Versiones confrontadas por segunda vez. El periodista Saül Gordillo ha declarado este jueves ante la jueza de Badalona que mantuvo "actos íntimos consentidos" con una subordinada suya del periódico digital Principal, mientras que la redactora ha ratificado, tres horas antes, que fue una agresión sexual, que habría sufrido en el interior del vehículo de él cuando la llevaba a su casa el pasado 1 de diciembre, según fuentes judiciales. "Todo lo que pasó es ajeno al Código Penal", ha declarado Carles Monguilod, el abogado de Gordillo, al salir de la declaración ante la titular del juzgado de instrucción 5 de Badalona. Monguilod ha añadido que "no hay ninguna prueba ni evidencia que la sumisión química que describe sea imputable a Gordillo", y ha insistido en que la denunciante ha declarado que "no recordaba nada". En esta segunda denuncia por agresión sexual, Gordillo no ha hecho ninguna declaración. La jueza no ha aceptado las medidas cautelares de retirada del pasaporte y de personación en el juzgado para el exdirector de Catalunya Ràdio y de la ACN, que ha pedido el abogado de la víctima, José Ramon Sorni, que no ha querido hacer declaraciones a los medios de comunicación.

Los hechos pasaron el pasado 1 de diciembre, cuando la redactora y Gordillo celebraban la llegada de la Navidad en la sala Apolo de Barcelona, después de la cena de empresa, que pertenece al grupo 8TV. La redactora ha explicado a la jueza que había bebido bastante y que tiene flashes de lo que pasó aquella noche. Uno de ellos es que se abrazó a la primera redactora que denunció a Gordillo por agresión sexual por haberle hecho tocamientos no consentidos en la sala de fiestas. Por este caso, Gordillo fue a declarar como investigado el enero pasado en el juzgado de instrucción 6 de Barcelona, y negó la agresión. Después recuerda una escena en el vehículo, donde Gordillo le practica sexo oral, y posteriormente en su casa, cuando toma conciencia de lo que ha pasado, según fuentes judiciales. Sobre este relato, el abogado de Gordillo ha afirmado que la denunciante ha expresado en el juzgado que "ni recuerda si dio su consentimiento" para mantener unas relaciones, que no ha querido detallar para preservar la intimidad de las dos personas, además de insistir en el hecho de que "se tiene que mantener la presunción de inocencia de Gordillo". A pesar de las lagunas mentales, la redactora ha mantenido la denuncia contra quien era su superior jerárquico.

Sumisión química

La denunciante también ha expuesto que el día siguiente, al encontrarse mal, fue al CAP y le hicieron analíticas que demostraron que tenía benzodiacepinas en la sangre, que correspondían al medicamento Diazepan, y que ella no se tomó ninguna pastilla ni puede afirmar que Gordillo u otra persona le diese una. En este sentido, Monguilod también ha añadido que este medicamento "da somnolencia y el comportamiento que tenía ella, como se ven en los vídeos del Apolo, es distinto: Ella está activa y pasándoselo bien", a más de añadir que este componente puede estar hasta cinco días en el cuerpo y lo tienen otros medicamentos.

 "Sonriente" o "con rabia"

Además de los vídeos de la discoteca, la unidad especializada de los Mossos de Esquadra sobre agresiones sexuales (UCAS), añade en el atestado imágenes de la entrada de la vivienda de la denunciante, y describe que acierta a poner la llave a la primera y "esbozando una sonrisa", interpretación subjetiva de los Mossos que la víctima ha negado en el juzgado y ha asegurado que era una expresión de "rabia". Además, ha aportado un audio que envió a una amiga, en el que está muy afectada, según fuentes judiciales.

Con respecto a la primera denuncia, el abogado de Gordillo ha detallado que han presentado la pericial en que dos profesionales interpretan unas imágenes de la sala Apolo y niegan que la primera denunciante quedara en shock cuando sufre estos tocamientos del periodista. Una vez ratifiquen el informe, Monguilod ha avanzado que pedirán el archivo de la causa al juez de Barcelona. En este primer caso, la redactora también ratificó que lo que le hizo su superior atentó contra su libertad sexual.