Además de a programar y completar misiones espaciales y diseñar aeronaves como el X59, capaz de viajar a 1.760 kilómetros por hora (Mach 1.42) y que podría empezar a volar en pruebas en 2025, la NASA se dedica a otras tareas más prosaicas pero, muy probablemente, más importantes. Una de ellas consiste en localizar minerales estratégicos.

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¿Cómo lo hacen?

Para ello, emplean dos aviones (ER-2 y Gulfstream V) con los que localiza e identifica depósitos de tierras raras. Estos minerales, que a menudo se localizan en países en conflicto o, también, en adversarios de Estados Unidos como China o Rusia, son fundamentales para tecnologías indispensables como la telefonía móvil o la informática, ya que sin ellos muchos de los dispositivos más habituales serían imposibles de fabricar. Así, y mediante sistemas de visión mediante infrarrojos instalados en los aviones, pueden identificar desde el aire espacios susceptibles de contener ese tipo de minerales. Después, y mediante equipos terrestres, basta con realizar prospecciones y comprobar si los indicios detectados desde el aire eran evidencias certeras.

No depender de terceros

El sistema de localización no es barato, pero a Estados Unidos le compensa: “nos ayuda a tomar decisiones efectivas sobre la gestión de depósitos de recursos y, también, a obtener un suministro confiable de materias primas indispensables para nuestra economía”, explican. Los minerales críticos son aquellos que resultan vitales para la economía y el desarrollo de un país, pero cuyo suministro puede estar en peligro por razones de escasez geológica, decisiones comerciales o cuestiones geopolíticas.