El Grupo Costa Brava Centro, que agrupa a unos 400 empresarios de la hostelería y el turismo, ha impulsado un proyecto para que este verano las diferentes terrazas del litoral gerundense sigan un mismo criterio.

Partiendo que las mesas tendrán que estar separadas dos metros entre ellas, proponen que inicialmente tengan cuatro sillas cada una –sin perjuicio que se puedan juntar- y que un camarero reciba a los clientes cuando lleguen y sea él quien los siente.

"Hemos estudiado diferentes fórmulas y esta nos parece la más adecuada", explica el gerente del grupo, Martí Sabrià. De momento, ya hay una decena de ayuntamientos –entre los cuales, algunos grandes como Platja d'Aro o Castelló d'Empúries- que tomarán a este modelo como referencia.

Si finalmente la Región Sanitaria de Girona entra en fase 1 próximo lunes, las terrazas de bares y restaurantes podrán abrir. Pero como subraya el Grupo Costa Brava a Centre, las medidas dictadas por el Gobierno han generado "controversia" en la Costa Brava, ya que parten de una reducción del número de sillas –el 50% del aforo- y no hablan, en cambio, "de personas por metro cuadrado".

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Trabajadores de un bar de Platja d'Aro preparando la terraza para la apertura|abertura inminente / ACN

"En Madrid, los bares y restaurantes pagan por silla que sacan a la calle; pero aquí, las licencias de ocupación se calculan por superficie", explica Martí Sabrià.

A partir de aquí, el Grupo Costa Brava recomienda que, de entrada, las terrazas tengan mesas cuadradas con cuatro sillas cada una. "Hemos estudiado cuál es la media de ocupación de una mesa de cuatro y la cifra que nos ha salido es de 2,7", explica Sabrià.

"Eso quiere decir que, en una misma terraza, habrá mesas con una sola persona, otras con parejas, otras ocupadas del todo... Y eso también ayuda a esponjar", añade al gerente, en referencia a las distancias de seguridad por la covid-19. Sin perjuicio, eso sí, que si viene un grupo de hasta diez personas, se puedan juntar mesas para sentarlos.

Camarero-recepcionista

Para garantizar que se cumplen las medidas de seguridad delante de la covid-19, el Grupo Costa Brava Centro propone que las terrazas tengan un camarero-recepcionista. Él será quien reciba a los clientes y se encargue de sentarlos y distribuirlos. "De esta manera, podrá repartirlos para que no se junten demasiadas personas en una determinada zona y pueda haber sensación de demasiada gente", concreta Martí Sabrià.

Además, este camarero también será quien se encargue de desinfectar las mesas cuando los comensales se levanten. Y de montarlas otra vez. "Nuestro protocolo concreta que, cuando los clientes se sienten, la mesa esté desnuda, y que después el camarero ponga los manteles de un solo uso, que son obligatorios, y los cubiertos y platos", dice el gerente del grupo.

Sabrià concreta que la figura del camarero-recepcionista, sobre todo, es adecuada para aquellas terrazas que tengan más de cuatro mesas. "En el caso de un bar que tiene tan sólo dos o tres, no es necesario; pero sí que las terrazas grandes tendrían que tener", explica.

"Imagen conjunta" de la Costa Brava

El objetivo del modelo de terrazas que propone el Grupo Costa Brava Centre es, precisamente, "contribuir a crear una imagen conjunto del territorio". Por eso, propone que los ayuntamientos del litoral se sumen al proyecto, y se ofrece a colaborar con sus equipos técnicos a la hora de aplicarla.

De momento, ya hay una decena de ayuntamientos que han decidido sumarse. Son Palafrugell, Palamós, Castell-Platja d'Aro, Calonge, Pals, l'Escala y Castelló d'Empúries (que incluye también la marina de Empuriabrava).