El colectivo ecologista Greenpeace avisa de que el avance del cambio climático y la expansión urbanística en la costa está haciendo desaparecer el litoral catalán tal como lo conocemos, a la vez que denuncia que la Generalitat de Catalunya "mira hacia otro lado". La entidad ha avisado este jueves del "deterioro imparable" de que experimentan las costas catalanas especialmente desde el año 2000, a causa de la elevación del nivel del mar, el aumento de la temperatura del agua, la frecuencia mayor de fenómenos meteorológicos extremos y la pérdida de biodiversidad costera y marina.
En el informe 'Destrucción a toda costa 2025: impactos del urbanismo y el cambio climático en el litoral', presentado este jueves en Madrid, Greenpeace pone de manifiesto que recientemente se está produciendo una reactivación urbanística, motivada por el modelo económico dependiendo del turismo, que evoca los años de la burbuja inmobiliaria. "Bajo argumentos de reactivación económica o solución a la crisis de la vivienda, reaparecen proyectos residenciales de gran escala, urbanizaciones turísticas y desarrollos en primera línea de mar, ignorando la realidad de los impactos del cambio climático en esta zona y ocupando los últimos tramos del litoral, que quedan sin transformar en una costa saturada", avisan los ecologistas.
Al hilo, el documento también dispara contra la ampliación de la tercera pista del aeropuerto de El Prat, que amenaza las lagunas de la Ricarda y el Remolar. "Ambos espacios están protegidos con la máxima figura de protección europea, contienen hábitats de interés comunitario y valiosas especies vegetales y animales", señala Greenpeace, que avisa de que el proyecto supondría una "vez mortal" en un Delta del Llobregat que se encuentra "en estado crítico". También denuncian que la ampliación aumentaría el número de vuelos de una infraestructura, el aeropuerto, que ya es "la emisora mayor de gases de efecto invernadero" de Catalunya, lo que consideran una "clara contradicción" con los compromisos climáticos. Y no se olvidan del macrocomplejo turístico y casino Hard Rock proyectado en Salou.
Asimismo, Greenpeace avisa de que la Costa Brava, en toda su extensión, se encuentra "amenazada" por nuevas construcciones: señalan proyectos en Palafrugell (Aigua-xellida), en Palamós (Cala S'Alguer, en la Pineda d’en Gori) o Begur (urbanización Jardins de Sa Riera Living), que "siguen devorando espacios naturales". También lamentan que en las playas de la zona norte del área de Barcelona han perdido más de un 36% de arena, especialmente en el caso de Montgat, que ha perdido el 74% o el de Badalona (40%). Además, de acuerdo con las proyecciones actuales, en 2050 el nivel del mar en Catalunya subirá una media de 0,26 metros, lo cual supondrá un importante retroceso de la costa en el Delta de l'Ebre, el Delta del Llobregat y la Costa Daurada. Estas serán las zonas con más afectación, de acuerdo con Greenpeace, que ha elaborado un mapa:
- Tarragona: Delta de l’Ebre, cala Forn, cala Vidre, cala Calafató, platja de la Llosa, platja d’en Forés, platja de Ponent de Salou, cala Llenguadets, platja Llarga, cala Font, cala Crancs, platja de la Pineda, platja dels Capellans, cala Fonda, platja de la Punta d’en Guineu, platja de la Pallisseta y platja de Cunit.
- Barcelona: platja de Cubelles, platja Prat de Vilanova, platja de Gavà, platja de Cavalló, platja de la Murtra, platja de Sant Pol de Mar, platja El Morer y platja dels Pins.
- Girona: delta de la Tordera, platja de Fenals, platja de Lloret de Mar, platja de Sant Pol y platja de l'Estartit.
"Tan solo con una reducción moderada de las emisiones de gases de efecto invernadero se podría evitar el 40% del retroceso de las playas de todo el mundo", señala Greenpeace. Para eso, el grupo ecologista insta a reemplazar los combustibles fósiles, renaturalizar la costa y restaurar los tramos afectados, evitar construir en zonas afectadas y poner freno en la "turistificación" de la costa regulando y erradicando la oferta.