda. Y haríamos bien en recordar que, como decía Enrique Bunbury, nosotros somos la comida y alguien está efectivamente hambriento.

¿Quién ofrece esa tarifa?

Actualmente, cuatro empresas: Comercializadora Regulada, Gas&Power; Energía XXI, Curenergía y Baser. Los precios son sensiblemente inferiores a los del mercado regulado (hay franjas horarias en las que la luz está a 0,041 kWh y la potencia se queda en 0,071 en punta y 0,0031 en valle) y las peticiones diarias para acogerse a ella pasan, tranquilamente, de las 15.000.