Nos quejamos del precio del aceite, que supera ya en casos de determinadas presentaciones hasta los doce euros por litro, y está, incluso, protegido ya en muchos restaurantes con alarmas como los licores y vinos de alta gama, pero el azúcar no se queda atrás: según los datos que el INE recoge en su Índice de Precios al Consumo, subió un 52,1% durante 2022.
Las panaderías y pastelerías, en jaque
Tamaño incremento (y si las restricciones a los insecticidas con neonicotinoides, imprescindibles para la remolacha, se mantienen, todavía subirá más el precio) ha puesto en jaque a panaderías y pastelerías. El incremento se suma a los que registraron la leche (subió un 33% durante 2022), los huevos (subieron un 27%) y las harinas, que subieron también un 50%. La situación, especialmente para los pequeños productores, es muy complicada, ya que la presión de las grandes distribuidoras, que utilizan en pan como una commodity o producto reclamo con el que no les importa llegar a perder dinero, les impide repercutir el incremento de los costes en el precio final de los productos.
La rebaja del IVA, imperceptible
La rebaja quel IVA que, para determinados productos decretó el Gobierno hace unos meses no se percibe, ya que ha sido absornbida por los incrementos de precios derivados del sobreoste de las materias primas. ¿Qué solución queda? Entre las panaderías tradicionales cunde el desánimo y se detecta un goteo de cierres. Las movilizaciones del pasado enero han servido de poco.