En pleno 2025 la necesidad de reciclar y respetar el medio ambiente es indispensable, ante las consecuencias que resultan evidentes con el cambio climático. Por este motivo os explicamos lo fácil que es reciclar una simple botella de plástico y lo importante y útil que es.

Todo empieza en el contenedor amarillo. Después de que un camión de recogida la transporte, su viaje continúa en una planta de clasificación. En estos centros, los residuos se clasifican según el tipo de material: diferentes variedades de plásticos, metales férricos, aluminio o briks, entre otros.

A partir de aquí, cada material se embala y se envía a la planta de reciclaje correspondiente. En el caso concreto del plástico, este se vuelve a separar por tipología, se lava para eliminar impurezas y finalmente se funde para convertirlo en pequeños gránulos de plástico. Estos gránulos se convierten en una nueva materia prima que permite fabricar productos tan diversos como nuevos envases, piezas para vehículos, camisetas deportivas, bolígrafos o tubos para la construcción.

Este proceso demuestra que reciclar funciona, pero también evidencia una condición esencial: hay que hacerlo bien. Depositar residuos mezclados o fuera del contenedor adecuado puede hacer que el material acabe siendo descartado y, en consecuencia, enviado a un vertedero o incluso al medio natural.

Por eso, las autoridades y las entidades medioambientales insisten en la importancia de la separación correcta de los residuos. Cada gesto cuenta. Cuando una botella se introduce en el contenedor correcto, no solo se reduce el volumen de desechos, sino que se da una nueva vida a los materiales y se contribuye a un modelo de economía más circular y sostenible.

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