Una de las imágenes que nos dejó la huelga del taxi fue la dimisión de Tito Álvarez, uno de los líderes del movimiento y cara visible de la protesta. La renuncia se produjo en pleno momento de efervescencia, horas antes de la votación que tenía que decidir si los taxistas ponían fin a la huelga o seguían colapsando Barcelona. Cuando todo apuntaba que el gremio acabaría por rechazar la oferta del Govern, que Álvarez se hiciera a un lado fue clave para dar un voto de confianza a las más que cuestionadas urnas y decantar la victoria.

El portavoz de Élite Taxi se ha desplazado a la capital española para encabezar las negociaciones con el presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido. La posición enrocada del gobierno regional ha espoleado las protestas de los taxistas madrileños, que han reaccionado con contundencia quemando contenedores en las puertas del Ifema e incluso iniciando una huelga de hambre este viernes. Álvarez llega a Madrid como uno de los artífices del acuerdo para establecer un tiempo mínimo de precontratación de 15 minutos y prohibir la geolocalización para las VTC.

Su figura como garante del cambio convierte la cara visible de las protestas en Barcelona en una voz autorizada y con muchos números de liderar el movimiento también en la capital española. El portavoz de Élite Taxi ya ha presentado su candidatura y los taxistas madrileños ya han sido testigos de su carisma y capacidad de liderazgo.

Tito Álvarez entra en la consejería|conselleria Sergi Alcàzar

Durante los seis días de huelga en Barcelona, Álvarez consiguió agrupar a todos los conductores bajo un mismo grito y dirigió las diferentes acciones que se llevaron a cabo con el fin de colapsar la ciudad y forzar el pacto con la Generalitat. Este taxista fue el hombre de referencia y el encargado de espolear a los manifestantes cuando hacía falta hacer ruido y poner calma en los momentos más caóticos. El líder de Élite Taxi había centralizado de tal manera las reivindicaciones entorno su persona que entre los conductores ya no se hablaba de continuar o no con la huelga, sino que la división era entre seguidores incondicionales de Tito y sus detractores.

Esta polarización fue precisamente la que llevó a Álvarez a renunciar. Después de muchos días de desgaste gestionando un gremio tan heterogéneo como los taxistas y de manifestar públicamente la voluntad de aceptar la propuesta del Govern, el portavoz se vio sobrepasado cuando fue fuertemente increpado durante la asamblea que tuvo lugar el miércoles pasado por la mañana. "¿Sabéis qué? Dimito. A ver si lo hacéis mejor vosotros", bramó el hombre. Lo que parecía una amenaza en caliente motivada por la tensión del momento, en frío se tradujo en la disolución sobre el papel del comité de huelga.

Con la cara visible del movimiento fuera de juego, algunas de las personalidades que habían participado en la organización de las protestas a la sombra del líder de Élite Taxi cogieron las riendas para asegurar que se celebrara una votación en condiciones. Iván Sesma Patxi o Luis López relevaron a Álvarez y se encargaron de que la jornada pudiera transcurrir con normalidad. Sin la renuncia del portavoz, el voto en las urnas quedaba muy condicionado por la figura mediática de un líder con fervientes seguidores pero con muchos detractores. La decisión de dimitir se acabó reafirmando con la ajustada victoria del sí a levantar la huelga y el líder de los taxistas se erigió en una de las figuras clave que posibilitó este acuerdo.