Los peritos expertos en ingeniería y almacenes subterráneos que han declarado en el juicio del proyecto Castor a petición de la defensa de los dos acusados aseguran que la sismicidad que hubo después de la inyección de gas "se esperaba que se produjera" aunque el enjambre sísmico producido en el 2013 fue "muy pequeño" y sólo de magnitud 3. Así lo han explicado este martes, en la novena jornada del juicio que se sigue por estos hechos en la Audiencia de Castellón, diversos de los ingenieros citados a declarar en su condición de peritos por la defensa de los dos acusados, Recaredo del Potro y José Luis Martínez Dalmau, expresidente d'Escal UGS y exconseller delegado de la empresa concesionaria, y para|por la misma empresa.

Uno de los peritos, Isaac Álvarez, ingeniero experto en yacimientos de hidrocarburos, ha relatado los hechos ocurridos en torno a Castor en el 2013 y ha explicado, según consta en su informe, que el proyecto cumplía con los estándares más exigentes, con respecto a las instalaciones del Mar del Norte, y estaba certificado "para empresas de primer nivel". Álvarez ha relatado que los seísmos llegaron con el tercer periodo de inyección, y estos fueron notificados por el Observatorio del Ebro, delante de lo cual "Escal actuó con total transparencia", comunicándolo a las autoridades.

Unos movimientos tectónicos, ha dicho, que "se esperaban" y "se sabían" a causa de la naturaleza de la actividad -cosa que ha pasado en otros almacenes de gas- y por eso "se instalaron los sismógrafos, para controlarlos". Para este experto la zona -delante de las costas de Vinaròs (Castelló)- era de "bajísima peligrosidad sísmica", el almacén "tuvo una buena reacción a las pruebas" y "se tenía presente en todo momento no sobrepasar la presión de 49 bares marcada por el Instituto Francès del Petroli". Y ha añadido, "no había sensación de riesgo", y cuando empezaron a registrarse seísmos -a partir del 10 de septiembre de 2013- "se acordó reducir el caudal nominal de inyección a la mitad", lo cual "redujo la sismicidad". También ha dicho que el día 24 (después de haber parado la inyección el día 17) se produjeron nuevos seísmos y "empezó la alarma en la prensa", aunque "los especialistas del IGN (Instituto Geográfico Nacional) y del Observatorio del Ebro decían que la sismicidad no estaba fuera de la normalidad".

Los dos peritos del Instituto Francés del Petróleo que también han comparecido en calidad de expertos a petición de la defensa han dicho que situaron en 49 bares el tope de presión que podía ejercerse sin peligrosidad, mientras que otro perito ha indicado que el valor máximo que se ejerció fue 2,3 bares.

El profesor Julián Bommer, experto en riegos sísmicos, ha explicado que el entorno del Castor presentaba "muy baja amenaza sísmica" y cuando tuvieron lugar los terremotos, que fueron "muy pequeños", la respuesta d'Escal fue "muy responsable". El experto ha dicho que la intensidad no superó los 3 grados, hecho "lejos de causar daños, aunque pueda ser percibidos para|por la población", y ha dicho que, a pesar de eso, "la reacción inmediata fue reducir sustancialmente el caudal".

El enjambre sísmico producido a partir del 24 de septiembre, ha dicho, era "congruente" con la sismicidad natural de la zona y ha indicado, en cuanto al origen de estos seísmos, que hoy por hoy "no hay consenso a la comunidad científica sobre qué falla|fallo los causó" aunque "hay consenso que fueron pequeños y no se produjeron a la falla de Amposta", sino en otras fallas más pequeñas y más profundas.

En este sentido no ha negado la correlación temporal y espacial de la inyección y los seísmos, pero ha aclarado que la activación de la falla de Amposta "era muy improbable por su geometría y porque el cambio de presión necesario para activarla era muy menor en el establecido". Además, ha añadido, las fallas más profundas que los estudios apuntan que fueron donde se originaron los seísmos "estaban en estado crítico" y la liberación de energía y la posterior generación de seísmos "se habría producido de manera natural, aunque se dispararon por efecto de la inyección de gas".

La informe clave de la defensa

El informe francés para establecer la presión máxima de seguridad al Castor se basó en datos de la promotora Escal UGS. Es el documento que, con diferencia, más veces se ha mencionado durante el juicio que sigue en la Audiencia de Castellón por los terremotos del proyecto Castor. La defensa ha utilizado el informe que el año 2011 elaboró el Instituto Francés del Petróleo (IFP Energies Nouvelles) para definir las presiones máximas de inyección que podía aceptar de forma segura el almacén como el más relevante aval técnico del proyecto. Este martes, coautores del estudio del IFP han admitido en la vista oral que no controlaron todo el proceso: los datos geológicos para elaborar al "modelo de simulación" no las consiguieron, ni validar en origen a los técnicos de la institución, sino que fueron facilitadas por Geostock, empresa subcontratada por la promotora Escal UGS.

Ya desde la primera jornada de la vista oral se han multiplicado, por parte de la defensa de los acusados –el expresidente d'Escal UGS, Recaredo del Potro; el exconseller delegado, José Luis Martínez Dalmau, y la misma sociedad mercantil- las alusiones al estudio del IFP y el prestigio de la institución. Un argumento que el mismo del Potro había utilizado de forma recurrente desde que estalló la crisis sísmica a raíz de las inyecciones de gas en septiembre de 2013.

El estudio de 2011 del IFP, titulado 'Estudio geomecánico del almacén Castor', tomaba como base uno primero elaborado en el 2009. Según han declarado en la Audiencia de Castellón en calidad de peritos a dos de los coautores, Nicholas Guy y Axelle Baroni –el coordinador, Jean François Nauroy, no ha asistido-, no se tuvieron que rehacer los cálculos previos. El objetivo era, han explicado, determinar la máxima presión que podían soportar las rocas del almacén sin riesgo de fractura y movilizar las fallas próximas.

El exceso de presión máximo que recomendaban era de 49 bares: durante toda la vista, la defensa de los acusados no ha perdido la ocasión de repetir y preguntar a sus peritos sobre la cuestión, remarcando que en ningún momento se sobrepasaron los 8 bares durante la inyección. La cifra, han recordado de forma insistente, estaba avalada por el estudio del organismo francés.

A preguntas de Fiscalia, sin embargo, los técnicos del IFP han revelado que los datos geológicos para llegar a esta conclusión no los obtuvieron ellos mismos, sino que fueron facilitadas por Geostock, subcontrata de la promotora. "Teníamos datos sobre pozos, datos sísmicos y sobre la propiedad de las rocas para efectuar a los modelos de simulación", han reconocido. También recibieron los datos sobre la geografía de las fallas submarinas por parte de esta empresa.