Mongolia es un país desconocido y lejano, pero también famoso y rico en minerales, especialmente cobre y tierras raras –un conjunto de 17 metales pesados suaves de color blanco plateado brillante casi indistinguibles. En el contexto actual, situada entre China y Rusia podría tener más protagonismo de lo que ha tenido hasta ahora. El primer ministro del país, Oyun-Erdene Luvsannamsrai, ha visitado Washington recientemente. El objetivo no era otro que el de fortalecer los vínculos entre los dos países, especialmente por los minerales críticos y también mejorar la cooperación en minería de tierras raras. En este sentido, los dos países negociaron un acuerdo para impulsar el comercio directo.

Estas son algunas de las maneras "creativas" para garantizar que un país sin salida al mar y que depende de China y Rusia pueda llevar estos minerales al resto del mundo. Así lo recogía la agencia de noticias Reuters, que se hacía eco de la reunión entre Mongolia y los EE. UU. en la capital norteamericana. Luvsannamsrai dijo a Reuters a principios de este mes de agosto después de reunirse con la vicepresidenta norteamericana Kamala Harris en Washington que Mongolia profundizará la cooperación con los Estados Unidos en la extracción de tierras raras y otros minerales con aplicaciones de alta tecnología.

Ahora bien, Reuters destaca que cuando se le preguntó a un funcionario norteamericano cómo se podría garantizar que Mongolia pudiera exportar estos productos sin obstáculos, dijo que se encuentra en una "situación geopolítica difícil", ya que no tiene salida al mar. "Así que hablamos sobre... formas muy creativas en que podemos hacer que... esté disponible para el mercado".

¿Y por qué los EE. UU. miran hacia Mongolia? Hasta ahora, la relación entre los Estados Unidos y China ha sido tensa. Sobre todo, desde que las dos superpotencias compiten por el comercio y la tecnología y los objetivos de controlar las cadenas de suministros de minerales críticos. Y en este contexto, Mongolia podría jugar un papel clave, tal como destaca el portal The Diplomat. Y hay que recordar que China, también es líder en exportaciones e importaciones de tierras raras.

China tiene las reservas más importantes de tierras raras

Y es que las tierras raras juegan un papel clave en numerosas tecnologías modernas. Específicamente, en el rápido crecimiento de las renovables y tecnologías relacionadas, como vehículos eléctricos o energía solar, que aumentó un 37% la demanda de las tierras raras el año 2022. Una tendencia que lejos de ir a la baja, se espera que siga yendo a más.

China cuenta, tal como destaca el mismo portal, con las reservas naturales más importantes de los 17 elementos de tierras raras y ha desarrollado una capacidad única para refinar y separar a cada uno de ellos. Además, desde el 2012, el país asiático ha intensificado sus esfuerzos por subir en la cadena de valor. Así, se ha consolidado en la extracción y procesamiento de tierras raras. Así, pues, China es ahora el importador y exportador de tierras raras más relevante, por lo tanto, controla la mayor parte del procesamiento de tierras raras, incluyendo el refinamiento, la separación y la fabricación de materiales magnéticos. Durante la primera mitad del 2023, con datos de la misma publicación, China importó 90.920 toneladas de minerales y metales de tierras raras, una parte sustanciales de los Estados Unidos, y exportó 26.236 toneladas de tierras raras refinadas.

Ante la competencia geopolítica entre Occidente liderado por los EE. UU. y China, más naciones, incluyendo Mongolia, están gravitando hacia el bloque democrático para mitigar el dominio chino en estas cadenas de suministro. Y como en China se le han impuesto controles de exportación y sanciones, el gigante asiático se ha encontrado haciendo lo mismo.

El papel de Mongolia y las tierras raras

En este contexto, no es de extrañar que los EE. UU. busquen nuevos aliados y Mongolia podría ser uno. En este sentido, para los Estados Unidos podría servir para diversificar las fuentes de tierras raras. Y Mongolia podría obtener a cambio una expansión de vínculos diplomáticos y posibles inversiones de los EE. UU. que ayudarían al crecimiento económico.

Ahora bien, hay algunas dificultades, tal como apunta también The Diplomat. Hay que ver si es viable económicamente la minería de las tierras raras, y también hay incertidumbre sobre la calidad de las reservas de Mongolia. Además, Mongolia puede enfrentarse a una oposición interna, porque la explotación de estas tierras raras comporta un fuerte impacto ambiental y coste. Energía, recursos hídricos y a más generan contaminación y residuos tóxicos. Y finalmente, otro problema: la ausencia de infraestructura crítica en Mongolia. Falta de carreteras adecuadas para el transporte, maquinaria pesada y electricidad, que hace que los desafíos sean más. En esta visita, sin embargo, la del primer ministro de Mongolia a los EE. UU., podría haberse sellado un acuerdo para una cooperación de una verdad de proyectos de infraestructura, incluyendo ferrocarriles, puertos comerciales, carreteras y autopistas.

Mongolia no tiene salida al mar y depende del transporte por carretera para llegar a los puertos chinos, aunque el acuerdo comercial por aire podría facilitar el transporte, resalta. Ahora bien, el acuerdo depende también de Rusia o de China, porque hay que cruzar el espacio aéreo para que se realicen estos vuelos, destaca el mismo artículo. Habrá que ver, pues, hasta dónde llegan las presiones entre China y los Estados Unidos y de qué manera acababa afectando a Mongolia. En este sentido, Mongolia tendría que evaluar también el coste de oportunidad de entrar o no en este 'juego'.

 

 

Imagen principal: capital de Mongolia, Ulán Bator / Unsplash