Algo, y muy negativo además, está sucediendo en España con el gas: desde octubre hasta ahora, 700.000 hogares se han suscrito a la Tarifa de Último Recurso (TUR) del gas coincidiendo con la limitación de su precio que, en octubre precisamente, fijó el Gobierno. La restricción fijada por ley hace que esta tarifa sea mucho más ventajosa que cualquiera de las del mercado libre.

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¿Qué es la TUR?

Es una tarifa de gas que el Gobierno ofrece a través de sus comercializadoras de referencia (Comercializadora Regulada, Gas&Power, del Grupo Naturgy; Energía XXI Comercializadora de Referencia, del Grupo Endesa; Curenergía, del Grupo Iberdrola, y Baser, de TotalEnergies) y está pensada para pequeños consumidores que no interesan a las comercializadoras privadas y que no reciben ofertas que puedan asumir.

Situación anómala

En sí; la TUR y las comercializadoras de referencia cumplirían, en el mercado gasístico, la misma función que lo que, si hablamos de electricidad, cumple el Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC) o el Consorcio de Compensación de Seguros si hablamos de seguros obligatorios pero con una diferencia: con los actuales precios del gas, la TUR es la tarifa más ventajosa porque una familia tipo española no puede asumir (o puede con muchas dificultades) ninguno de los planes actuales de suministro que plantean las comercializadoras privadas. Hasta la OCU propone que se opte por esta tarifa como primera opción. Hasta el Ministerio de Transición Ecológica admite que desde el verano de 2022 el número de beneficiarios de la TUR ha crecido en un 50% hasta superar los 2,3 millones sobre un total 8 millones de puntos de suministro residenciales en todo el país. Así, una tarifa pensada (en origen) para colectivos muy determinados es la que escoge actualmente en torno al 30% de los consumidores y el porcentaje va subiendo. Según la propia OCU, un usuario de TUR con un consumo anual de 9.000 kWh pagaría 60,25 al mes pero, si se acogiera a tarifas del mercado libre, acabaría pagando entre 125 y 251. Si calculamos el gasto anual, asusta: 723 euros contra entre 1500 y 3.000 según la comercializadora.

¿Quién puede acogerse?

Cualquier hogar que consuma menos de 50.000 KWh al año, lo que engloba a casi cualquier vivienda con caldera individual. La TUR se revisa cuatro veces al año (enero, abril, julio y octubre). En septiembre, un beneficiario de la TUR pagaba más o menos el 50% de lo que un usuario del mercado libre abonaba por lo mismo. Urge, por tanto, una reforma profunda del sistema energético hecha con criterios económicos y no políticos. No puede haber diferencias de entre el 100 y el 300% para un servicio en función de con quién se contrate.