Formar en TIC a las plantillas es clave para garantizar la competitividad de las empresas, pero hacerlo de manera inadecuada puede tener resultados nefastos. De hecho, el cambio tecnológico puede, incluso, convertirse en un freno a la productividad si no se gestiona como es debido. Por eso, antes de activar cualquier proceso formativo en una organización conviene tener claros una serie de principios.
Definir bien los objetivos
Para llegar a un destino, lo primero es saber dónde se encuentra éste y esa máxima, también, sirve para los procesos formativos. Es necesario concretar con qué habilidades queremos capacitar a la plantilla y por qué escogemos esas y no otras. Los objetivos finales pueden ser muchos y van desde, por ejemplo, vender más a dar a conocer mejor nuestro negocio o, quizá, crear un mejor clima de trabajo o, simplemente, conseguir un premio que nos otorgue visibilidad. Un proceso de cambio tecnológico se acomete con un objetivo, no simplemente por era inercia.
Tener claro que no todo son habilidades técnicas
Las habilidades técnicas permiten, por ejemplo, utilizar herramientas pero, a veces, no so suficientes para comprender al 100% el proceso productivo dentro del que se utilizan. Conocer cada aplicativo y usarlo con soltura para completar tareas es importante, pero no hay que olvidar que las herramientas van y vienen y que ese programa que hoy es tan útil será sustituido a medio plazo por otro. Y si quien no utiliza no entiende la globalidad del proceso en el que se emplea, tendremos problemas
El aprendizaje es un proceso continuo
Hay que comprometerse con el aprendizaje continuo y el desarrollo para que una empresa pueda cumplir sus objetivos de manera más rápida y eficaz y, gracias a ello, sea capaz de mantenerse en la vanguardia de su sector. La tecnologia cambia constantemente, así que es imprescindible estar al día de las innovaciones pero, también, es conveniente no dejarse cegar por ellas. Si aparece una nueva herramienta, conviene conocerla y probarla, pero sólo debe adoptarse si su uso implica un ahorro de tiempo, dinero o dolores de cabeza.
Cada uno es como es
Los equipos sin diversos y las capacitaciones son deben ser siempre desiguales. Es la formación la que debe adaptarse a los individuos y no al revés porque, de lo contrario, podríamos perder a profesionales excelentes que aportan mucho al equipo pero que, por lo que sea, flojean en alguna cuestión. Cualquier proceso de formación debe adaptarse a las individualidades y conviene recordar que una misma habilidad puede aprenderse de distintas maneras.