Se acerca el verano, y con ello la peligrosa temporada de incendios forestales. Este año, con la drástica sequía que atraviesa Catalunya —a pesar de las recientes lluvias esporádicas—, los bosques se encontrarán inevitablemente en una situación difícil. En 2023, a pesar de la misma falta de lluvias, los incendios forestales consiguieron reducirse hasta un 78% respecto de la campaña anterior. Y esta vez el objetivo será mantener y rebajar las cifras. Más allá de los posibles incendios provocados por la acción humana, existe la inevitable posibilidad de los incendios eléctricos, causados por las torres de alta tensión que atraviesan las zonas forestales.

Para evitarlos, es indispensable la actuación sobre el terreno antes de que sea demasiado tarde. Las empresas energéticas propietarias de las torres eléctricas son las que se encargan de la limpieza y cuidado de la masa forestal que crece en torno a la red. Un ejemplo es el caso de Endesa, que ejecuta la acción desde el aire. En sus tareas, utiliza drones y helicópteros con cámaras térmicas y herramientas de escaneo láser para crear visualizaciones en 3D y vídeos en alta definición que permiten comprobar el estado de la red desde el aire. Estas tareas se complementan con inspecciones a pie de línea, con talas y podas selectivas de los árboles y arbustos que crecen en torno a las torres y el cableado para minimizar el riesgo de incendio.

 

Del total de 99.734 kilómetros de líneas eléctricas que Endesa tiene en Catalunya, el 53% son aéreas, un total de 52.628 kilómetros, y parte de ellas pasan por bosques o zonas con vegetación. Esta semana, la empresa ha mostrado a ElNacional.cat el funcionamiento de sus helicópteros y drones, además de la actividad a pie de línea con escaladas en los árboles. Las acciones han tenido lugar en el norte de Terrassa, justo al lado del Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l'Obac.

¿Cómo son las acciones de seguridad?

Una de las tareas que se llevan a cabo es la tala y poda selectiva para garantizar un espacio entre el bosque y los cables más próximos. Eso se hace en colaboración con agentes del territorio, como Bomberos, Agentes Rurales o Parques Naturales. Los profesionales suben a los árboles con la ayuda de arnés y cuerdas, y una vez arriba cortan con la sierra eléctrica las ramas seleccionadas. Además, también disponen de cascos con sistema de comunicación incorporado, brazaletes que alertan sobre posibles golpes de calor, y máquinas para desbrozar teledirigidas.

También se hacen inspecciones en helicóptero de las líneas con cámaras termográficas y se graban vídeos de alta definición, con un procesamiento de la información cada vez más semiautomático o automático. La termografía consiste en sobrevolar las líneas eléctricas con un helicóptero con una cámara de rayos infrarrojos, que detecta si hay o no algún punto caliente en el cableado. En caso de detectar alguna anomalía, se activa el mecanismo para arreglarlo de forma rápida, evitando así posibles incidencias y futuras averías. Con respecto a la opción de usar drones para comprobar el estado de la red eléctrica, estos van equipados con cámaras de alta resolución estabilizadas giroscópicamente para captar imágenes de las líneas, especialmente en puntos de difícil acceso.

"Nuestras líneas están sometidas a las inclemencias meteorológicas, y en las inspecciones se mira que no hayan sufrido un desgaste y que no los afecta creando puntos calientes", explica el jefe de mantenimiento de líneas de alta tensión y subestaciones de Catalunya de Endesa, Francesc López. En caso de encontrarlos, se activa el plan de reparación. "Con los drones nos podemos acercar más a la instalación que con los trabajos en altura", apunta, destacando que evita que el personal se tenga que subir a las torres, agiliza el proceso y reduce el riesgo para los trabajadores. Este año, la zona forestal es la que más hace sufrir, porque está "más seca del habitual". "Es un año de alto riesgo de incendio", concluye López.